El mito dice que todo el que se diga hombre (en serio), tiene una buena barba. Es por eso que el ritual de cuidado del hombre es tanto o más específico que el de una mujer. De ahí que los barberos hayan sobrevivido por siglos.
Hoy en día una barbería es el equivalente masculino del manicure femenino. Los caballeros que se cuidan, están dispuestos en invertir tiempo y dinero en el delicado (y rudo a la vez) vello facial que tanto cuesta hacer crecer.
Siguiendo ese discurso, el nuevo santuario de la masculinidad recién abrió sus puertas en la Juárez. Esta sede de la Barbería Capital mantiene la esencia de su hermana en la Roma, es decir, también te ofrecen chela o whisky a cualquier hora del día.
Si has visitado la primera sucursal, seguramente sabrás que, a diferencia de las barberías de barrio que aún existen por ahí, los cuidados, sobre todo de higiene, son una diferenciador. La muestra es que no se usa la misma navaja para afeitar a más de un cliente, sino que con cada uno se utiliza una desechable.
También hacen cortes de pelo y están a la venta todos los productos que un dandy urbano necesita para tener el cabello y la barba bien lustrados todo el día.
Olvídate del prestobarba, la melena en la cara es irresistible para las mujeres, así que aplícate y cáele a este local.
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