En la búsqueda de nuevas formas de ejercitarse, descubrimos la acroyoga y la aeroyoga, dos opciones que, literalmente, te harán volar.
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Alejandro Quiyono, primer instructor certificado ante el Instituto de Acroyoga en Estados Unidos, la define como una disciplina centenaria que fusiona movimientos de yoga, técnica acrobática y la sutileza del masaje tailandés. Hora y media de clase se van entre juego y ejercicios rigurosos para fortalecer los músculos. Cada sesión consta de tres fases: trabajo dinámico (con ejercicios en serie de alto impacto denominados insanity), relajación (con posturas de yoga) y la de terapia (masaje), cuyas técnicas varían de acuerdo al estado anímico del grupo.
Ofrece clases de antigravity, una actividad que se realiza en hamacas y permite al alumno ponerse de cabeza y ejecutar ejercicios de inversión y posturas que activan la circulación sanguínea, la oxigenación del cerebro y la optimización de los sistemas endocrino y linfático. Según el instructor Alex Neuman esta práctica nació de la compañía de entretenimiento y espectáculos Antigravity, creada por Christopher Harrison, en 1991. Integra los movimientos del yoga y elementos de la danza aérea.
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