La gastronomía china es de las mejores del mundo y los restaurantes de la Ciudad de México no se podían quedar atrás para respaldarla. Si te encanta la cocina de especias, la comida japonesa o la cocina coreana, tampoco dejes de probar más del oriente en estos rincones de la CDMX.
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Comida china en la CDMX
Después de visitar este negocio de comida china-cantonesa, aparecen en el ánimo dos certezas: uno, este es el mejor restaurante de comida china de la ciudad; y dos, no les importa en absoluto serlo.
Lo que destaca de inmediato en Ka Won Seng es la extensa variedad de mariscos. Esto se debe a que los chefs y dueños de este restaurante provienen de la región costera de Cantón, China, de donde son algunas recetas muy específicas e inéditas en la CDMX.
Aquí reciben con cariño a sus paisanos, que llegan en familias numerosas y comparten su comida en las tablas giratorias de madera llenas de comida en el centro de las mesas. Pero cuando se trata de gente local, el servicio no es cálido sino más bien un acto de tolerancia necesaria.
Para evitar malos ratos lo recomendable es llegar a la hora del buffet. Miércoles y sábados poco antes de las seis de la tarde comienza el festín glorioso de los hotpots. El buffet ofrece casi exclusivamente ingredientes crudos que uno procede a calentar en una ollita hirviente de caldo de pescado. El proceso es divertido, delicioso y llenador. Para los alérgicos a los mariscos la recomendación es el curry chino, con verduras y huevo.
Una recomendación más es cuidarse de la grúa o llegar a pie. La colonia Moderna es un tesoro poco explorado de comida nacional y de otros países del mundo.
La elección de un restaurante siempre delata el antojo del día. Si el paladar exige sabores intensos, condimentados y exóticos, es muy probable que nuestro radar culinario apunte directo a Asia, especialmente a Tailandia, Vietnam, Marruecos, India o China. En esta región, el uso de las especias más potentes es asunto de todos los días.
Conscientes de ello, los cuatro socios de la Crêperie de la Paix concibieron un concepto que reuniera los sabores de esos países en un menú que funciona como un continente imaginario. Adecuaron un pequeño pero agradable lugar en la Condesa, sobre Michoacán y a unos pasos de la crepería, con detalles orientales que en su discreción guardan el encanto, remontándonos a un bistró concebido bajo parámetros orientales.
Se agradece que, recién estás leyendo la carta, el mesero coloca una canasta con delicioso pan de comino que puedes aderezar con el paté de aceitunas que lo acompaña. Sorprende que la carta de bebidas apenas incluya sake (sin que haya un solo platillo japonés), té verde (muy recomendable) y cerveza china Tsingtao (la más predecible). Lo mismo podemos decir con los postres, que exceptuando los helados artesanales con esencias de oriente, están más emparentados con la oferta francesa de la crepería que con alguna delicia china o marroquí.
Para comenzar recomendamos la sopa thom yam kung, una fusión tailandesa de shiitake con leche de coco y un toque de limón. Para los días cálidos, el summer roll vietnamita te refrescará con su...
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En pleno barrio chino puedes enloquecer si vas con hambre. La calle de Dolores es la viva historia de la llegada de China a la capital mexicana; la vista y los olores reiteran la evolución y la fusión de nuestras culturas.
En un rincón del Centro está el restaurante Hong King; uno de los más antiguos en esta calle y uno de los preferidos de quienes conocen la zona por la calidad de los platillos, el precio, su terraza (en el segundo piso) y la limpieza del comedor y la cocina. El lugar es todo eso, entre rojos dorados y dragones te confunde haciéndote sentir fuera de la ciudad.
Desde que tomas tu mesa te ofrecen una jarra de té de jazmín caliente, excelente para abrir el apetito mientras exploras la carta y decides. Lo mejor es venir acompañado y pedir alguno de sus tres paquetes con porciones generosas. En esta visita decidí probar el número dos ($135 por persona) con una jarra de té de jazmín helado (aparte).
Primero, llegó a la mesa la sopa de won ton. El caldo, de verduras, estaba muy caliente y bien sazonado, quedó aún mejor con unas gotas de salsa de soya oscura (más espesa que la tradicional) y una cucharadita de salsa de chiles rojos y de árbol, picante en extremo. Los won ton estaban suaves y algunos se alcanzaron a romper, pero el relleno de carne tenía muy buen sabor y combinaba perfecto con el resto del caldo. Una excelente manera de romper el hielo con la cocina.
El segundo y tercer platillos fueron pollo almendrado con verduras y chop suey mixto (pollo y...
Hay pocos restaurantes chinos buenos en México y el Asian Bay es uno de ellos.
Todo empezó cuando el chef Luis Alfonso Chui se fue a estudiar gastronomía a su ciudad natal: Shanghai. En ese entonces su familia ya tenía el único restaurante chino decente de la calle de Dolores (el Shanghai), por lo que ya conocía el know-how de la industria alimenticia. Al regresar, Luis decidió convertir su propia casa en un restaurante que pronto superó al de sus padres.El lugar cuenta con dos menús: uno para los que se asustan con experiencias exóticas al paladar y otro para los rudos (o los chinos) con platillos que no cualquiera se atreve disfrutar pero cuya sazón complace a alredador de una centena de sus paisanos a la semana.Podríamos hacer un gran listado de los platillos más sublimes del menú: todo es bueno. De entrada recomendamos el ha kao (dim sum), hecho con pasta transparente y relleno de camarones al vapor. Su consistencia es diferente a la que estamos acostumbrados: una vez que pasas el primer shock no queda más que disfrutar de su suavidad y su exquisito sabor. La variedad de dumplings y dim sum es impresionante. También vale mucho la pena probar los rollos primavera –clásicos, muy crujientes y no muy grasosos– y los platos fuertes como el arroz frito mixto y el pollo almendrado –ligero pero con un gran sabor.
Ve bien acompañado, ya que las porciones son sustanciosas. Así podrás pedir varios platillos al centro giratorio de la mesa, perfecta para compartir y poder probar de...
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Dicen que el que mucho abarca, poco aprieta, sabio refrán que podríamos extender a los restaurantes que, de un tiempo para acá, buscan abarcar los sabores de varios países en la brevedad de una carta. Sin embargo, en el caso de Sesame, la intervención del renombrado chef Mauricio Ruiz (creador de la carta del hoy extinto Malayo), imprime un sello muy personal. Los suyos son platillos de autor que fusionan ingredientes representativos de Tailandia, Vietnam, India y China.
De entrada, el lugar es ideal para olvidarse del caos, ya que además de ubicarse en la apacible calle de Colima, su equilibrio tiene detrás la visión de The Toilettes, que son Walter Meyenberg y Patricia Baro, una pareja de diseñadores mexicanos que supieron traducir la estridencia de los platillos hacia tonalidades aventuradas de diseño, sin caer en lugares comunes.
A pesar de lo elaborados que lucen la mayoría de los platillos, el servicio es sorprendentemente ágil, además, el exotismo de sus platillos no impide que las meseras expliquen cada detalle de la carta. Entre las recomendaciones del chef están la ensalada de pato Pekín, la costra de ajonjolí y el pulpo a las brasas. Nosotros le agregaríamos el Tataki de atún, una entrada perfecta para abrir el apetito. Quizá la única reserva que tenemos es que el lugar no expide facturas, detalle que deberían hacer saber a los clientes desde que entran al lugar. De ahí en fuera, la breve pero efectiva carta del SESÂMÊ, aunada con el servicio y la atmósfera del...
Tiene la sofisticación que requieren los comensales de Polanco, sin embargo se mantiene en la línea de lo relajado; como para ir a cualquier hora y celebrar lo que sea. El comedor tiene una decoración sobria, hay un muro verde y la cava de vinos se extiende por toda una pared, entre colores rojos y columnas iluminadas que simulan un material de piedra.
El menú es un viaje a china, pero con escalas en otras regiones del mundo. En las entradas encontrarás desde una suculenta sopa de wonton, hasta unos tacos de cochinita; suena extraño pero cuando llegas a los camarones cantoneses o el pato pekín, completo para que lo deshueses, entonces todo cobra sentido.
Puedes comenzar con unos won ton fritos de queso crema o unos camarones roca picosos que tienen el toque ácido perfecto para salivar y abrir apetito. Los camarones cantoneses con salsa de ostión son una porción ganadora, así como la carne kunk pao con verduras. El ambiente es familiar y de negocios, así que tanto el menú como el concepto se adaptan perfectamente a cualquier ocasión.
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Siempre es mejor que tu comida provenga de un wok en llamas, que te llegue bien caliente en su emblemática cajita de cartón encerado. Si te da calor, con una de sus dos ensaladas orientales estás armado. Por uno de sus platillos especiales y una bebida oriental pagas unos $150 pesos; los platillos pueden ser a base de pasta o arroz, o bien, con verduras al dente, huevo y una proteína.
De los más pedidos: kung pao especial, agridulce y picoso, con castaña de agua, brócoli y lomo de cerdo, y curry rojo especial con leche de coco, brotes de bambú, champiñón y camarón.
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