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Hace cinco años esta "reina chula" comenzó a escribir en la revista Emeequis la columna El manual de la buena lesbiana, una especie de guía autobiográfica de "buenas costumbres lésbicas". El manual se convirtió en un libro, referente de la cultura homosexual mexicana, del que incluso se planea una segunda parte. Platicamos con la experta en "lechugas".
¿Qué hace una buena y una mala lesbiana?
Las buenas se divierten y salen a la luz pública. La mala le va al América, es priísta o panista. Todas somos buenas, en realidad mi libro es un pretexto idiota para hablar de nuestra población desde distintas ópticas.
El libro es ligero, haces parecer que todo es fácil. ¿Fue así salir del clóset?
Llevo 20 años fuera del clóset y claro que fue un drama. Te rompes mil veces y la familia se hace trizas por una temporada. Sin embargo, yo estoy en condiciones de privilegio porque mi vida no corre peligro, como es el caso de muchas lesbianas del país. El precio que pagas es mínimo en comparación con la libertad que tienes.
Dices que clóset ni de caoba.
Por más que tengas hasta vestidor, éste no deja de ser un pequeño espacio. Te asfixias dentro de él.
¿Por qué muchas lesbianas odian esa palabra?
Hay una lesbofobia internalizada que significa que tú te odias por ser así. Dicen que la palabra es fea, en cambio, si dices gay significa Pet Shop Boys, Freddie Mercury, cool, hipster. Pero si dices lesbiana imaginas: machorra, de pelo corto, que vive en Iztapalapa. Hay muchísima discriminación y clasismo.
Tú usas el término "lechugona".
Es una chunga con mis amigas lesbianas. El término lechuga me dio para una conversación con María Renée (Prudencio) en la que decíamos: "ella es escarola", "fulana es tipo sangría", "aquella es como baby", pura estupidez para darle diversión al asunto y reposicionar el término lesbiana.
Hablas de Lesbiland, ¿cuál sería tu tierra de lesbianas ideal?
Hay una escritora española, Isabel Franc, que hizo su obra con todos los personajes mujeres y lesbianas. La detective del libro se está tomando un café mientras analiza un expediente, entonces la mesera le coquetea y se van a coger. Sería un mundo ideal donde sólo hubiera lesbianas y todas te tiraran la onda.
En un capítulo dices: "Hay días en que amanezco pensando que nunca voy a tener los mismos derechos". ¿Cómo lo ves ahora?
Sigue igual. Siempre me comparo con mi amigo Andrés que es hombre, gay, director de teatro y cabaretero, igual que yo. Él siempre va a poder caminar en la calle a las tres de la mañana, yo no.
El manual de la buena lesbiana. Emeequis Ediciones. De venta en: Foro Shakespeare, Teatro Bar El Vicio, Cafebrería El Péndulo.
¿Qué hace una buena y una mala lesbiana?
Las buenas se divierten y salen a la luz pública. La mala le va al América, es priísta o panista. Todas somos buenas, en realidad mi libro es un pretexto idiota para hablar de nuestra población desde distintas ópticas.
El libro es ligero, haces parecer que todo es fácil. ¿Fue así salir del clóset?
Llevo 20 años fuera del clóset y claro que fue un drama. Te rompes mil veces y la familia se hace trizas por una temporada. Sin embargo, yo estoy en condiciones de privilegio porque mi vida no corre peligro, como es el caso de muchas lesbianas del país. El precio que pagas es mínimo en comparación con la libertad que tienes.
Dices que clóset ni de caoba.
Por más que tengas hasta vestidor, éste no deja de ser un pequeño espacio. Te asfixias dentro de él.
¿Por qué muchas lesbianas odian esa palabra?
Hay una lesbofobia internalizada que significa que tú te odias por ser así. Dicen que la palabra es fea, en cambio, si dices gay significa Pet Shop Boys, Freddie Mercury, cool, hipster. Pero si dices lesbiana imaginas: machorra, de pelo corto, que vive en Iztapalapa. Hay muchísima discriminación y clasismo.
Tú usas el término "lechugona".
Es una chunga con mis amigas lesbianas. El término lechuga me dio para una conversación con María Renée (Prudencio) en la que decíamos: "ella es escarola", "fulana es tipo sangría", "aquella es como baby", pura estupidez para darle diversión al asunto y reposicionar el término lesbiana.
Hablas de Lesbiland, ¿cuál sería tu tierra de lesbianas ideal?
Hay una escritora española, Isabel Franc, que hizo su obra con todos los personajes mujeres y lesbianas. La detective del libro se está tomando un café mientras analiza un expediente, entonces la mesera le coquetea y se van a coger. Sería un mundo ideal donde sólo hubiera lesbianas y todas te tiraran la onda.
En un capítulo dices: "Hay días en que amanezco pensando que nunca voy a tener los mismos derechos". ¿Cómo lo ves ahora?
Sigue igual. Siempre me comparo con mi amigo Andrés que es hombre, gay, director de teatro y cabaretero, igual que yo. Él siempre va a poder caminar en la calle a las tres de la mañana, yo no.
El manual de la buena lesbiana. Emeequis Ediciones. De venta en: Foro Shakespeare, Teatro Bar El Vicio, Cafebrería El Péndulo.
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