Publicidad
Masaharu Morimoto rompió con la alta cocina japonesa al modernizarla. Creó un concepto al tomar la esencia de los platillos tradicionales y combinarlos con ingredientes occidentales. Es uno de los chefs más importantes a nivel mundial, por eso, por ser el mejor en el programa Top Chef America y por haber sido el chef ejecutivo de Nobu. Su restaurante en la ciudad de México se mantiene al mismo nivel que sus homónimos en Nueva York, Philadelphia y Waikiki. Dentro del menú destacan el Morimito sashimi (una torre de sashimi de toro sellado, salmón, anguila, atún y hamachi acompañada de cinco salsas), el Rock shrimp tempura (tempura de camarón con kochujan picante y aioli de wasabi) y el Spicy King Crab (cangrejo de Alaska, aioli tobanjan, micro cilantro y soya dulce). Hay una buena selección de sakes para acompañar la comida y deliciosos postres para terminarla.La simplicidad y elegancia de la decoración va de la mano con la perfección de cada platillo. El estilo es simplemente fuera de lo convencional, pareciera que todo esta estrictamente colocado y seleccionado, no hay un solo error en la decoración, los espacios son amplios y dan cierta privacidad a cada una de las mesas. Techos de madera, pisos de mármol, toque sutiles de color y la estudiada entrada de luz son características de un lugar diseñado por Tadao Ando uno de los arquitectos mas reconocidos de Japón que forma parte del equipo de expertos del que se ha rodeado Masaharu para la construcción de sus restaurantes.
Habemos algunas personas que luego de una noche de fiesta necesitamos proteínas y grasas. El menú del Pon Hing está repleto de muy buenas opciones con estos elementos. ¿Lo más sustancioso del lugar? El chau fan mixto, las costillitas, el lomo de cerdo a la barbacoa y el pollo agridulce. Sus platillos se distinguen de muchos otros cantoneses en la ciudad porque están preparados con ingredientes frescos. Todos los días ofrecen tres opciones de menú, tanto para la comida como para la cena, con degustaciones de algunos de sus platillos. El Pon Hing es un sitio pequeño con una decoración propia de una fonda: sencilla y sin pretensiones. Los dos cocineros y la chica cantonesa que atienden son muy amigables. Si se da la oportunidad, ella te puede contar algunas anécdotas interesantes sobre su llegada a México y lo mucho que le costó aprender a hablar nuestro idioma.
Publicidad
El exitoso chef Richard Sandoval presenta su versión de la cocina japonesa en la colonia Roma.Una plataforma de madera pulida se tiende desde el valet parking hasta la suntuosa entrada del restaurante Omiya, donde unas cortinas de manta con el emblemático bonsái te preparan para la revelación del espacio: un salón amplio de piso azul, un muro lleno de hermosos bonsáis y origamis gigantes volando sobre unas pesadas mesas de piedra gris bordeadas por sillas de madera, que crean una atmósfera ideal para degustar una de los mejores comidas de la ciudad, llena de pequeños detalles.Empezar con un sake es ley. Aquí tendrás una amplia variedad que podrás maridar con tu comida. El chef y empresario Richard Sandoval, de origen mexicano y graduado del Culinary Institute de Nueva York, suma a sus más de 25 restaurantes repartidos por todo el mundo, una propuesta única en la escena mexicana. Una cocina japonesa de gran manufactura técnica e ingredientes de primera.Un imperdible del Omiya es el black code: el exótico pescado servido en una costra de miel es realmente espectacular. Te recomendamos descubrir el sabor del fresco tiradito de hamachi, probar la perfecta cocción del filete de res con hongos shitake, rendirte ante el suave cheesecake de tofu o dejar que los dumplings rellenos de ricota cierren la comida. éstas son algunas sugerencias que podrías tomar en cuenta ante un increíble menú que promete una experiencia inolvidable en cada bocado.Mesas de teppanyaki, una agradable barra de sushi o si prefieres algunos platillos más mexicanos, pero con un toque asiático, éste es el lugar. El chef Richard Sandoval, ganador del premio James Beard de Outsatnding Restauranteur es garantía de sabor, innovación y estilo.
El concepto de “lonchería”, antes sólo propicio para torterías de esquina, de un tiempo para acá está asociándose a establecimientos perfectamente bien decorados, cuya única característica en común con las loncherías originales es que pretenden atender a los vecinos. El que ahora nos ocupa es, además, una lonchería de corte chino-maoísta. Sí, leyó usted bien. La minuciosa ambientación en tonos grises y rojo comunista –incluida la estrella roja que sirve de logo–, con motivos que harían sonreír a la burocracia de Pekín, sirven de escenografía a un menú de inspiración oriental… que incluye tacos. No los tacos que verías en la taquería de enfrente, sino tacos estilo asiático (si es que tal cosa existe), que por cierto están deliciosos. Sin embargo, en esta ocasión no pedí tacos, sino dejé que el mesero sugiriera del resto del menú (que entre que tiene vocablos en chino y es enorme, me abruma un poco), y me dijo que de entrada pidiera unas wonton de surimi, que son empanaditas de cangrejo, y como platos fuertes, un arroz frito (nada espectacular) y unos camarones Wu, capeados, con verduritas y nueces caramelizadas, en salsa de mayonesa y miel, que sabían a… pues a eso: desgraciadamente nuestras expectativas de sabor encuentran la gama oriental un poco inexpresable. Estaban bastante buenos, pero creo que la sugerencia del mesero pudo ser más afortunada. Lo mejor, cabe decirlo, fue la bebida: limonada Don Chui, con manzana, riquísima, deberían embotellarla y venderla; y el postre: helado de lichi, una sutil emanación de perfume. Tienen servicio a domicilio, mesitas en la banqueta, una agradable terraza techada y venden la cerveza china Tsingtao, cuyo nombre ocasiona que se levanten algunas cejas.
Publicidad
Un restaurante innovador en su arquitectura y diseño, reconocido por su refinada cocina japonesa y con un concepto muy “nice”. El lugar es una puerta negra sobre la calle de Temístocles, sólo un gallito (el logo del restaurante) te deja saber que ahí es el lugar. Un hombre vestido de traje con un audífono manos libres susurra algo a su pequeño micrófono y te abre la puerta. Entras y lo primero que ves es esta impresionante estructura creada por el despacho mexicano Rojkind Arquitectos en conjunto con Esrawe Studio y sientes que al atravesar la puerta negra entraste al primer mundo. Hay diferentes espacios para sentarte, la terraza es excelente para un día soleado o los salones de adentro por si el clima –o que no hay mesas disponibles– no lo permite. Uno de los salones del segundo piso es un espacio con pisos y paredes de madera, con un alto jardín vertical y las mesas sumergidas en el piso de forma que tienes que bajar un par de escalones para poder sentarte. Después del shock visual, viene el shock al paladar. El tazón de atún es una delicia: cubos de atún fresco marinado con pedazos de aguacate perfecto, sobre una ligera capa de alga y una cama de arroz blanco. Los sushi cakes como segundo plato también son altamente recomendados: pequeños rectángulos de arroz asado, al punto que se vuelven crujientes y sobre ellos camarón marinado, suave y fresco. De postre helado mochi de frijol rojo, que son bolitas de helado cubiertas de sticky rice. Es una sensación diferente en tu boca pero deliciosa. Para complementar hay refresco de lychee japonés y una variedad de sakes y cervezas. Venir a este Tori Tori definitivamente es una experiencia tanto visual como sensorial, además que te vas a sentir en un lugar exclusivo y de gente “bien”.
Hay pocos buenos restaurantes chinos en México, el nivel de comparación de la mayoría capitalina se basa en los mediocres alimentos que encontramos en el food court. Pero aquí, se prepara auténtica comida china (que no viene en cajitas), y que es buenísima.Para el chef Luis Alfonso Chui no es ajena la industria alimenticia ya que su familia es dueña del único restaurante chino decente de la calle de Dolores, El Shanghai, lugar que lleva el nombre de su tierra natal y donde, por cierto, Luis estudió el arte culinario de China para luego volver a México y convertir su propia casa en un restaurante chino auténtico, que supera incluso al restaurante familiar. La comida se ve mucho más fresca y muy alejada del orange chicken con consistencia de plástico de otros lugares.Cuenta con dos menús, uno para nosotros los fresas que sólo comemos algunas partes de los animalitos y otro para los rudos (o los chinos) que comen partes que no cualquiera tiene el paladar para disfrutar. Ellos mismos recomiendan que no pidas de este menú, porque tenemos paladares diferentes y algo que a ellos les sabe buenísimo a nosotros no, a menos de que seas arriesgado y te gusten las emociones fuertes. Y experimentar nuevos sabores. Si es así tienes que venir porque es un hecho que la hacen muy bien y la manera de comprobarlo es que semanalmente reciben alrededor de 100 paisanos.Gracias al buen consejo,no nos aventuramos a probar nada de ese menú, así que pedimos de entrada el Ha Kao (un dim sum) está hecho con pasta transparente y relleno de camarón al vapor, la consistencia es diferente a la que estamos acostumbrados –porque estos son los de verdad, no los del Sushiito– una vez que pasas el primer shock no te quedará mas que disfrutar de su suavidad y exquisito sabor. La variedad de dumplings y dim sum es enorme. Vale la pena probar Los Rollos Primavera –clásicos, muy crujientes y no muy grasosos– y los platos fuertes, como el arroz frito mixto y el pollo almendrado –ligero pero con un gran sabor– Un dato que agradecerás es: ve bien acompañado, ya que las porciones son sustanciosas, así podrán pedir al centro giratorio de la mesa, perfecta para compartir y poder probar de todo. Te aseguro que después de venir, no volverás a tener antojo de comida en cajitas.
Publicidad
Los comensales acarician a sus perros amarrados con correas a las patas de las mesas de madera, mientras beben un sake frío en un vaso de cristal antiguo y ven pasar a la gente que pasea sobre el camellón de la calle Álvaro Obregón, y si llegas con mucha sed en un día caluroso, te recomendamos pedir el agua de jengibre o la de tamarindo con hierbabuena. Todo junto nos da un ambiente relajado, un tanto bohemio: nada de qué alarmarse, estamos en la Roma. La decoración es kitsch y está compuesta por objetos antiguos de la cultura popular mexicana, muebles de época y sillas improvisadas de barriles de cerveza vacíos. Su menú ofrece platillos de la cocina de Tailandia, Japón y Vietnam. Tienen también una amplia oferta de cervezas mexicanas, japonesas y sakes. Los platos fuertes van de los más populares: rollos de sushi, teriyaki de pollo y yakimeshi, hasta lo más aventurados: curry verde, pad thai, noodles udon y arroz tailandés frito con piña. Los postres no se quedan atrás, sirven un pastel de té verde que se encuentra entre los mejores de la ciudad. Para la hora de la comida, te recomendamos llegar antes de las tres de la tarde porque generalmente hay que esperar si llegas después.
También te puede gustar
También te puede gustar
Discover Time Out original video
Publicidad