Cuando era niño, después de ver una película en canal 9 seguían las luchas, y así fue como conocí a Cassandro (Saúl Armendáriz), un luchador exótico que rompía con el estándar masculino en el arte del pancracio. Además de su vestimenta colorida llena de lentejuelas, me llamó la atención su feminidad: conocí a alguien que era como yo.
Cassandro perdió aquella noche frente a un luchador que pesaba y media al menos el doble que él, pero sin querer esa noche me dio valor y ganó a un seguidor más. A casi 20 años de esta anécdota, el festival Ambulante —que se llevará a cabo del 2 al 16 de mayo en la CDMX— presenta Cassandro, el exótico, documental que hace un recuento por la vida del luchador. Aquí lo que el protagonista me contó sobre su paso al cine.
¿Por qué decidiste llevar tu vida a la pantalla grande?
Conocí a la directora Marie Losier en Xochimilco, para hacer otro trabajo. Entre las entrevistas en una trajinera me dijo: “Tu vida está llena de color, drama y dolor, pero también de éxito y de mucho cambio social”. Así nació todo. Grabamos cuatro años y hubo un año de postproducción para entrenar en el festival de Cannes en 2018.
Has empoderado a la comunidad LGBTTTI desde el ring. Ahora, con este documental, ¿cuál es tu intención?
Uso mi cuerpo políticamente y mi plataforma es la Lucha libre, ahí encontré mi voz. Sigo abriendo la puerta a las nuevas generaciones, para que no tengan miedo a la discriminación ni al rechazo. Tengo 30 años como luchador profesional, soy como la cabeza de los exóticos y ahora me toca ser un mentor y ayudar a los nuevos. Doy lo que la gente y luchadores no me quisieron dar, pues he sufrido mucho en la vida; me han golpeado mucho (tengo siete cirugías), me han discriminado, pero desde el 2000 todo ha cambiado.
¿Qué crees que le falta a los luchadores exóticos actuales?
Hace cuatro años hice una convocatoria para que asistieran todos los exóticos de México. Nos reunimos 33 exóticos en la Arena Azteca de Nezahualcóyotl y nos dimos cuenta que hay muy pocos exóticos homosexuales, hay más heterosexuales. Cuando me subo al ring le digo a los contrincantes: “vamos a luchar, enséñale a la gente por qué estamos arriba del ring”, no porque soy glamuroso, sino porque soy luchador profesional. En Estados Unidos conozco a dos luchadores transgénero, en Francia a uno y en México a tres.
¿Cuál fue tu parte favorita del documental?
Me dio mucha risa cuando estoy preparándome para salir a luchar, temblando de nervios y la directora me dice “break a leg” como te dicen en el teatro, y le dije no, ni te creas, aquí en la Lucha libre no dices esas palabras. La gente que ha visto el documental se ríe porque ella lo dice en buena onda y yo así de “no, ya me la rompí tres veces”. Al final hay mamás llorando, los señores se me acercan y me dan las gracias por haber cambiado su perspectiva y así vas abriendo mentes poco a poco. Hay mucho daño, pero mucha sanación.
El documental se ha presentado en varios festivales. ¿Cuándo tendrá un estreno en forma?
El estreno en Estados Unidos es el 19 de julio. En México tuvo una exhibición en el FICM 2018 y luego estuvimos en la Cineteca Nacional, pero seguimos viajando; en el Festival de Mar de Plata ganamos el Premio SIGNIS que otorga la Asociación Católica Mundial por la Comunicación a Mejor película Internacional. Los sacerdotes me dieron una carta tan bonita y vaya que con todo lo que ha pasado con ellos en los últimos años, no solo por mi vida, sino por mi identidad sexual, eso fue muy bonito.
Cassandro, el exótico Dir. Marie Losier. Francia, 2018.
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