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Si la cocina portuguesa no te es muy familiar, este lugar puede ser un excelente punto de partida. La decoración que recrea la Lisboa romántica con pisos de madera y pinturas en la paredes que te remiten a un puerto antiguo. La música en vivo ayuda a ambientar el espacio para transportarte, a través de uno mas de tus sentidos, al lugar retratado en las paredes. Para abrir el menú, puedes pedir el Bacalhau No Formo horneado con olivo, papa y cebolla en rodajas, una de las recetas emblemáticas de la carta. Años de experiencia les han servido para perfeccionar el arte de cocinar bacalao al horno. Acompaña éste con el arroz preto que viene preparado con pescado, calamar, pulpo, almejas y tinta de calamar. Los dos son para compartir con una o mas personas. De postre, el obligado pastel de nata horneado a unas cuadras en la famosa pastelería Da Silva. Esto maridado con excelente cava, de vinos portugueses con precios accesibles, te darán un paisaje claro de su gastronomía y de la cocina del chef Luis Baena.
Es una charcutería y marisquería que pertenece a la misma cadena de Central Bresserie, por lo tanto espera la misma calidad de los platillos y los mismos precios absorbe-quincenas. El restaurante está muy bien diseñado con una terraza increíble con vista a la barranca, todo hecho con ladrillo, madera y metales viejos. De jueves a sábado hay DJ a partir de las 10 pm, y todos los días 2x1 en el bar de champaña de 6 a 7 pm y de 12 a 1 am, para que te sientas millonario por un día. Puedes ir con tus amigos o con una cita que impresionar. El chef ejecutivo, Edgar Silva, hace su menú enfocado en 3 cosas: quesos orgánico, embutidos y mariscos frescos. Una de las cosas que más me gustó de la carta es el King Crab, que se recomienda fresco o a las brasas, y viene acompañado de unas salsas, alioli, tártara, chipotle y mayonesa; otra es la orden de almeja chocolata que recomiendan rasuradas en su concha; pero si quieres probar un poco de todo hay una fuente de mariscos que tiene King Crab, camarones frescos parapelar, almeja chocolata y ostiones. El caldo clarificado de jamón jabugo es un plato sencillo, que normalmente viene con verduras, pero aquí le agregan jamón ibérico, para darle un sabor mucho mas rico. Para los platos fuertes puedes escoger de una de las creaciones del Chef Silva como el robalo con camarones, espárragos y jabugo o uno de los clásicos de C.B. (Central Bresserie) como el filete Rossinni o la sopa de cebolla. La carta de vinos y champañas es muy extensa y adecuada para maridar tus platillos con un excelente vino. Tienen una alta variedad de precios en vinos, pero algo que me gustó es que tienen una selección de vinos muy buenos y no tan caros, que son los que recomienda el sommelier.
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Tapas, montaditos y platos fuertes con influencia española en una de las mejores zonas para pasear y comer en el poniente de la ciudad, coloquialmente conocido como "Polanquito". La ubicación del lugar es ideal para cenar, tomar unos tragos con los amigos y pasear un rato por la calle, a lo mejor de ahí irse a una fiesta o antro, o también puede ser el lugar para una noche tranquila. Entre las tapas encontrarás los típicos platillos españoles como la tortilla de patatas, chistorra y huevos rotos, pero si quieres ordenar un plato fuerte no todo lo que encontrarás en el menú será auténtica comida española. Como en su vecino de la misma categoría, Jaleo; el chef ejecutivo, Efrén Méndez, es mexicano y entre las opciones a degustar hallarás opciones como el filete Chemita o ternera en Adobo. Te recomendamos probar el osobuco con pasta, o si tienes menos hambre, una bocata con jamón serrano y queso calmará tu antojo. Para cerrar la noche con algo diferente no olvides ordenar el postre de la casa: Helado de limón con vino de cava español.
Es un lugar con el sello distintivo de la reconocida chef Mónica Patiño, quien junto a su hija Micaela Miguel regresan a la Roma para ofrecer un espacio diseñado para todo aquel que gusta de explorar opciones gastronómicas con un toque mediterráneo. Lo primero que llama la atención al pasear por la calle Álvaro Obregón es el gran número de personas que suele estar esperando para entrar a este local, la curiosidad te hace acercarte para descubrir un pequeño rincón gourmet con cierto estilo parisino. Mientras esperas a que te asignen una mesa puedes entrar a ver los diversos productos que están a la venta en la tienda delicatessen y orgánica, o bien, echar un ojo al menú que cambia cada día. Su menú ofrece opciones de diversas regiones como Italia, Francia, España y del norte de África. Hay una gran variedad de sándwiches, baguettes, ciabattas, quesos, carnes frías y distintas botanas árabes que pueden acompañarse con un buen vino para vivir la experiencia mediterránea de manera total. Es un deli café que se caracteriza por sus precios accesibles. Los alimentos son de primera calidad y en la tienda se encuentran una gran variedad de productos de marca propia con la firma de Mónica Patiño, por si te quedaste con algún antojo y quieres preparar algo en casa. El éxito del lugar es indiscutible, pero a veces hay tanta gente que el servicio puede llegar a ser lento y presentar algunas fallas, por lo que hay que ser pacientes. Es recomendable no llegar con mucha prisa o apetito los fines de semana, de lo contrario puedes acabar delirando de hambre mientras esperas en la fila por un lugar.
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Hace unos años abrieron la primera sucursal en México. Sobre Ámsterdam, en la Condesa. Su concepto: pan hecho en casa, mesas comunales donde te sientas con quien esté, y te pongas a platicar, muebles de madera, conservas y aderezos exclusivos de la franquicia, bebidas refrescantes con menta (la naranjada te devuelve la esperanza en la vida), o té helado como primera opción. El éxito fue tal que pronto vinieron las sucursales. Por ahora hay cuatro en esta capital. La de Polanco está en una esquina muy amena en esa zona de comercios comprendida entre Masaryk y el Parque Lincoln, con mesitas en la banqueta para dos personas, como para entablar conversación y dejar pasar la mañana o la tarde. Pedí la sopa del día, que era de tomate, y tartin de salmón: un clásico. Los dos cumplieron con mis expectativas, al igual que lo demás que he comido en este lugar. Las ensaladas son frescas, los tartines crujientes (a veces demasiado, llegando al duro) y con muy buen balance en sus sabores. Si el mundo fuera como Le Pain Quotidien, sería un planeta más habitable, más sano, más justo, más comunicativo… y un poquito más caro, también.
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