Una lista de cafés para tomarse un break cuando estés de paso por el área más popular del sur de la Ciudad de México. También son perfectos para antes o después de tu función cuando vayas a conocer la nueva Cineteca Nacional de las Artes. Y si te da hambre, ¿por qué no ideas un plan para comer aquí?
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Cafés en Coyoacán
Como a muchas personas del universo home office, me ocurre que a veces, para no pensar en quehaceres domésticos y concentrarme, necesito cafeína y mudar la oficina fuera de mi casa. Cuhtli en Coyoacán es uno de mis lugares de confianza para una mañana productiva.
Este café es un fresco rincón a un lado de los Viveros que respira la calma del arbolado barrio de Santa Catarina. Por eso, el verde domina tanto afuera como entre las mesas del interior y es un gran refugio luego de echar la corrida en el parque (supongo, hace meses que no intento correr).
Al interior se extiende una amplia mesa comunal donde puedes instalar cómodamente tus chivas de trabajo, pues tiene suficientes contactos y aunque pase el tiempo no te sientes presionada a dejar el lugar. De fondo se escuchan estaciones de radio francesas, jazz o rock a un volumen que no interfiere para nada si quieres leer o estudiar.
Aquí son tostadores de todo el café que sirven y además tienen la consigna de trabajar solo con productores mexicanos y mediante comercio justo. Entre sus opciones de café, para mí el ganador es el flat white porque la cremosidad no resta protagonismo al intenso sabor del café. Si ya entraste de lleno al plan healthy (o lo intentas) tienen una kombucha de la casa que no cuesta un ojo de la cara como las embotelladas y una variada selección de tés.
La carta de alimentos es sencilla pero se precian de usar muchos insumos orgánicos y tiene una vena franco-mexicana representada por las crepas (gal
Cuando un restaurante tiene éxito, sobre todo en la CDMX, tarde o temprano sucede lo inevitable: su capacidad se ve rebasada. Muchos restaurantes no tienen capacidad de reacción, así que su calidad se comienza a deteriorar. Y otros pocos, como Café Ruta de la Seda, toman el toro por los cuernos y lo solucionan. En este caso, ante la altísima demanda de té de calidad, pan dulce delicioso y emparedados bien servidos, fue abrir una nueva sucursal.
El nuevo lugar es mucho más amplio que el original. Cuenta con dos vitrinas donde presumen su dominio sobre la masa y el azúcar. Su carta es extensa, desde opciones para desayunar, como el waffle (gofre) belga, los huevos en cazuela y la tostada de plátano, hasta los infaltables sándwiches de diferentes nacionalidades. Está el cubano con pierna y jamón; el japonés con challah, salmón y wakame; el turco con berenjenas asadas; y entre otros, el francés con mantequilla y jamón. Además de los típicos hummus, salmón y burrata para compartir.
Mención aparte merecen los tés, por los que se bautizó a este negocio en primer lugar. Té negro, chai, Gyokuro, Sencha, Oolong, y el preciadísimo Pu erh (rojo); todos en su jarrita de cerámica que alcanzan para dos o tres refills.
También hay que hablar de su repostería. Desde opciones originales como el mousse de mascarpone, el bizcocho de chocolate con mousse de maracuyá o el pastel de chocolate con cerezas, hasta los diferentes panes y pasteles con matcha. No debemos olvidar que este fue uno de los p
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Croasan Panadería nos recuerda a algo con lo que todos hemos desayunado más de vez. Este agradable espacio que hace unos ayeres fue una fábrica de tejas, hoy ofrece desayuno, brunch y comida. Aunque también puedes ir para disfrutar su barra de café y echarte buen espresso con la mezcla de granos veracruzanos y oaxaqueñaos, y acompañarlo, ¿por qué no?, con una galleta.
Si cuidas las calorías, las opciones son los jugos; tienes que probar el de toronja, jengibre y cúrcuma. O el verde, que se distingue del típico de puesto de la esquina porque aquí le ponen manzana verde, kale, espinaca, perejil, jengibre y jugo de naranja, todo fresco. Para comer, un bowl de frutos rojos con yogurt griego y granola hecha en casa o un toast de aguacate con salmón.
Para el antojo, prueba el croque madame que se sirve en pan brioche horneado el mero día, o pídete el omelette de espinaca que se comía Popeye, pero en su versión nice con todo y queso mascarpone. En Croasan Panadería también te espera algo más generoso: los chilaquiles yucatecos con cochinita pibil, ¡joya!
Si te vas por lo dulce, el pan francés con hecho con brioche te recordará al que alguna vez pediste en el diner gringo. Aún mejor: acompáñalo con plátano o berries.
Sé que suena a gula, pero honestamente la visita a Croasan Panadería no estará completa si te vas sin probar el pan hecho en casa, o al menos pídetelo para el camino. Prueba las barras de pan con mezcla de chiles quebrados, las garras de tigre, el croissant, en chocolatí
Este es un lugar bendito, no había probado tanta energía en una cafetería y bistro en mucho tiempo. El chef Arturo García Mogollón y su socio, Alexei Beteta son los responsables de este concepto sorprendente. Hay cuadros de arte bordado en las paredes y todo el mobiliario es de madera en grises con blanco y negro; se siente un ambiente cuidado entre baristas, cocineros y meseros.
Para el café (Guerrero) está la máquina de espresso y cuentan con métodos de especialidad como chemex y prensa francesa. Me comentaron que su idea es ser un proveedor rotativo, por lo que en mi visita el invitado era Café Avellaneda. Una vez que despertaste, puedes continuar con un lassi o cerrar con alguna de las opciones de la gran variedad de té que les rola su tea designer.
Además de ser el mejor café de la zona, el pan te dejará con ganas de regresar antes de que lo termines: es de Bakers –de la que Arturo es socio. Hay conchas de matcha, chocolate, avellana y vainilla, chocolatines con almendra, nueces o azúcar glass y pasteles.
Tener a Galatea es igual a tener la mejor opción para desayunos. Pide el jugo de mandarina con hoja santa, o el de naranja con aguacate, te devuelven el color al instante. Gran parte de la carta retoma sabores de origen japonés y francés, como el chawanmushi, un delicado flan de huevo condimentado con dashi –caldo de alga kombu, cargado con sutileza de sabor umami y presentación impecable horneada in situ. También tienen congee, un platillo de chino a base de arroz c
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Si pudiese imaginar el lugar donde mejor quedaría una lluvia de café, sería Coyoacán gracias a la sensación folclórica y colorida que evoca; pero mientras este hecho de la naturaleza no suceda, date una vuelta a Que Llueva Café, nuevo espacio cafetero ubicado en esta alcaldía cuyo cometido es servir café en todas sus modalidades.
El interior es una suerte de pins de Pinterest cuando buscas decoraciones vintage y campiranas, con detalles en ladrillo, fierro negro, focos colgantes y huacales acomodados como repisa. Un elegante y distinguido sifón para cold brew exhibe lo que se trabaja: diferentes métodos de extracción con sus respectivas máquinas, que van de chemex, prensa francesa, aeropress y sifón japonés.
Aunque los artilugios se manifestaron a vista, el día que fui me dijeron que no había otros métodos disponibles y pedí el cold brew con leche light que habría preferido en menor cantidad para no rebajar la acidez del café. El menú es muy amplio, así que es imposible irse con las manos vacías: en especialidades de la casa tienen un aromático chai dragón con shot de espresso y choco menta caliente para evocar sensaciones navideñas. Si quieres monchar algo dulce, las donitas horneadas satisfacen y las hay de diferentes golosos sabores, pero mi consentido fue el suave y esponjocito panqué con cajeta.
La finta de cafetería grab-n-go implica que las únicas dos mesas estén afueras, y en una de ellas plasmaron sobre la pared Que Llueva Café como un buen photo opportunity que pued
El nombre explica muy bien el concepto: un lugar para los amantes del café y la lectura.
El espacio es muy pequeño pero, al mismo tiempo, esa impresión la da su aparatosa colección de alebrijes, piñatas y papalotes elaborados por los dueños del lugar, que, si no está expuesta en Cafeleería está en algún concurso o exhibición. También puedes encontrar un librero que forma parte de la campaña Lector en Extinción, cuya dinámica es muy sencilla: deja un libro, llévate otro. Lo mejor es que son libros en buen estado y constantemente cambian por completo los títulos del estante. Dicho equilibrio lo guarda un letrero que dice: "Puto el que se robe los libros".
Cafeleería entiende que para muchos lectores un libro y un café no están bien acompañados hasta prender un cigarro. En cuanto uno entra al diminuto local de poca ventilación, es recibido más que a café, por un olor a cigarro. Este ambiente, junto con algunos muebles en malas condiciones, hace que quizás no sea el lugar más acogedor. Basta con darle un trago al café para pasar de largo el relleno que sale de los sillones.
El menú de comida se reduce a un sólo platillo: el sándwich de pavo. Asímismo tienen a la venta algunos productos como bites de cacao o café tostado. Tanto el cacao como el café son traídos de Chiapas. Puedes comprar el café por kilo, pero debes llamar un día antes, pues no almacenan el café tostado.
El viernes los capuchinos son 2x1. Mi recomendación no es ir con un amigo. Cualquiera que ya haya probado el ca
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¿Qué mejor símbolo para el Centro de Coyoacán que una ardilla? El Café Avellaneda se adueña de este ícono y lo refleja en sus paredes azul turquesa, al estilo clásico antiguo de la región.
Inspirado en el personaje Laura Avellaneda del libro La tregua, de Mario Benedetti, este pequeño y escondido lugar, definitivamente es un must al visitar la zona. Cinco bancos junto a la barra, dos mesas dobles y una banca a la entrada, ofrecen un espacio cómodo y tranquilo para tomar un café hecho a tu medida en compañía de los baristas y uno que otro cliente frecuente.
A diferencia de otros locales, el Café Avellaneda no ofrece un menú; sino una especie de ficha técnica donde podrás consultar la historia del local –directo desde la Feria de la Piñata en Acolman, Estado de México–, las propiedades de un producto de excelencia y los distintos métodos de extracción y producción del café que vas a consumir.
Elige, con ayuda del barista, entre el grano traído de Oaxaca, Chiapas o Veracruz y solicita en la “Barra de Métodos” que preparen tu café ya sea con el ripper, aeropress, la prensa francesa, un clásico expreso o la famosaiInfusión en frío, cuya preparación tarda al menos un día completo.
Pero eso no es todo, para tener el mejor café hay que tener a los mejores recolectores. El producto que puedes consumir en Café Avellaneda se obtiene por medio de proyectos de sustentabilidad y apoyo económico a los campesinos que lo cosechan.
Café Avellaneda es delicioso, responsable y a tu medida.
Además de café, este lugar es un refugio para escritores en Miguel Ángel de Quevedo. Aquí tendrás la posibilidad de escuchar poesía en voz alta o deleitarte con uno de los cientos de libros que contiene su biblioteca. Más que una cafetería, encontrarás un espacio de creación literaria y expresión artística.En la entrada me recibieron con invitaciones a coloquios, discusiones, a un taller para charlar al respecto de la obra de poetisas latinoamericanas y a la presentación de un libro de alguna editorial independiente.
Una vez dentro es posible encontrarse con grupos de universitarios en pleno debate sobre la condición del ser en el mundo. Por otro lado, tanto el café como el chocolate, además de que se obtienen por medio de comercio justo, son bebidas tratadas con sumo cuidado en la barra. Los granos de café que utilizan provienen de San José Tenejapa, una comunidad veracruzana que se dedica a producir una mezcla de altura con notas ligeramente cítricas (que se toma muy bien en un americano caliente). Cuentan con dripper, para un americano más ligero; o con prensa francesa, para una bebida con más cuerpo. En caso de clima frío o lluvioso, hay que pedir un chocolate artesanal. Tiene diversos sabores, como canela, pimienta o un toque de chile, pero todas sus presentaciones son igual de reconfortantes.Acompañé mi café con un brownie, que tiene un ligero sabor a canela y va muy bien con un simple americano sin endulzar. Para antojos algo menos calóricos, vale la pena un dulce de
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Uno de los placeres de visitar Coyoacán es tomarse un café después de comer algún antojito. Café Negro está a unos pasos del centro, y al no ser tan popular como El Jarocho u otros cafés de la zona, ofrece un respiro del bullicio dominguero.Aunque no cuentan con una gran variedad de cafés y casi todas sus bebidas las elaboran por medio de una cafetera tradicional (aunque sí cuentan con dripper y prensa francesa), sus granos provienen de Atoyac, Guerrero, los cuales brillan por su calidad. Cultivado por pequeños productores, este café tiene un perfil muy frutal de lima, hierbabuena, moras, fresas y mango.Pedí un americano de prensa francesa. Me pareció un tanto ácido; las notas afrutadas son apenas perceptibles en una bebida no muy bien preparada. Creo que esta opción funcionaría mejor en la mañana, cuando lo que se busca son altas dosis de cafeína y un sabor más cargado.Después de este tropiezo llegó una sorpresa muy agradable en forma de una bebida que rara vez suelo ordenar: un moka. Hecho con una tableta de chocolate oaxaqueño, no pierde el toque tradicional y resulta reconfortante y delicado, no muy dulce.El chocolate complementa de manera armónica la acidez del café artesanal y no se pierden sus matices frutales como sucedió con mi primera opción de prensa francesa. Es como si el sabor a pueblito de Coyoacán estuviera contenido en esa taza.Lo acompañé con un panqué de fresa hecho en casa. Demasiado dulce para complementar al moka, mejor pedir algo salado, como una baguet
Se supone que es un espacio de inspiración para artistas, rodeado de piedra volcánica y con terraza. Está dentro del Museo Universitario de Arte Contemporáneo –a su vez, parte del Centro Cultural Universitario–, lo que no le impide operar cuando las salas de exposición, cines o teatros permanecen cerrados.
El servicio es a partir de las 8am, por lo que es ideal para comenzar el día con una rebanada de pastel. El café es bueno, pero su carta va más allá de la de una cafetería.
Destacan la sopa de verduras con mejorana, la hamburguesa angus (con discreta salsa tex-mex) y los tacos de camarón con salsa molcajeteada; es decir, opciones de comida amigables con el bolsillo (el precio de cada uno de estos platillos ronda los 100 pesos).
Para beber, las limonadas nube siete, con jamaica o mora azul, son muy refrescantes. Evítalas si no te gustan las bebidas con agua mineral gasificada.
El punto negativo podría ser el servicio, no te sorprendas si al llegar a tu mesa encuentras las migajas que dejaron los comensales anteriores.
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