Cuando una producción audiovisual es capaz de despertar admiración y reconocimiento por un pequeño pero devoto número de personas se le considera una serie de culto. El 16 de abril se estrena la tercera y última temporada de The Leftovers, nombrado por muchos críticos como el mejor programa de televisión que nadie está viendo. Por esta razón analizamos este pequeño fenómeno y sus razones para ser señalada la actual serie de culto.
La historia nos presenta lo que sucede si un día 140 millones de personas desaparecen (se evaporan) de manera misteriosa en todo el mundo y cómo este hecho afecta a los que se quedaron. Damon Lindelof, la mente detrás de la exitosa Lost, es el creador de este programa que mezcla un poco de fe con ciencia ficción.
Su primera temporada (estrenada en 2014) fue demasiado cruda y seria para el gusto general del público, muy pocos llegaron a ver los primeros 10 episodios. En su segunda etapa decidieron seguir explorando ese universo creado, pero de manera más ligera y hasta divertida sin dejar de perder su estilo, convirtiéndose en la serie más adictiva y estimulante del 2015. Cuando parecía que ya había concluido con un final aceptable que dejaba a los fanáticos satisfechos, HBO decidió dar luz verde a la tercera temporada para darle un final digno, pero que se estrenaría un año después.
En la temporada final se explorará Australia, país que según aprendimos en la temporada pasada tiene muchas respuestas que dar sobre lo sucedido. La familia Garvey continúa como el eje central de la historia (Justin Theroux, Amy Brenneman, Chris Zylka y Margaret Qualley) en compañía de Meg (Liv Tyler) y la familia Murphy que nos presentaron en episodios anteriores.
Los productores esperan que el año de ausencia del programa y el boca en boca ayuden para que termine con un rating decoroso. Como fans lo que deseamos es que por fin nos entreguen las respuestas que tanto nos han negado, y su final sea tan agridulce como fue la serie todo el tiempo.