Toqué el timbre. Un chico muy amable salió por mí. Justo antes de entrar a la recámara, una pareja de hombres sale con una eminente alegría fresca. Se quieren dar toquecitos con las yemas de los dedos, pero uno le dice al otro: “¡Que no te toques, babosa!”.
“Muy importante: mi spa no es exclusivamente para gente gay. Más bien, es exclusivo para hombres que quieran nuestros servicios impartidos por hombres. Este es un centro de calidad, por lo que toda connotación sexual queda fuera de lugar. Bajo esta premisa, los que se sienten cómodos con mi concepto son los hombres gays”, explica Alfredo Fajardo, dueño de Kahuil Spa.
Para llegar al Kahuil Spa hay que salir de esa zona de confort del tramposo triángulo Roma-Condesa-Polanco, así como de la agitada monotonía de la Zona Rosa. Para algunos arriesgados puede ser una aventura urbana que bien vale por el trato personalizado y, sobre todo, por su especialidad clínica.
“Siempre que hay un lugar que se anuncia como spa ves la imagen de una mujer con los ojos cerrados junto a una florecita. ¡Se ha dejado de lado a los hombres! Como si a nosotros no nos importara cuidarnos la piel, bajar de peso o desestresarnos”, explica Alfredo.
El hecho de que no tenga un letrero que indique la existencia de un spa, le da un aire sugestivo con un inocente cosquilleo de que estás a punto de hacer algo clandestino. Sin embargo, luego de atravesar su apacible jardín, todo se convierte en un ambiente relajado y respetuoso.
Kahuil Spa está especializado en el comportamiento y cuidado de la piel masculina. Entre las terapias que ofrecen se encuentran tratamientos faciales (limpieza, exfoliación, hidratación, tonificación con efecto botox, nutrición facial y mascarilla antidescongestionante) que cuestan entre 600 y 800 pesos. Utilizan productos de España, México, Brasil y Alemania.
Este spa no es precisamente un rincón con derroche de lujos, pero encontrarás una variedad de masajes terapéuticos, como el de conchas de mar (terapia de calor que consiste en conchas calientes que se aplican sobre el cuerpo aceitado). Recomendado para dolores agudos de hombro, cuello y espalda.
O bien, déjate consentir con el de crema de lavanda con perlas de cítrico, ideal para las contracturas. El de varas de bambú con aceite de chocolate y el de mirra, sándalo y albahaca son buena opción. Los precios de los masajes varían de acuerdo a su duración (entre 600 y mil pesos) y algunos de ellos los da el mismo Alfredo Fajardo.
Nota curiosa: Alfredo dice que de sus clientes, los que más piden tratamientos faciales son los hombres mayores de 30 años de edad, mientras que los menores de ese rango están más preocupados por depilarse el vello de la espalda, servicio que también ofrecen.
Constantemente tienen promociones, como dos masajes por 800 pesos o un masaje más tratamiento por mil pesos, pero cambian de acuerdo al mes, así que se debe preguntar.
Antes de salir, Alfredo me pregunta si puedo abrirle la puerta a su siguiente cita. Son las nueve de la noche. Al parecer conoce los nombres de todos sus clientes.