Entras en cuestión de segundos, así de rápido. En el cubículo que debió ser la taquilla del teatro o cine hace muchas décadas, pagas $80 pesos (incluye acceso a Teatro Garibaldi), jueves gratis, escaleras cuesta arriba te ponen un sello verde nuclear. Te enfrentas a una especie de agitado vestíbulo que casi de inmediato te muestra la cabina del dj que suelta éxitos de divas pop y las 40 principales del reguetón.
La barra ofrece cuatro chelas por $100 o gin tonics de a $75 y más coctelería que llega a los $120. Lo que antes fungía como mezzanine con dulcerías cuando esto era un centro de entretenimiento familiar, hoy funciona como pista de baile desenfrenada. Amén de la recien inaugurada terraza, que comparte con Teatro Garibaldi, es un gran espacio con ventanales hacia la Plaza Garibaldi y plantas colgando del techo.
Ojo: a pesar de lo funcional y de limpieza básica del lugar, los baños pueden ser una experiencia escatológica, muy similar al de Mark Renton cuando se ve obligado a rescatar sus supositorios del váter más sucio de Inglaterra, esto de ninguna manera merma la diversión, sólo... téngalo presente.
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