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Algo se aproxima a la Tierra y pone en riesgo la supervivencia de la raza humana. Aunque el tiempo está contado, aún hay margen de acción para salvarnos. Sin embargo, los líderes gubernamentales sólo piensan en sí mismos e intentan politizar todo: ¿qué plan de acción conviene más para aumentar la popularidad del despacho oval?, ¿Cuál es el mejor momento para actuar, considerando la reputación de un candidato? No, no hablamos de un virus que se subestimó y rápidamente se graduó como pandemia, sino de la ficción tipo Armageddon (1998) de Adam McKay, No mires arriba (Don't Look Up).
Después de presentarnos sus últimas dos películas y basarse para ellas en hechos reales —Vice, acerca del vicepresidente Dick Cheney, y The Big Shot, sobre la crisis económica causada por la burbuja inmobiliaria—, Adam McKay regresa con una cinta que no encuentra sus raíces exactas en la vida real, pero que se arraiga en el día a día de las dinámicas de poder de gobierno-empresarios-
Todo comienza cuando la doctorante Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubre un cometa mientras estudia el espacio exterior desde el observatorio de una universidad pública. Junto con su tutor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), prospecta la trayectoria de ese elemento espacial: la Tierra. La humanidad tiene sus días contados.
Si bien esa premisa la hemos visto reiteradas ocasiones en la pantalla grande —algunas veces desde la perspectiva romántica del héroe, del mártil (sí, ya te vimos, Bruce Willis), y otras desde la mirada más introspectiva (Melancholia, 2011)—, McKay intenta esquivar el meteorito del lugar común y lo hace a través de la caricaturización de los personajes. Así, el escenario más catastrófico que podríamos enfrentar como humanidad —nos referimos al fin de la Tierra y a la preponderancia de intereses económicos— toma tintes de humor negro, y aligera, en cierta forma, el fatídico escenario.
Claro que no podemos decir que No mires arriba descubre el hilo negro. Está moldeada a los estándares hollywoodenses, tanto en agenda como en forma; hasta pareciera que McKay se repite a sí mismo y la cinta se percibe, en ese sentido, desgastada. Pero esto no le quita mérito a la crítica que expone, incluso permite que sus apuntes sean bastante digeribles para cualquier tipo de público: es dinámica y entretenida, sin dejar nunca de poner el dedo sobre la herida.
No podemos dejar de mencionar el dúo que se logra con Jennifer Lawrence y de Leonardo DiCaprio al frente del cast. Aunque el tiempo ante la cámara de este par no resta importancia ni impacto al elenco de reparto; ni Jonah Hill, Kate Blanchett, Meryl Streep o Thimotée Chalamet quedan a deber.
Como nota al margen, intentamos que no nos hiciera ruido que la primera presidenta de Estados Unidos —en esa ficción— tuviera menos inteligencia que cualquier expresidente, pero fue imposible ignorarlo. Una terrible decisión del guion, a pesar de que Steep sabe cómo exprimir al máximo sus cualidades actorales para la sátira.
En resumen, No mires arriba es una cinta entretenida que te hará llorar o reí catárticamente —ya sabes, es gracioso porque es real— al notar que no estamos tan lejos de ese punto de deshumanización y desinformación sobre el que satiriza. Al final, “la cosa es que nosotros entendamos que realmente lo teníamos todo”, como sentencia uno de sus personajes.
No mires arriba Dir. Adam McKay. Estados Unidos, 2021. Con Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Ron Morgan, Meryl Streep, Kate Blanchett, Timothée Chalamet.