Alejandro Quiyono, primer instructor certificado ante el Instituto de Acroyoga en Estados Unidos, la define como una disciplina centenaria que fusiona movimientos de yoga, técnica acrobática y la sutileza del masaje tailandés. Hora y media de clase se van entre juego y ejercicios rigurosos para fortalecer los músculos.
Cada sesión consta de tres fases: trabajo dinámico (con ejercicios en serie de alto impacto denominados insanity), relajación (con posturas de yoga) y la de terapia (masaje), cuyas técnicas varían de acuerdo al estado anímico del grupo.
Aquí es importante la comunicación con los compañeros de clase, pues frecuentemente se trabaja en triada: la persona base con energía tierra (que soporta y controla el cuerpo de su pareja), el volador de energía aire (quien realiza los movimientos de vuelo) y el cuidador (el instructor los vigila).
Alejandro acepta alumnos con alguna preparación física a partir de los 20 y hasta los 50 años. Para los pequeños hay clases especiales de acrokids.