Precedida por el buen recibimiento del primer spin off —Rogue One— y en medio de la conmoción que ha causado entre los fans el anuncio de que habrá una trilogía alterna de Star Wars, llega un nuevo episodio de la línea principal y el título no podría ser más elocuente: Los últimos Jedi.
Por fin, luego de la muerte del legendario Han Solo, a manos de su propio hijo —hoy convertido en el gran villano en busca de completar su entrenamiento—, veremos el regreso del último maestro Jedi, Luke Skywalker. La joven chatarrera Ray es quien se ha encargado de encontrarlo y ahora, junto con la Alianza Rebelde, se prepara para la gran batalla.
Muchas son las incógnitas que habrán de resolverse en esta superproducción que viene respaldada por Disney, que en 2012 adquirió el universo creado por George Lucas y hasta la fecha ha sabido cuidar e incluso llevarle de mejor forma, en comparación con lo que el legendario director hizo a principios de este siglo con aquella inconsistente —aunque taquillera— trilogía integrada por los Episodios I, II y III.
El elenco no podría ser más atractivo, tanto la protagonista Daisy Ridley, como John Boyega, Adam Driver, Oscar Isaac y compañía, encuentran la continuidad. Incluso la recién fallecida Carrie Fisher, alcanzó a filmar las escenas que le correspondían. Sin embargo, hay un punto que puede ser clave: JJ Abrams no está en los controles y sólo se reserva la labor de productor, a pesar de que salió bien librado al retomar la saga —Star Wars Episodio VII: El despertar de la fuerza—, que es una especie de remake que abrió nuevas líneas argumentales y mostró lo que había sucedido con otros personajes. En su lugar se integra Rian Johnson, guionista y director de Looper (2012), quien tuviera un afortunado debut con Brick (2005), un interesante drama criminal que representa un excelente antecedente y garantiza que sabrá entender y mantener el tono y estilo originales de Star Wars.
Habrá que ver cómo responde ante lo que representa su salto del cine independiente a la exigencia que implican las películas de grandes presupuestos. Como sea, el espectáculo está garantizado y siempre tendrá a su favor el poder de la Fuerza y, sobre todo, de la nostalgia.
