Justo enfrente de Delirio, el restaurante de Mónica Patiño, se encuentra la nueva tienda de Carla Fernández. En los aparadores se identifican las prendas que le han valido reconocimiento internacional a la diseñadora, tales como los famosos diseños con los que rinde homenaje al arquitecto Luis Barragán.
Cada detalle de la tienda está cuidado, desde la posición alineada de la ropa, hasta la forma en que se exhiben en aparadores las pulseras molinillo, hechas por el artesano Juan Alonso.
Esta tienda es como un repaso por la carrera de la diseñadora. La prueba podría ser El manual de la diseñadora descalza, un libro en el que Carla aborda las características de las prendas de diferentes comunidades indígenas, así como el patrón geométrico que siguen en sus diseños, y que está disponible para que el público pueda hojearlo.
Casi toda la ropa en venta es unisex, unitalla y uniage, siendo la última una categoría establecida por la diseñadora que se refiere a una pieza que puede ser usada por una chica de 17 o alguien de 70 años. La garantía es que en ambas lucirá bien.
En los racks encontrarás sus más recientes colecciones, como la de primavera/verano 2014, en la que trabajó, a través de su taller Flora, con cinco comunidades de Yucatán. Cada pieza retoma rasgos distintivos de esas regiones como pompones y figuras bordadas con hilos coloridos. En las etiquetas de la ropa está un link de YouTube en el que se puede ver el proceso de construcción de cada prenda.
Los precios van desde 150 pesos en calcetines, blusas de 800, diseños Barragán de 2,200 e incluso trajes hechos a la medida que pueden costar hasta 25 mil pesos. El precio no está a discusión por todo el trabajo que hay detrás que, francamente, lo vale. Además próximamente habrá una colección de zapatos hecha por tejedores de huaraches de León, Guanajuato.