Lo queer establece que la sexualidad y el género son construcciones elaboradas desde lo sociocultural, más que de una determinación biológica. Utilizar el término queer (raro, extraño) es un acto disidente y de visibilidad para posicionarse contra el cerrado sistema binario hombre-mujer y para incluir otras sexualidades e identidades de género periféricas.
Con fuertes bases en el feminismo, la cultura y la teoría queer, la danza reúne un conjunto de ideas y actitudes que reflexionan sobre las identidades y cuestionan el sistema de heterosexualidad obligatoria.
En la danza se hacen evidentes las normas que dictan cómo y dónde se deben mover los cuerpos. Paradójicamente, bailar es uno de los terrenos más fértiles para escapar de estas reglas en relación con el deseo, el placer y la identidad. Moverse y disfrutarlo genera un espacio para criticar y escapar de las normas que rigen y violentan a algunos cuerpos mientras que privilegian a otros.
Ya sea desde los escenarios, el espacio público y hasta en las fiestas, José Rivera, Mariana Arteaga y la casa de vogue House of Mamis son ejemplos de personajes de la ciudad que trabajan con el goce, la potencia política y la libertad de las corporalidades a través del baile.
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