Siempre Juntos aspira a ser una película encantadora, llena de momentos emotivos y donde se abordan las dificultades de educar a un niño con trastorno del espectro autista. Sin embargo, más allá de generar empatía y aludir al entendimiento del otro, resulta en una historia reaccionaria que justifica todas las acciones del padre, a pesar de sus múltiples y deliberados errores.
Te puede interesar: Retrospectiva de Akira Kurosawa.
¿De qué trata Siempre Juntos?
Aquí conocemos a Max Bernal (Bobby Cannavale), un comediante que vive con su padre Stan (Robert De Niro), a la vez que se encarga de su hijo Ezra (un niño en el espectro autista) junto con su ex esposa (Rose Byrne). A Max se le ve derrotado en muchas formas (profesional, familiar y anímicamente), además en la escuela de Ezra les piden inscribirlo en una institución especializada para niños con neurodivergencia, algo a lo que Max se opone rotundamente.
La crisis escala al punto de que Bernal, a pesar de tener una orden de alejamiento de su propio hijo, se lo lleva en un viaje por el país a escondidas de la madre. Ahí aprenderá a conocerlo más, y Ezra podrá desenvolverse con algo de facilidad.
¿Qué nos pareció?
De inicio, se siente como un melodrama muy común, un hombre contra un mundo que le dice cómo criar a su hijo. Bernal es necio e ignora las recomendaciones de profesores, médicos y psiquiatras, su excusa es que nadie entiende lo que le pasa al niño más que él, que no quiere separarlo del mundo sino integrarlo. En otras palabras, moldearlo a la imagen de la sociedad, más que esperar que esta lo acepte tal cual es.
La idea se va reafirmando a cada minuto de la cinta. Para empezar, luego de que Bernal se lleva a su hijo por la noche, la madre le llama por la mañana y le dice que es ilegal, pero el padre defiende su postura argumentando que es lo mejor para ambos. Idea que luego Stan respalda al decirle “quizá vayas a la cárcel, pero es lo correcto”. Para Siempre Juntos, la crianza paterna, a pesar de los errores, será mejor que cualquier otra cosa.
Me resulta inevitable remitirme a la serie Bojack Horseman, donde también un personaje principal que es comediante, comete error tras error intentando hacer lo correcto. La gran diferencia aquí es que, en la animación de Netflix, hay consecuencias claras de las decisiones de Bojack; en Siempre Juntos (a pesar de lo que nos quiera hacer creer la historia) las cosas se le acomodan a Max para que con todo y sus arrestos, la violencia cometida contra su hijo y ex esposa, y la falta de compromiso con su agente, participe en uno de los shows de comedia más importantes de EEUU. Admito, eso sí, que su retrato de la completa falta de memoria de Hollywood contra los abusadores, es preciso. Lástima que lo haga como apología, y no como condena.
Un desfile de gran talento actoral
Pero no todo es malo, ya que es un deleite ver a tantas caras conocidas y amenas en pantalla. Como una Rose Byrne encantadora y un Robert DeNiro que no decepciona. Además de los cameos de Rainn Wilson como un divertido granjero (la versión buena de su papel en The Office), Vera Farmiga, Whoopi Goldberg y Jimmy Kimmel. También vemos a un sensacional William A. Fitzgerald que es un actor que, al igual que su personaje Ezra, está en el espectro autista.
Conclusión
Al final, es una cinta que tiene las mejores intenciones pero con ideas conservadoras que solo reafirman lo que muchos padres ya piensan: Que todo lo que hagan será correcto si lo hacen (o creen hacerlo) por el “bien de los niños”.
Recomendación: De noche con el diablo: una terrorífica película sobre un programa de TV maldito.
Revisa esto: