
Desde que abrimos una botella de La Grange Neuve De Figeac Grand Cru 2004 comienza a desprender aromas intensos, parecidos a las violetas e higos cristalizados.
Una vez servido en la copa desprende un rojo que es ligeramente intenso por la evolución que ya ha tenido entre barrica y botella. Los aromas comienzan fluir y recuerdan frutos negros, azafrán, laurel y ceniza de tabaco. Es un vino con un equilibrio perfecto entre alcohol y acidez, que es generoso, lo que le da tonos de complejidad. Durante largo tiempo expresa muchos mas aromas como caramelo y almendras con chocolate lechoso.
Se lleva excelente con un plato de Paella de verduras o una ensalada fría de papa con alcachofa.
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