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“En 1995, Andy recibió un juguete de su película favorita. Esta es esa película”. De esa manera comienza Lighyear el spinoff/precuela del universo Toy Story que pretende seguir creciendo de una manera diferente, pero con uno de los personajes más conocidos del cine: Buzz Lightyear. Esta semana estrena en las pantallas de todo el mundo este filme que además marca el regreso de Pixar en el cine (recordemos que Soul, Luca y Red se fueron directamente a la plataforma de Disney+ provocando disgusto en los trabajadores de Pixar Animations Studios) con su vigésima sexta producción animada.
Arrancamos con Buzz siendo ya un cadete especial que dirige una nave cargada de una enorme tripulación que tienen la misión de llegar a un planeta hostil a 4.2 millones años luz de la tierra para explorarlo, pero un accidente provocado por las nulas intenciones del protagonista de trabajar en equipo hace que se queden varados en este lugar. Alisha, la comandante y mejor amiga de Buzz cree que si construyen una energía lo suficientemente fuerte podrán romper la barrera del sonido logrando que puedan regresar a casa por lo que Lightyear se dedica en cuerpo y alma a conseguirlo, aunque esto signifique que por cada prueba que realicé en el espacio mientras para él sean minutos para sus compañeros varados en el planeta desconocido serán 4 años.
Pixar nos tiene acostumbrados a que en sus producciones encontraremos capas llenas de mensajes para examinar por días y tal vez este es lado débil de esta aventura de Buzz, carece de profundidad con un arco narrativo sencillo que no se dedica a rascarle y es que sus ideas desde el tráiler se podían leer: para lograr la perfección necesitas hacerlo acompañado y hay que aprender a disfrutar el camino no la meta. Este punto no es negativo ya que el filme desde el inicio fue pensado para convertirse en un blockbuster disfrutable con muchas palomitas que le pueda hacer competencia a las grandes producciones que se estrenan en verano. Nos promete entregarnos diversión pura y lo logra.
Los personajes secundarios funcionan para hacer de esta misión algo entrañable y es que cada uno fue construido para aportar lo que este tipo de películas necesitan. Tenemos al eslabón del pasado del pasado, la figura atolondrada que cae bien, la carismática mujer peligrosa y el lado que dota al protagonista de amor y humanidad. Todos ayudan a que la historia se sienta siempre balanceada en cada lado, pero quien se roba la película es el gato robot Sox, su personalidad, su dinámica con Buzz y diseño hacen que sea imposible no disfrutar cada momento de él en pantalla. Definitivamente si yo hubiera sido Andy jamás le hubiera pedido el juguete de Lightyear a mi mamá, el que hubiera deseado con toda mi alma sería Sox. ¡Quiero un Sox!
En un momento donde estamos saturados por la explotación de la nostalgia, aquí mínimo le da la vuelta para crear su propio entorno sin la necesidad de cameos, referencias o buscar la lagrimita fácil del chavorruco que creció con ellas. Tenemos a un personaje que conocemos en su forma juguete, ¿Qué sucede cuando exploramos un poco su lado humano? Eso es lo que buscan con esta producción y lo consiguen. Los clavados en el cine encontrarán homenajes a filmes clásicos sobre el espacio que enriquecen la experiencia, pero que no nos distraen de la historia.
Lighyear está lejos de parecer Toy Story y eso está bien porque no es su intención, lo que pretenden con esta película es entregar una entretenida película de acción y ciencia ficción protagonizada por un carismático personaje ya conocido mientras dan el inicio de lo que a leguas se ve será una larga saga espacial que expandirán al infinito y más allá.
Lighyear Dir. Angus MacLane. Estados Unidos, 2022. Con Chris Evans, Keke Palmer, Peter Sohn, Taika Waititi, Dale Soules, James Brolin y Uzo Aduba.