El santuario dedicado a una de las marcas italianas más importantes del mundo por fin abrió sus puertas. No hay por qué mentir: siempre es emocionante cuando una marca legendaria como Prada llega a México. Esto, sin duda, advierte que el país se ha puesto en la mira de varias marcas de lujo que han abierto boutiques en la ciudad.
Prada inició en 1913, cuando Mario Prada, su fundador, se dedicaba a hacer maletas, zapatos y bolsas en Milán. Pero fue hasta 1978, año en que Miuccia Prada, la nieta de Mario, se puso al frente de la compañía, dándole un nuevo giro y llevándola al prêt-à-porter de lujo. A partir de ahí, la marca se convirtió en una de las más reconocidas a nivel mundial, compitiendo con su competencia en Italia y París.
Una de las características de la casa de lujo es su constante innovación, pues se han preocupado por colaborar con creativos como los arquitectos Rem Koolhaas y Herzog & de Meuron, a la hora de abrir nuevas tiendas, por ejemplo.
La tienda en DF, por supuesto, comparte calle con otras grandes marcas como Louis Vuitton y Gucci. Aunque en la boutique no encontrarás los diseños más alucinantes de las colecciones que se presentan en Milán; sí hay una buena oferta de ropa, bolsas y zapatos para hombre y mujer repartidos en los dos pisos de la tienda.
¿La calidad? El certificado Made in Italy lo dice todo. Eso sí, como seguramente imaginas, el precio de una bolsa bien puede pagar dos meses de tu renta. Así que piensa dos veces antes poner poner un pie en este local, o tu tarjeta llegará a su límite y serás un homeless con Prada, pero homeless al fin.
La recomendación siempre es ver las compras de lujo como una inversión; recuerda que no se trata de gastar por gastar, sino de que inviertas en algo que además de gustarte, tiene una gran calidad. Que el apellido de Miuccia esté en la etiqueta es un plus.
