Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Las Vecinas de la Calle J

Desde hace 10 años, este grupo integrado por seis drags ofrece un show divertido hasta las pestañas

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Hace una década, un grupo de seis chicos se unió por el impulso de travestir su percepción sobre un escenario.

La idea era satisfacer las ganas de ponerse pelucas sobre plataformas altísimas, pero sin verse obligados a usar corsé o un brasier relleno de servilletas y papel higiénico.

Ser una drag fue la opción perfecta. Este grupo forjó su personalidad al asignar un color distinto a cada miembro. Así daban vida a la bandera del orgullo lésbico gay (aunque en la Ciudad de México se agrega una "T" a la menor provocación).

En ese entonces, la escena de lentejuela inspirada en la filosofía de Divine o RuPaul era dominada por dos pandillas pioneras en el cross-dressing extravagante del DF: Las Divas y Las Hermanas Vampiro.

Las primas, las amigas o las comadres parecían ser la opción lógica de esa jotérrima secuencia para su nombre.

"El personaje azul, quien vivía en Coapa, nos lo sugirió", comenta Roberto García, cofundador del grupo. Esta letra era un divertido anillo al dedo.

Establecieron algunas reglas básicas, pero inquebrantables: serían seis drags con un show divertido hasta las pestañas. Nada de escoger a un parroquiano despistado y humillarlo (algo común en los shows travestis en México).

El espectáculo de Las Vecinas de la Calle J recorría distintos puntos de la ciudad y de otros estados. Son legendarios títulos como La noche del chacal.

Del grupo originario sólo quedan Roberto García y Marco Antonio Flores. Aunque ya no se maquillan ni usan estolas en los hombros, dirigen a la nueva generación de vecinas.

Su último espectáculo fue Dragastrófic@, sketches con irreverentes intervenciones musicales sobre los distintos estados de ánimo femenino.

Facebook: LasVecinasDeLaCalleJ

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