Cuhtli, casa tostadora de café en Coyoacán
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Cafés en Coyoacán

En Taxqueña, Miguel Ángel de Quevedo o el centro de Coyoacán, encuentra lattes, espressos o americanos para calentar el alma

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Una lista de cafés para tomarse un break cuando estés de paso por el área más popular del sur de la Ciudad de México. También son perfectos para antes o después de tu función cuando vayas a conocer la nueva Cineteca Nacional de las Artes. Y si te da hambre, ¿por qué no ideas un plan para comer aquí? 

Cafés en Coyoacán

  • Cafés
  • Santa Catarina
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Como a muchas personas del universo home office, me ocurre que a veces, para no pensar en quehaceres domésticos y concentrarme, necesito cafeína y mudar la oficina fuera de mi casa. Cuhtli en Coyoacán es uno de mis lugares de confianza para una mañana productiva.  Este café es un fresco rincón a un lado de los Viveros que respira la calma del arbolado barrio de Santa Catarina. Por eso, el verde domina tanto afuera como entre las mesas del interior y es un gran refugio luego de echar la corrida en el parque (supongo, hace meses que no intento correr).   Al interior se extiende una amplia mesa comunal donde puedes instalar cómodamente tus chivas de trabajo, pues tiene suficientes contactos y aunque pase el tiempo no te sientes presionada a dejar el lugar. De fondo se escuchan estaciones de radio francesas, jazz o rock a un volumen que no interfiere para nada si quieres leer o estudiar.  Aquí son tostadores de todo el café que sirven y además tienen la consigna de trabajar solo con productores mexicanos y mediante comercio justo. Entre sus opciones de café, para mí el ganador es el flat white porque la cremosidad no resta protagonismo al intenso sabor del café. Si ya entraste de lleno al plan healthy (o lo intentas) tienen una kombucha de la casa que no cuesta un ojo de la cara como las embotelladas y una variada selección de tés.   La carta de alimentos es sencilla pero se precian de usar muchos insumos orgánicos y tiene una vena franco-mexicana representada por las crepas (gal
  • Cafés
  • Santa Catarina
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  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Café Ruta de la Seda Miguel Ángel de Quevedo
Café Ruta de la Seda Miguel Ángel de Quevedo
Cuando un restaurante tiene éxito, sobre todo en la CDMX, tarde o temprano sucede lo inevitable: su capacidad se ve rebasada. Muchos restaurantes no tienen capacidad de reacción, así que su calidad se comienza a deteriorar. Y otros pocos, como Café Ruta de la Seda, toman el toro por los cuernos y lo solucionan. En este caso, ante la altísima demanda de té de calidad, pan dulce delicioso y emparedados bien servidos, fue abrir una nueva sucursal. El nuevo lugar es mucho más amplio que el original. Cuenta con dos vitrinas donde presumen su dominio sobre la masa y el azúcar. Su carta es extensa, desde opciones para desayunar, como el waffle (gofre) belga, los huevos en cazuela y la tostada de plátano, hasta los infaltables sándwiches de diferentes nacionalidades. Está el cubano con pierna y jamón; el japonés con challah, salmón y wakame; el turco con berenjenas asadas; y entre otros, el francés con mantequilla y jamón. Además de los típicos hummus, salmón y burrata para compartir. Mención aparte merecen los tés, por los que se bautizó a este negocio en primer lugar. Té negro, chai, Gyokuro, Sencha, Oolong, y el preciadísimo Pu erh (rojo); todos en su jarrita de cerámica que alcanzan para dos o tres refills. También hay que hablar de su repostería. Desde opciones originales como el mousse de mascarpone, el bizcocho de chocolate con mousse de maracuyá o el pastel de chocolate con cerezas, hasta los diferentes panes y pasteles con matcha. No debemos olvidar que este fue uno de los p
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  • Cafés
  • Del Carmen
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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Croasan Panadería nos recuerda a algo con lo que todos hemos desayunado más de vez. Este agradable espacio que hace unos ayeres fue una fábrica de tejas, hoy ofrece desayuno, brunch y comida. Aunque también puedes ir para disfrutar su barra de café y echarte buen espresso con la mezcla de granos veracruzanos y oaxaqueñaos, y acompañarlo, ¿por qué no?, con una galleta. Si cuidas las calorías, las opciones son los jugos; tienes que probar el de toronja, jengibre y cúrcuma. O el verde, que se distingue del típico de puesto de la esquina porque aquí le ponen manzana verde, kale, espinaca, perejil, jengibre y jugo de naranja, todo fresco. Para comer, un bowl de frutos rojos con yogurt griego y granola hecha en casa o un toast de aguacate con salmón. Para el antojo, prueba el croque madame que se sirve en pan brioche horneado el mero día, o pídete el omelette de espinaca que se comía Popeye, pero en su versión nice con todo y queso mascarpone. En Croasan Panadería también te espera algo más generoso: los chilaquiles yucatecos con cochinita pibil, ¡joya! Si te vas por lo dulce, el pan francés con hecho con brioche te recordará al que alguna vez pediste en el diner gringo. Aún mejor: acompáñalo con plátano o berries. Sé que suena a gula, pero honestamente la visita a Croasan Panadería no estará completa si te vas sin probar el pan hecho en casa, o al menos pídetelo para el camino. Prueba las barras de pan con mezcla de chiles quebrados, las garras de tigre, el croissant, en chocolatí
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  • Zona Metropolitana
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Cafeleería
Cafeleería
El nombre explica muy bien el concepto: un lugar para los amantes del café y la lectura. El espacio es muy pequeño pero, al mismo tiempo, esa impresión la da su aparatosa colección de alebrijes, piñatas y papalotes elaborados por los dueños del lugar, que, si no está expuesta en Cafeleería está en algún concurso o exhibición. También puedes encontrar un librero que forma parte de la campaña Lector en Extinción, cuya dinámica es muy sencilla: deja un libro, llévate otro. Lo mejor es que son libros en buen estado y constantemente cambian por completo los títulos del estante. Dicho equilibrio lo guarda un letrero que dice: "Puto el que se robe los libros". Cafeleería entiende que para muchos lectores un libro y un café no están bien acompañados hasta prender un cigarro. En cuanto uno entra al diminuto local de poca ventilación, es recibido más que a café, por un olor a cigarro. Este ambiente, junto con algunos muebles en malas condiciones, hace que quizás no sea el lugar más acogedor. Basta con darle un trago al café para pasar de largo el relleno que sale de los sillones. El menú de comida se reduce a un sólo platillo: el sándwich de pavo. Asímismo tienen a la venta algunos productos como bites de cacao o café tostado. Tanto el cacao como el café son traídos de Chiapas. Puedes comprar el café por kilo, pero debes llamar un día antes, pues no almacenan el café tostado. El viernes los capuchinos son 2x1. Mi recomendación no es ir con un amigo. Cualquiera que ya haya probado el ca
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  • Cafés
  • La Concepción
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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
¿Qué mejor símbolo para el Centro de Coyoacán que una ardilla? El Café Avellaneda se adueña de este ícono y lo refleja en sus paredes azul turquesa, al estilo clásico antiguo de la región. Inspirado en el personaje Laura Avellaneda del libro La tregua, de Mario Benedetti, este pequeño y escondido lugar, definitivamente es un must al visitar la zona. Cinco bancos junto a la barra, dos mesas dobles y una banca a la entrada, ofrecen un espacio cómodo y tranquilo para tomar un café hecho a tu medida en compañía de los baristas y uno que otro cliente frecuente. A diferencia de otros locales, el Café Avellaneda no ofrece un menú; sino una especie de ficha técnica donde podrás consultar la historia del local –directo desde la Feria de la Piñata en Acolman, Estado de México–, las propiedades de un producto de excelencia y los distintos métodos de extracción y producción del café que vas a consumir. Elige, con ayuda del barista, entre el grano traído de Oaxaca, Chiapas o Veracruz y solicita en la “Barra de Métodos” que preparen tu café ya sea con el ripper, aeropress, la prensa francesa, un clásico expreso o la famosaiInfusión en frío, cuya preparación tarda al menos un día completo. Pero eso no es todo, para tener el mejor café hay que tener a los mejores recolectores. El producto que puedes consumir en Café Avellaneda se obtiene por medio de proyectos de sustentabilidad y apoyo económico a los campesinos que lo cosechan.  Café Avellaneda es delicioso, responsable y a tu medida.
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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Galatea Panadería y Bistro
Galatea Panadería y Bistro
Este es un lugar bendito, no había probado tanta energía en una cafetería y bistro en mucho tiempo. El chef Arturo García Mogollón y su socio, Alexei Beteta son los responsables de este concepto sorprendente. Hay cuadros de arte bordado en las paredes y todo el mobiliario es de madera en grises con blanco y negro; se siente un ambiente cuidado entre baristas, cocineros y meseros.  Para el café (Guerrero) está la máquina de espresso y cuentan con métodos de especialidad como chemex y prensa francesa. Me comentaron que su idea es ser un proveedor rotativo, por lo que en mi visita el invitado era Café Avellaneda. Una vez que despertaste, puedes continuar con un lassi o cerrar con alguna de las opciones de la gran variedad de té que les rola su tea designer.  Además de ser el mejor café de la zona, el pan te dejará con ganas de regresar antes de que lo termines: es de Bakers –de la que Arturo es socio. Hay conchas de matcha, chocolate, avellana y vainilla, chocolatines con almendra, nueces o azúcar glass y pasteles.  Tener a Galatea es igual a tener la mejor opción para desayunos. Pide el jugo de mandarina con hoja santa, o el de naranja con aguacate, te devuelven el color al instante. Gran parte de la carta retoma sabores de origen japonés y francés, como el chawanmushi, un delicado flan de huevo condimentado con dashi –caldo de alga kombu, cargado con sutileza de sabor umami y presentación impecable horneada in situ. También tienen congee, un platillo de chino a base de arroz c
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  • Cafés
  • Del Carmen
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  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Si pudiese imaginar el lugar donde mejor quedaría una lluvia de café, sería Coyoacán gracias a la sensación folclórica y colorida que evoca; pero mientras este hecho de la naturaleza no suceda, date una vuelta a Que Llueva Café, nuevo espacio cafetero ubicado en esta alcaldía cuyo cometido es servir café en todas sus modalidades. El interior es una suerte de pins de Pinterest cuando buscas decoraciones vintage y campiranas, con detalles en ladrillo, fierro negro, focos colgantes y huacales acomodados como repisa. Un elegante y distinguido sifón para cold brew exhibe lo que se trabaja: diferentes métodos de extracción con sus respectivas máquinas, que van de chemex, prensa francesa, aeropress y sifón japonés. Aunque los artilugios se manifestaron a vista, el día que fui me dijeron que no había otros métodos disponibles y pedí el cold brew con leche light que habría preferido en menor cantidad para no rebajar la acidez del café. El menú es muy amplio, así que es imposible irse con las manos vacías: en especialidades de la casa tienen un aromático chai dragón con shot de espresso y choco menta caliente para evocar sensaciones navideñas. Si quieres monchar algo dulce, las donitas horneadas satisfacen y las hay de diferentes golosos sabores, pero mi consentido fue el suave y esponjocito panqué con cajeta. La finta de cafetería grab-n-go implica que las únicas dos mesas estén afueras, y en una de ellas plasmaron sobre la pared Que Llueva Café como un buen photo opportunity que pued
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  • Zona Metropolitana
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  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Marabunta
Marabunta
Además de café, este lugar es un refugio para escritores en Miguel Ángel de Quevedo. Aquí tendrás la posibilidad de escuchar poesía en voz alta o deleitarte con uno de los cientos de libros que contiene su biblioteca. Más que una cafetería, encontrarás un espacio de creación literaria y expresión artística.En la entrada me recibieron con invitaciones a coloquios, discusiones, a un taller para charlar al respecto de la obra de poetisas latinoamericanas y a la presentación de un libro de alguna editorial independiente. Una vez dentro es posible encontrarse con grupos de universitarios en pleno debate sobre la condición del ser en el mundo.  Por otro lado, tanto el café como el chocolate, además de que se obtienen por medio de comercio justo, son bebidas tratadas con sumo cuidado en la barra. Los granos de café que utilizan provienen de San José Tenejapa, una comunidad veracruzana que se dedica a producir una mezcla de altura con notas ligeramente cítricas (que se toma muy bien en un americano caliente). Cuentan con dripper, para un americano más ligero; o con prensa francesa, para una bebida con más cuerpo. En caso de clima frío o lluvioso, hay que pedir un chocolate artesanal. Tiene diversos sabores, como canela, pimienta o un toque de chile, pero todas sus presentaciones son igual de reconfortantes.Acompañé mi café con un brownie, que tiene un ligero sabor a canela y va muy bien con un simple americano sin endulzar. Para antojos algo menos calóricos, vale la pena un dulce de
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Café El Olvidado
Café El Olvidado
Vamos al grano: el tesoro de este nuevo café coyoacanense son los scones, los tradicionales panecillos ingleses que se comen a la hora del té con mantequilla o crema espesa (clotted cream) y mermelada. Aunque en México se tiene la idea de que son muy aristocráticos, en realidad son panes sencillos en los que debe prevalecer la frescura, ya que no se valen de betunes y ganaches como lo hacen los cupcakes para impresionar. Aquí se hacen con la receta de la familia Valender –los propietarios– y se sirven el mismo día en que se hornean; son esponjados, apenas con un dejo de dulzura —para eso está la mermelada— y sin barroquismos: simples o con moras azules. Con eso tienen para conquistar. De comida salada hay sándwiches como el de roast beef con gouda y cebolla caramelizada (rico pero algo seco) y ensaladas; para desayunar destacan los huevos benedictinos. El menú dulce también ofrece panqués, trifle (otro clásico británico) y un delicioso apple crumble con compota de manzana natural, cubierta de migas y natilla de vainilla. De tomar hay una interesante carta de tés, infusiones —la de hinojo y bálsamo de limón es un excelente digestivo— y café orgánico chiapaneco. El servicio es atento, ponen buena música y el espacio luminoso, minimalista y sin aglomeraciones invita a pasar un rato tranquilo: esta pequeña cafetería inglesa no se nos va a olvidar.
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  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El Beneficio
El Beneficio
Esta coqueta cafetería se ha hecho de buena fama entre los coyoacanenses y los cientos de visitantes de la zona por los siguientes atractivos: está cerca de la plaza, pero en una calle tranquila; sirve café de la finca chiapaneca El Pacayal; su pan artesanal y comida de aires caseros; además, hay wifi gratuito y son amigables con mascotas, al grado de permitirles el paso al interior del pequeño local. La especialidad de la casa es el riquísimo pay de plátano que preparan a diario, con crema batida (auténtica de leche), fruta fresca, dulce de leche y masa quebrada; además hay pay de limón y de moras, panqué de naranja, brownies, chocolatines, cuernitos y más delicias reposteriles. En cuanto a la comida salada, una de las mejores opciones ligeras es el hummus servido con verduras y totopos de maíz; en cambio, cuando se antoja algo más sustancioso, su baguette de carne de cerdo a la naranja es un acierto. La carne es suave, jugosa y bien sazonada, acompañada de una ensalada de buen tamaño. Para que no te aburras de su menú regular, cada semana presentan distintas sugerencias preparadas con buena mano por su propietaria, Ana María Fernández de Jáuregui. Ofrece desde un caldo verde con pescado y almejas, tortas de cochinita, hasta una pasta pomodoro o lomo a la pimienta. Por las mañanas, se ve todo tipo de comensales, desde los acelerados que pasan por su café y un pan para llevar o los sanísimos que toman su jugo verde y salen corriendo a los Viveros; otros, que después de termin
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