Los mejores 20 personajes de Star Wars

¿Quién es?
El científico cuyo trabajo en el sistema de armas de la Estrella de la Muerte permitió que se construyeran monstruosas máquinas, pero que con sus audaces actos de sabotaje logró que la destruyeran de nuevo. Es el Robert Oppenheimer del universo de Star Wars, pero con la consciencia mejor desarrollada.

¿Por qué lo amamos?
Parcialmente porque es perfectamente interpretado por Mads Mikkelsen, quien captura ferozmente el sentimiento de un hombre que no ve más remedio que abandonar sus principios. Pero también porque se conecta agraciadamente con una de las tramas más grandes de la trilogía de Star Wars: ¿por qué una estación de batalla con el poder de destruir al planeta tendría también un práctico mecanismo de autodestrucción?

Línea clave: “Lo que sea que haga, lo haré para protegerte”.

¿Quién es?
Un habitante del bar Mos Eisley Cantina en el planeta Tatooinem cuya bulbosa color marrón se parece a la de un tiburón martillo (de hecho es un martillo).

¿Por qué lo amamos?
Hammerhead representa a todos aquellos pequeños monstruos sin nombre que están en la oscuridad, cuyas siluetas identificamos ávidamente a pesar de que hayan aparecido a duras penas en las películas: que den un paso adelante Snaggletooth, Walrus Man, Squidhead, Bossk, Zuckuss, Ree-Yees, Weequay, Klaatu, Barada, Nikto, Prune Face y muchos más por mencionar. También lo queremos porque toma el escenario en la comedia temática de Star Wars más grande de todos los tiempos. ¡Por favor, hammer, no los lastimes!

Línea clave: “Porque mi cabeza es como un martillo, y un martillo es como mi cabeza”.

¿Quién es?
El villano de El despertar de la fuerza, y (spoiler alert) el caprichoso hijo de Han Solo y Princesa Leia, quien se va (o lo obligan) al Lado Oscuro seguido de su entrenamiento Jedi en manos de Luke Skywalker. Ahora es un adolescente harto de todo en el universo.

¿Por qué lo amamos?
Porque solamente es un niño con mal genio, aunque tiene mil legiones y un láser mortífero a su disposición capaz de destruir al planeta. Las escenas entre Kylo y Rey son las más dramáticas de El despertar de la fuerza, primero su intento fallido por torturarla usando la fuerza seguido de confrontar su poco explotado poder y una emocionante batalla de sables de luz. Un personaje del que morimos por ver más.

Línea clave: “¡Espera, puedo enseñarte el poder del Lado Oscuro!”.

¿Quién es?
Un Lord Sith, y básicamente el único personaje nuevo e interesante de la primera precuela, en su mayoría gracias a un loco maquillaje en la cara tipo Cirque du Soleil, ojos amarillo ácido y sable de luz doble.

¿Por qué lo amamos?
Aunque sea espectacularmente cool, la apariencia no es lo único. Interpretado por el artista marcial Ray Park, Darth Maul es un sinuoso cínico, y no podemos evitar pensar que las precuelas se habrían desarrollado mejor al mantenerlo vivo un poco más de tiempo.

Línea clave: “¡Muere, Jedi, muere!”.

¿Quién es?
Para algunos es un Dios dorado, para otros un muy irritante aguafiestas; Threepio el droid protocolario tiene seis mil millones formas para comunicarse, y vaya que le gusta ir sobre ello.

¿Por qué lo amamos?
Si Threepio se hubiese limitado a ser el mismo de la trilogía original de Star Wars, estaría más alto en la lista: la aparición en aquellas películas, ya sea regañando a R2-D2 por su terquedad, dando golpecitos en el hombro a Han Solo o queriendo hacer amistad incómodamente con Jabba el Hutt, era encantadora y divertida. Pero la precuela de la trilogía tiende a usarlo como un generador automático, puntuando sus acciones hacia lados inapropiados (this is such a drag!). Y también, ¿cómo es que un niño esclavo en el desierto remoto se las ingeniaría para construir un droide que hablara seis mil millones de idiomas? Sea cual sea el caso, esperemos que las nuevas películas restauren a nuestro héroe cibernético de su antigua gloria.

Línea clave: “We’re doomed!”

¿Quién es?
El supremo cazarrecompensas, un forajido prácticamente mudo y despiadado que vaga por la basura galáctica en su nave espacial en forma de ataúd, asumiendo trabajos sucios para obtener grandes recompensas.

¿Por qué lo amamos?
En toda la historia del cine, es raro que un personaje que hable tan poco dirija tanta atención. Precisamente de eso se trata este maltratado taciturno, un hombre misterioso que ha capturado la imaginación de muchos fans de Star Wars. Probablemente tiene algo que ver con su vestimenta sucia y abollada, y el hecho de que es uno de los pocos personajes que sí le responde a Darth Vader. Sin embargo, cuanto menos se diga sobre este joven en Ataque de los Clones, mejor.

Línea clave: “No me sirve muerto”.

¿Quién es?
La misteriosa heroína de El despertar de la fuerza, una joven huérfana con un pasado escondido y un anhelo por escapar de su monótona y estancada existencia, pero cuando se le presenta la oportunidad, no sabe si las aventuras son una buena idea, después de todo.

¿Por qué la amamos?
Porque es algo así como un personaje de una novela británica de aventuras de la vieja escuela para niños: valiente, orgullosa y un poco elegante, con nervios de acero y una boca que lanza las palabras correctas. Ver a la actriz Daisy Ridley enlazando esos escalones de piedra en el planeta Ahch-To al final de El Despertar de la Fuerza nos recuerda a las historias de fantasía de la BBC que amábamos cuando éramos niños: El servicio del búho o El jardín secreto quizá, gracias al auge de la etapa de heroínas en la escuela. La forma en que “se encarga” de Finn (John Boyega) es hilarante. No podemos esperar para ver a dónde va esa relación.

Línea clave: “Quitarás estas restricciones y dejarás la puerta de la celda abierta”.

¿Quién es?
El encantador y astuto apostador que va da la espalda a su antigua táctica de manejar las cartas, con afán de perseguir una carrera respetable como administrador y volverse un Rebelde.

¿Por qué lo amamos?
Sí, Lando se escribió después de los comentarios sobre la ausencia de personajes de color en Star Wars, y las acusaciones simbólicas son difíciles de refutar (su inicial caracterización como canalla y traidor no ayudaron de mucho). Pero si vemos más allá del contexto cultural, el encanto de Clarissian y su complejidad moral diferente a la de Star Wars lo hacen una de las figuras más intrigantes de la serie. Billy Dee Williams ofrece un magnífico desempeño, enigmático, reprensible y elegante, y su fracaso ante convertirse en una mayor estrella es también una pérdida para el cine y una acusación a la industria. Esperamos que los productores encuentren una manera de traerlo nuevamente: sin Han, él es el último bastión del Star Wars de la vieja escuela.

Línea clave: “¡Aquí viene nada!”.

¿Quién es?
La hija del hombre que hizo posible la existencia de la Estrella de la Muerte, y una joven ruda y dulce por sí misma. Cuando la Alianza Rebelde la recluta para robar sus planos, ella aplica aunque signifique arriesgar su vida entera.

¿Por qué la amamos?
Posiblemente Jyn es la primer heroína de Star Wars sin tener problema alguno con asuntos de género: no hay cadenas románticas, no hay bikinis dorados y no es “la jefa mandona”. Puros chistes. Es tan dura como las uñas: una mujer firme y pateatraseros que no permitió que su “papitis” se interpusiera en su misión. La actuación de Felicity Jones es enérgica y vigorosa, no es un personaje que quiere que te agrade. Genuinamente no le importaría ni un bledo.

Línea clave: “Superemos esto, ¿quieren?”

¿Quién es?
Una enorme y verde babosa con un apetito voraz por las grandes lamidas, las narguilas, el funk y las pequeñas arañas anfibias. Jabba es el gángster más poderoso en toda la Galaxia, aunque no sepamos precisamente cómo alcanzó su puesto sin siquiera poderse mover o golpear a la gente (gracias a sus brazos tamaño Tiranosaurio).

¿Por qué lo amamos?
Porque es un pedazo de trabajo sorpresivamente desagradable: corrupto, lascivo, grotesco, un monstruo inmoral, a quien la ejecución de un subordinado le parece una taza de té (no es que podamos imaginar a Jabba sirviendo la tetera, para eso está Bib Fortuna).

En cuestiones técnicas, Jabba es una hermosa pieza que tomó tres meses en hacerse, costó medio millón de dólares construirla y requirió tres titiriteros para operarla. Es genuinamente una impresionante, memorable y convincente figura de ingeniería tan desagradable hoy en día, como lo fue en 1983. Todo esto hace que los comentarios desdeñosos de George Lucas sobre el títere original—cuya decisión concluyó en que usarían un remplazo completamente naif y plástica en La Amenaza Fantasma y la edición especial de Star Wars— no estén mal, sino que además sean un insulto.

Línea clave: “Pronto aprenderás a apreciarme”. A menos de que te llames George Lucas.

¿Quién es?
El desarraigado stormptrooper sin nombre de la Primera Orden y técnico de fontanería de medio tiempo—nacido FN-2187— que tiene una crisis de conciencia sobre las maniobras de Jakku, salva al piloto de Resistencia Poe Dameron y emprende su viaje en este gran universo.

¿Por qué lo amamos?
Porque es nuestro guía experto hacia las maravillas de El despertar de la fuerza, tratando desesperadamente de mantenerse cool mientras entra en pánico internamente. También por la interpretación de John Boyega, un extraordinario joven actor quien sorpresivamente escaló a la cima con una combinación del encanto nerd y silenciosa rudeza— perfecto para el personaje de un niño soldado que rompe sus cadenas. Esperamos ansiosos grandes cosas por parte de Finn en las próximas películas: si no se vuelve un General de la Resistencia con su propia flota de naves estelares al final del episodio IX, estaremos muy decepcionados.

Línea clave: “El nombre es Finn. Y estoy a cargo”.

¿Quién es?
¡El héroe, por supuesto! Luke es el all American boy que vive sanamente, trabaja mucho, es respetado por los mayores, tiene la dentadura perfecta y besa a su hermana; proveniente de Tatooine, cuyas aventuras se visualizan desde la raíz de la trilogía de Star Wars. Un simple chico de una familia rota, Luke se impulsa con su propio cinturón de utilidades para ganar brillantes medallas, dominar la fuerza y salvar a la galaxia del mal (temporalmente).

¿Por qué lo amamos?
Porque es el héroe de aventura más amigable: amable con los animales y los droides, bueno para pelear, volar naves espaciales, balancearse a través de sogas sobre el abismo y hacer lo correcto…y es un poco soso. Hay muchas películas sobre Luke siendo atraído al Lado Oscuro, rindiéndose ante el odio y escogiendo el camino fácil, pero no creemos que lo haga ni por un segundo: vaya, inclusive salvó al villano más temible del universo de sí mismo. Ninguno se expone como crítica: la interpretación de Mark Hamill es inteligente, sensible e ingeniosa, y Luke nunca cruza la línea entre el héroe y el tipo irritante buena onda. Y si los últimos momentos de “El Despertar de la Fuerza” se hicieron para algo, cabe la posibilidad de que veamos más de sus músculos actorales: más viejo, aguantador e impresionantemente barbudo, Luke parece que fue y regresó del infierno y está preparándose para regresar.

Línea clave: “I care!”

¿Quién es?
Un pícaro e indecente bote de basura con patas con un tipo de Inspector Gadget incluido con boquilla y apéndice. Imagina que Henry el Hoover se encuentra con el armamento de las navajas Swiss, pero con personalidad.

¿Por qué lo amamos?
Porque es el verdadero héroe de las películas de Star Wars, quien conscientemente mete en problemas a otros cuando las cosas se ven sombrías. Desde malabares con turbo ascensores en una nave de batalla enemiga para salvar la miserable vida de Anakin Skywalker, hasta reparar el ala estabilizadora de Luke en la primer Estrella de la Muerte; desde reparar el hiperimpulsor del Halcón Milenario, hasta salir de la trampa de un Ewok. Artoo hace todo el trabajo duro para salvar la galaxia y no se lleva crédito suficiente. No nos sorprende que haya sido el primer miembro del elenco en ser confirmado para la tercera trilogía de Star Wars: sin él, las fuerzas del Imperio liderarían la galaxia, y Luke, Leia, Han y Chewie no serían más que manchas pegajosas en la pared de un triturador de basura. Aún así, tenemos nuestras dudas sobre su comportamiento en “El Despertar de la Fuerza”, ¿realmente tuvo que esperar tanto para decirles a todos dónde estaba Luke? ¿O simplemente quería ser dramático?

Línea clave: *Sonido de preocupación de una computadora* “Aquí vamos de nuevo”

¿Quién es?
La mente malévola detrás del Imperio que pretende dominar toda la galaxia. Inicialmente, Palpatine es un senador aparentemente digno de confianza que guarda un terrible secreto: en realidad es un Lord Sith, maestro del mal. Poco después es un pequeño mago marchito con la carcajada más temible.

¿Por qué lo amamos?
Porque es uno de los pocos personajes que realmente profundiza en lo más interesante de la precuela de la trilogía— y claro, lo malévolo siempre será divertido de ver. La interpretación de Ian McDiarmid es una de las más enriquecedoras de la serie. Y sí, hay un toque de la pantomima villana en él, pero es parte de la diversión.

La transición de Palpatine de lo político al poder tortuoso, vigoroso dictador galáctico, es delirante para presenciar, y el director George Lucas y McDiarmid trabajaron duro para aprovechara cada onza del descabellado júbilo en cada encarnación. Dicho esto, para la batalla culminante en El regreso de los Jedi él se convirtió en algo genuinamente tenebroso: una pesadilla de hombre cuya confianza y capacidad infinita de odio lo hacen el tipo malo más memorable de las series.

Línea clave: “Estoy indefenso. Toma tu arma. Hazme caer con todo tu odio y tu viaje al Lado Oscuro estará completo”

¿Quién es?
El títere místico y diminuto que habla al revés, cuyo conocimiento de la Fuerza es insuperable. En la trilogía original es una maravilla de diseño: táctil, simpático y adorable. En la encarnación de La amenaza fantasma parece un troll de goma surgido desconcertantemente a la vida, aunque esto se desarrolla mejor en las próximas dos películas.

¿Por qué lo amamos?
¿Por qué habría que preguntar? ¡Es Yoda! Ochocientos años de viejo y creciendo cada vez más fuerte, master de la telequinesia y de la filosofía oriental, un experto del sable de luz que también tiene un malévolo sentido de humor y fascinación por las antorchas de bolsillo.

Todo sobre él es icónico: la idiosincracia en su forma de hablar (mitad un comediante judío mayor, mitad un inescrutable guerrero samurai), esa voz rasposa (reemplazada por Frank Oz, eso explicaría la similitud con Miss Piggy), el increíble trabajo del títere, incluso los hologramas no tan malos en las últimas dos precuelas (la manera en que salta de pared en pared durante la pelea con sables de luz es asombrosa).

Línea clave: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes"

¿Quién es?
Un tapete caminante de dos metros con una banda de resistencia très chic y un repertorio vocal que consiste en ladridos, gemidos y gruñidos sorpresivamente difíciles de imitar. Chewie, el copiloto del Halcón Milenario, es otro de los personajes de Star Wars que inspiran devoción a pesar de su inhabilidad para hablar, al menos en inglés.

¿Por qué lo amamos?
Porque es el hombre supremo, a pesar de ser un Wookiee. Chewbacca es alto, peludo, fashionista, rudo, infinitamente leal, algo cómico, un conductor experto, hábil para construir naves espaciales y creemos que probablemente da los mejores abrazos del universo. Todo mundo desearía ser su amigo, ¿y qué mujer no querría a un compañero así de trabajador, afectuoso y encantador? Claro, las conversaciones profundas pueden llevar tiempo, pero quizá es su manera de decir mucho en pocas palabras. También amamos a Chewie porque es interpretado por el adorable Peter Mayhew, quien tiene la mejor cuenta de Twitter de todos los ex alumnos de Star Wars (@thewookieeroars, apúntalo).

Línea clave: El consternado rugido cuando las puertas de la Base Eco se azotan contra Hoth es desolador.

¿Quién es? 
De ser un vigoroso joven héroe Jedi, a deambulan del desierto, a ser una brillante aparición azulosa. Obi-Wan es o el desinteresado, o el pulso de toda la saga de Star Wars, o una alfombra sin chiste. Aún así, como este gran hombre dijo alguna vez, muchas de las verdades a las que nos aferramos dependen, en gran medida, de un punto de vista.

¿Por qué lo amamos?
Porque es despiadado con los sables de luz; porque su guardarropa en diferentes tonos beige es funcional y muy a la moda; porque lleva una barba recortada sin límites; y porque es interpretado por dos muy buenos actores, incluyendo, quizá, el máximo ponente actoral, Sir Alec Guinness.

Aún así nos preocupa que, básicamente, en él recae el soporte total de la tan propensa de accidentes familia Skywalker. Y en serio, ¿de dónde saca todo? Es prácticamente forzado a matar a su mejor amigo (admitamos que era un tipo de sangre muy pesada). Lo dejaron a la deriva en un desierto por casi dos décadas. Y cuando parecía que su vida sería nuevamente interesante, es bruscamente golpeado por su ya mencionado amigo y forzado a pasar el resto de la eternidad como un fantasma en compañía del tipo que lo mató. ¡Eso es lealtad!

Línea clave: “Derríbame y volveré más poderoso de lo que jamás pudiste imaginar”

¿Quién es?
El orgullo y soporte de la Alianza Rebelde, el ícono de la feminidad (durante dos películas, al menos): hermosa, sarcástica, un torbellino que malabarea a los hombres y no acepta boludeces de nada y nadie con su look de panecillo danés. El incidente del bikini dorado abolló ligeramente a su feminista interior, pero al menos logró regular a Jabba el Hutt. Y regresó en El despertar de la fuerza como General y con su propio ejército de Resistencia.

¿Por qué la amamos?
Cuando éramos pequeños, la Princesa Leia no era más que un ser irritante: la última figura de acción que esperaríamos encontrar bajo el árbol de Navidad. Luego, de adolescentes, la encontramos un poco más (ehem..) interesante, pero sería difícilmente un personaje que tomaríamos en serio, con o sin bikini dorado. Pero ahora, ya adultos, retrocedemos en el tiempo y nos damos cuenta de que Leia podría ser el personaje más sombrío y complejo en toda la saga de Star Wars. Tal y como una figura pública que trabaja no solo para quedarse sin familia, sino para no perder su planeta natal, Leia tiene en juego mucho más que sus toyboys. Se mantiene firme en cada vuelta de este universo de hombres, enfrentando tanto a Tarkin como a Vader sin una gota de sudor, convirtiéndose en una figura aristocrática como Mon Mothma o una esclava como Beru. Como única mujer legible en varios años luz, claramente recibe una jugada fuera de lugar al enfrentar a Han contra Luke, pero se rehusa a caer en esa desequilibrada situación. Tiene una mente aguda, una lengua filosa y, no lo olvidemos, la mayor cantidad de dinero— pero conforme pasan las décadas está dispuesta a arriesgar todo por la causa en la que cree. ¡Eligieron al Skywalker equivocado!

Línea clave: “¡Yo no soy un comité!”

¿Quién es?
El capitán del Halcón Milenario y el piloto espacial más engreído de toda la galaxia. Han Solo es el héroe de todo niño pequeño, navegando de sistema de estrellas en sistema de estrellas con su mejor amigo peludo, metiéndose en líos, estallando el lugar entero, ocasionalmente realizando actos heroicos al azar y siendo grosero con las mujeres hasta que caigan enamoradas irremediablemente de él.

¿Por qué lo amamos?
Porque es prácticamente imposible no hacerlo—su cabello es genial, su atuendo hipster estilo vaquero es legendario, su ingenio es único y su sonrisa chueca ha roto miles de corazones. Pero hay más: particularmente en El imperio contraataca, el ocurrente diálogo al estilo del viejo Hollywood de Lawrence Kasdan, combina con el evidente amor de Harrison Ford por el lenguaje y su despreocupación pura como actor para elevar a Han hacia un lugar que pocos personajes en la película han alcanzado. Realmente no nos sorprende que la gente tome Star Wars tan en serio: ¿cuántas franquicias han generado tal vínculo emocional entre un personaje tan extraño y la audiencia? La escena en sí misma pudo haberse malinterpretado (spoiler alert!), pero su pérdida en El despertar de la fuerza fue en exceso real: perder a Han es como perder a un amigo. Un amigo con una nave espacial muy cool.

Línea clave: “Lo sé”

¿Quién es?
No nos parece lejana la idea de que el villano más icónico de todos haya ocupado el lugar en el que está: su apariencia es terrorífica, su voz penetra en los huesos, sus palabras son pura maldad. Pero lo que realmente hace de Darth Vader el invasor de nuestras pesadillas son sus acciones: desde cuellos quebrantados, hasta cortar el dedo de su propio hijo (dejemos que esta escena cale en la memoria), es un tipo con el que realmente no deberías jugar.

¿Por qué lo amamos?
Porque por más que las amemos, estas películas están llenas de pilotos espaciales sarcásticos, princesas armadas, héroes rubios, robots como compinches y viejos sabios; solamente hay un Darth Vader.

Su historial es, quizá, el más problemático— el adolescente Anakin es un esquincle fastidioso, y la encarnación de Hayden Christensen de grande no se vincula por completo con el diálogo y esencia del personaje. Dicho esto, su descenso hacia el mal está muy bien manejado, y la batalla culminante entre Anakin y Obi-Wan Kenobi opera magníficamente.

Pero nada se compara al éxito de Darth Vader: derribar con el sable de luz al pelotón de soldados Rebeldes sin gran esfuerzo; afinar cada movimiento de los controles del Caza TIE como un jugador de billar; estrangular a sus comandantes uno por uno como las moscas que son; revelar la verdad a Luke en un pórtico destartalado; y finalmente, tenderse en una pira medieval mientras el humo negro rodea su cadáver. Es una creación perfecta sin necesidad de mejorar nada. Darth, te saludamos temerosamente.

Línea clave: “Si tan solo conocieras el poder del Lado Oscuro”