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A veces son las imágenes más simples las que destacan. Así podemos definir un momento triste y conmovedor de Un milagro inesperado, del director Glendyn Ivin, en el que su compatriota australiana Naomi Watts, humilde pero segura, tira un tarro de miel de su mesa de trabajo en la cocina. Watts interpreta al personaje de la vida real Sam Bloom, enfermera en neurociencia y madre de tres niños que recuperan la felicidad en sus vidas, luego de que ésta se destrozara por un terrible accidente que ella sufrió mientras vacacionaban en Tailandia (¿acaso eres tú, Lo imposible?). El color ámbar que se refleja en el piso de su cocina te hace saber que ella recogió los pedazos del desastre, después de una fatídica zambullida.
Está metáfora de curación resuena cuando sus hijos regresan a casa con una urraca herida a la que llaman Pingüino (de ahí que el título original de la película sea Penguin Bloom). Pronto, su amigo emplumado se encuentra atrapado en la miel del frasco roto. Sam, que inicialmente se resiste, termina cuidando al animal herido durante su tiempo en casa. La simbiosis entre ambos procesos de recuperación podrá parecerte una tontería —y lo entendemos—, pero es un mero pretexto para que Watts se luzca en la interpretación y notes la discreta dirección de Glendyn Ivin para presentarte un relato de curación emocional y física.
Adaptada de las memorias coescritas por su esposo Cameron (aquí interpretado por Andrew Lincoln de The Walking Dead), Un milagro inesperado se centra en la compleja respuesta emocional de Sam. Ella cree que esto no es nada inspiracional, porque desea todos los días que aquel accidente nunca hubiera sucedido; sin embargo, trata de cómo te reconcilias con la nueva normalidad. Sostenido firmemente en su perspectiva, eso se reduce a los ángulos de cámara a la altura de la silla de ruedas del director de fotografía Sam Chiplin.
Este es un relato afectuoso del doloroso viaje de un adulto, con la ayuda de una contraparte chirriante. Es el tipo de película a la que puedes llevar a ver a tus abuelos. También deja espacio para pequeñas apariciones pero perfectamente formadas de Jacki Weaver y la estrella de Cazando salvajes, Rachel House. A pesar de todo, el elenco de estrellas de esta película es memorable. Ladrones de escenas, todos.
Un milagro inesperado Dir. Glendyn Ivin. Australia, Estados Unidos, 2020. Con Naomi Watts, Griffin Murray-Johnston y Andrew Lincoln.
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