Ya con Jackie podíamos notar a un Larraín hábil para narrar. No quería contar historias convencionales, sino ver reflejados en el lenguaje cinematográfico los deseos y problemas de cada uno. Su trilogía de biopics de grandes personajes femeninos (que además de Jackie incluye a Spencer) concluiría con María, cinta que cuenta los últimos días en París de la afamada cantante de ópera María Callas, y con una Angelina Jolie que podría estar dando la mejor actuación del año.
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¿De qué trata María con Angelina Jolie?
Maria Anna Cecilia Sofía Kalogeropulu, más conocida como Maria Callas, fue una soprano griega nacida en Estados Unidos, considerada la cantante de ópera más eminente del siglo XX. Vivió parte de su juventud en Europa, enfrentó la guerra. Pero la película de Larraín apenas y da una pincelada de esto. Se centra más en los últimos años de su vida en su departamento de París, acompañada solamente de su mayordomo y su ama de llaves.
Larraín enseña a una María mentalmente inestable, medicada, y con algunos delirios. El mayor de ellos: un reportero de TV que hace un programa de la vida de Callas. En él se ve reflejado el mismo Larraín, que pregunta con curiosidad los detalles de su historia. Incluso en un momento este reportero le pide a la cantante que cuente su historia con vehemencia, que no se juzgue mucho así misma. Esa es la misma actitud que el director chileno toma ante sus personajes.
Y es que aunque vemos a una protagonista ostentosa y hasta algo caprichosa (“castigando” a su mayordomo con problemas de espalda al pedirle mover un piano de aquí para allá sin muchos motivos), también se busca entender sus anhelos. Su deseo, por ejemplo, de volver a cantar.
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¿Qué nos pareció?
En esto último es donde creo que está el punto más fuerte de la cinta. Si en La Sustancia se hace un estudio sobre cómo la industria del entretenimiento exige a las mujeres una belleza irreal, lo que provoca que con la edad se les vaya descartando y genera en muchas estrellas una añoranza por el pasado; aquí Larraín nos lanza una idea similar. María sueña con ese pasado de adulación y aplausos, quizá ese mismo deseo, sugiere Larraín, es la que la lleva a su muerte.
Pero lejos de condenarla, como ya había dicho, se le ve con empatía. Los espectadoras de alguna forma somos su ama de llaves y su mayordomo. La vemos con cariño a pesar de todo, entendemos sus dolores, la acompañamos en ellos de la mano de Larraín.
Y sí, Jolie da una actuación a la altura. Los pequeños matices de una estrella en su ocaso, los ojos y pequeños manierismo, interpreta a una Callas poderosa e imponente, que a la par de Demi Moore en La Sustancia, dan de las mejores interpretaciones del año.
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