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La fashionista Cruella DeVil no sigue tendencias, las crea. Desde sus inicios se supo que era diferente a todas los demás porque fue la primera villana que fumó, tenía mucho glamour y salvó a Disney de la bancarrota por el fracaso de La bella durmiente. Después de 35 años se convirtió en el primer personaje animado de los clásicos de Disney que fue adaptado en un filme de carne y hueso, mucho antes de toda la ola de remakes en live action. Era y sigue marcando tendencias, ahora con Cruella, que se estrena el 28 de mayo en cines y Disney+ (Premier Access) llega para demostrar por que no importa que se trate de un filme familiar, se puede combinar con maldad y vestidos de alta costura.
Aquí nos llevan a los setenta, en la provincia inglesa, para presentarnos a Estella (Emma Stone), una joven que desde niña se ha destacado por ser diferente, motivo por el que siempre es rechazada; así que su madre decide llevarla a Londres. Ahí, por cuestiones del destino, hace familia con los ladrones Jasper (Joel Fry), Horace (Paul Walter Hauser) y dos perritos. Ellos viven de asaltar a quien se deje, aunque Estella se siente vacía soñando en diseñar ropa y ser igual de exitosa que la baronesa Von Hellman (Emma Thopnson).
En un momento en que la vida parece sonreírle a la protagonista, la baronesa termina contratándola. Pero cuidado con lo que deseas: la joven descubre que su peor enemigo está más cerca que nunca, haciendo que deje el lado bueno que su mamá siempre le inculcó para aceptar su maldad y convertirse en Cruella.
Cruella empieza sutilmente, pero sin dejar de ser atractiva, y en el momento que menos te das cuenta estás inmerso el universo presentado, sin tener de otra más que de disfrutar de ella. Las dos Emmas (Stone y Thompson) son fabulosas de pies a cabeza, cada una entiende a su personaje, y lo más importante: saben que todo gira alrededor de ellas, dominando el mundo sin que ningún hombre les diga qué hacer.
Cuando crees que Cruella no puede ser más perversa, te sorprende, demostrando que a veces Disney puede ser fiel a las bases de un villano sin tratar de suavizarlo o convertirlo en una mujer enojada por la falta del cariño de un hombre, como fue el caso de Maléfica. El tono en momentos es oscuro y no es queja, porque no puedes dejar de pedir que las fechorías continúen: saboreaste la maldad y quieres más.
De todo, es importante destacar el diseño de vestuario; es un deleite visual y me atrevo a decir que desde El diablo viste a la moda no teníamos un filme confeccionado con tal cuidado para contar una historia. La ropa es un personaje más que evoluciona como los demás.
Pero no todo en Cruella es como un pantalón que te queda a la medida, tiene un par de problemas con su guion, olvida situaciones planteadas para el desarrollo de la historia, haciendo que se sienta descuidada en momentos como ese saco que solo usas en invierno. Su exceso de canciones de la época hacen que parezca una banda musical de esas que escuchas en un bar tributo a los sesenta; las rolas sí encajan, pero son tan ruidosas y escandalosas que no pueden evitar que te saquen constantemente de lo que estás viendo.
Esta película sale justo en el momento en que hasta el más optimista por los remakes live action de Disney ya perdió toda esperanza, porque de todas las películas de esta línea solo 30% o menos realmente han aportado algo o emulado la magia de la animación. Cruella viene a demostrar que más que replicar lo que no necesita ser copiado, es respetar la idea para llevarla lejos sin perder la esencia y recordarnos porqué estábamos enamorados de ella.
Como dijimos al principio, este personaje siempre caminó por su lado, supo sorprender sin tener que seguir los mismos formatos y al final vuelve a poner de moda algo que parecía una colección pasada de moda. Cruella está hecha a la medida de la villana más icónica de Disney, que fue fabricada con materiales de la mejor calidad para convertirla en una pieza de alta costura.
Cruella Dir. Craig Gillespie. Estados Unidos, 2021. Con Emma Stone, Emma Thompson y Joel Fry. Estreno: Viernes 28 de mayo.
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