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En 2017, Kenneth Branagh presentó Murder on the Orient Express de Agatha Christie, una pelusa anticuada con valores de producción lujosos. Apenas vital, pero con un fácil. Su segunda adaptación de Christie es efectivamente el mismo trato, pero el tren ahora es un barco y todos están hirviendo en lugar de helados.
Muerte en el Nilo encuentra al detective Hércules Poirot (Branagh) aparentemente de vacaciones en Egipto. Allí lo arrastran a la fiesta de bodas de la multimillonaria Linnet Ridgeway-Doyle (Gal Gadot), quien acaba de robar el prometido (Armie Hammer) de una vieja amiga (Emma Mackey) y lo agrega a sus posesiones. Hay un asesinato. No hay premios por adivinar a la víctima. Todos los sospechosos están atrapados en un lujoso barco de vapor, tratando de evitar la muerte o el arresto para poder volver a su champán.
Si bien todavía es un elenco lleno de grandes nombres, no es tan deslumbrante como la primera película. Cuando el vataje de estrellas es una gran parte de la venta, eso importa. Con todo el respeto por el talento de los actores, tener a Gal Gadot, Annette Bening, Russell Brand y French and Saunders en la misma habitación no tiene el mismo deslumbramiento ni la misma logística impresionante que Michelle Pfeiffer, Judi Dench, Penélope Cruz, Willem Dafoe u Olivia Colman.
Las actuaciones son una bolsa mixta. Jennifer Saunders está agradablemente al borde de la pantomima como una comunista de champán, y Dawn French es conmovedora como su compañera. Gadot extraña el lado cruel y egoísta que hace que Linnet sea tan fácil de no gustar. Mackey se destaca de un elenco mucho más experimentado, dando a la perra desordenada que vive para el drama como la amante rechazada.
Para cualquiera que esté al tanto de la historia de Christie, no puede haber sorpresas, por lo que necesita algo de chispa en la forma en que mezcla al elenco para mantenerlo entretenido. El guión de Michael Green es un poco escaso en ese frente, con la mayoría de las escenas fijadas en la exposición y poco tiempo para la diversión incidental. Él evoca una historia de fondo pulposa para el bigote de Poirot, que es el tipo de cosa que podría usar más. Hay una cualidad innatamente camp, tonta en estos misterios de asesinatos repletos de estrellas. Aceptar eso haría que las adaptaciones de Branagh fueran más un grito.
Muerte en el Nilo Dir. Kenneth Branagh. Estados Unidos, 2022. Con Kenneth Branagh, Gal Gadot, Letitia Wright, Armie Hammer, Annette Bening, Ali Fazal, Sophie Okonedo, Tom Bateman y Emma Mackey.
