Las 10 mejores películas mexicanas de 2020
Foto: Cortesía Netflix
Foto: Cortesía Netflix

Las 10 mejores películas mexicanas de 2020

A pesar de la pandemia, este fue un gran año para el cine nacional. Aquí las películas que más nos gustaron

Anaid Ramírez
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2019 fue un buen año para el cine mexicano: se produjeron 216 títulos, de los cuales 101 lograron su estreno en salas. Sin embargo, desde marzo de este atípico 2020, supimos que el panorama para la industria cinematográfica de nuestro país no sería tan fructífera: la pandemia que persiste, provocó que las producciones de todo tipo pararan y que los cines cesaran sus actividades por varios meses, abriendo nuevamente sus puertas para una capacidad máxima de 30% respecto a lo habitual.

A pesar de este escenario que ha golpeado a la actividad cinematográfica en todo el mundo —nos quedamos sin James Bond este año y Mujer Maravilla 1984 estrenó más de seis meses después de lo planeado, por ejemplo—, el cine mexicano sacó la casta con todas las herramientas posibles y nos acompañó, en el caso de los estrenos vía streaming, durante los días de aislamiento.

Por eso, vale la pena presentar las 10 mejores películas mexicanas de 2020. Esta selección incluye cintas que llegaron a salas y también en plataformas de streaming y apps como YouTube y Vimeo. Este listado no incluye títulos que solo fueron vistos al ser programados en festivales de cine.

Si aún no las ves, pide unas cervezas a domicilio y prepara la botana para aventarte un maratón de películas mexicanas.

Recomendado: Las mejores películas de 2020.

Las 10 mejores películas mexicanas de este año

  • Gay y lésbico

En 1901, en una casa ubicada en lo que ahora es Plaza de la República, fueron arrestados y golpeados 42 homosexuales que celebraban una fiesta clandestina, uno de ellos era yerno de Porfirio Díaz, razón suficiente para eliminarlo de la lista de detenidos. Esos hechos trascendieron en la historia, por eso sorprende que ningún realizador mexicano haya volteado a ver “El baile de los 41”... hasta ahora.

La anécdota se nos presentó en pantallas este año bajo el guion de Monika Revilla y la dirección de David Pablos. A pesar de sus altibajos —como el débil arco del personaje central—, El baile de los 41 logró destacar por su diseño de producción, la dirección de actores y las interpretaciones en sí mismas, especialmente la de Mabel Cadena: su apropiación de Amada Díaz, que va del dolor a la frustración, seguro le valdrá varios premios en 2021.

  • Cine

Esta es la ópera prima del cineasta David Zonana y seguramente escuchaste mucho de ella a finales de 2019, luego de que se presentara en la competencia oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia. Mano de obra es una película más afín a las características del cine naturalista, y a pesar de su ritmo pausado, encuentra momentos para estremecerte en serio.

El guion de Zonana parte de una situación común —la ilegalidad con la que operan las empresas de construcción al emplear sin contrato, prestaciones y seguro social a sus trabajadores—: el hermano de Francisco (Luis Alberti) muere en una construcción y la empresa no quiere indemnizar a la viuda. A partir de esa negación, el director lleva a su protagonista, espléndidamente personificado por Alberti (Carmín tropical), por un arco que parte en la frustración por no hallar justicia y concluye en la corrupción total del personaje.

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8. Tío Yim

Si algo necesitábamos este año era una película que se sintiera como un apapacho, y Tío Yim, muy a su esencia y modo, nos lo hizo llegar. Primero, al estrenarse gratuitamente a través de Vimeo desde inicios de 2020 y ser un aliciente en las semanas iniciales del confinamiento. Segundo, por la historia tan personal que desarrolla: Luna Marán, directora y guionista de este filme, regresa a su pueblo natal para explorar las memorias de su padre: “Tío Yim”.

El padre de Luna es un luchador social que se convirtió en el líder de su comunidad, siempre viendo por los demás. A la par, la cineasta presenta a la misma figura como un padre un tanto ausente y no muy expresivo con sus emociones, aunque eso no le impide dejar grandes lecciones a sus tres hijos. Tío Yim es un documental íntimo, pero que alcanza un nivel universal al centrarse en emociones como el amor y el miedo a la pérdida.

7. El secreto del doctor Grinberg

A Ida Cuéllar le tomó casi nueve años de investigación “armar” el rompecabezas que fue la repentina y misteriosa desaparición del científico mexicano Jacobo Grinberg. Él fue un neurofisiólogo que iba de chamanes y a científicos, entre otras razones, para encontrar las posibilidades de la telepatía; sus prometedoras aportaciones se pausaron en 1994, cuando “se evaporó”.

Así que este filme tiene inherentemente, y de entrada, un fascinante personaje que también fue conocido por el mote del “Einstein de la conciencia”. Pero es la labor documental de Cuéllar y su equipo, así como sus habilidades narrativas, lo que convierten a El secreto del doctor Grinberg en uno de los mejores títulos del año.

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6. Familia de medianoche

Luego de un largo paso por festivales, entre ellos el de Guanajuato y Ambulante, este documental llegó a cines en enero de 2020. Y aunque hay momentos que te llevarán hasta las risas, el punto de partida de esta película es una situación crítica y que seguramente te va a preocupar: en la CDMX, para nueve millones de habitantes, solo hay disponibles 45 ambulancias públicas —sí, seguimos en shock—. Esta escasez abre paso a vehículos informales con paramédicos autodidactas.

Es en una de estas ambulancias privadas, y la familia que la opera, donde se centra la cámara de Luke Lorentzen. Mientras descubrimos los rasgos y padecimientos de cada elemento de este clan, también sabemos cómo el sistema juega en su contra y el fin puede estar a la vuelta de la esquina. El resultado es una cinta de espíritu vibrante, lleno de adrenalina, que motiva a la crítica y la reflexión.

5. Leona

Tras haberse exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en 2018, Leona llegó derrapándose para alcanzar salas comerciales y alternativas antes de finalizar este 2020. La anécdota del primer largometraje de Isaac Cherem no es algo que no hayamos visto antes: un amor prohibido, en concreto entre una joven judía y un chico de otra religión. Y si bien esta dinámica llega directo a las emociones, y la química entre la pareja es radiante, lo que más nos enamoró del filme es la construcción de su protagonista.

Cherem dota a Leona de un perfil realista, lleno de complejidades, y eso provoca que te enganches de inmediato con el personaje. Pero quien termina de amarrar las cuerdas es Naian González Norvind, quien nos entrega aquí la mejor interpretación de su carrera hasta ahora.

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4. Vaquero de mediodía

Los documentales salvaron nuestra cuarentena, y muestra de ello es esta investigación del periodista y documentalista Diego Enrique Osorno. Este filme, que se estrenó en Cineteca Nacional y en Netflix, sigue las pistas que dejó un prometedor poeta, Samuel Noyola, quien desapareció del radar de amigos y familia desde hace más de ocho años.

Vaquero del mediodía conserva un poco la intención de Searching for Sugar Man, en su intento averiguar qué sucedió con una figura incógnita de una persona hiper talentosa; pero más allá de desmitificarlo, justo los relatos y el misterio que envuelven al personaje central, parecen tomar el camino del mito: Samuel Noyola, el que no tenía casa porque eso iba en contra de su espíritu de poeta, el que fue la mano derecha de Octavio Paz, el que no tenía trabajo porque prefería dedicarse de lleno a la poesía, el que publicó tres libros... el imposible de seguir.

3. Antes del olvido

Los efectos de la gentrificación no pueden estar más al alcance de nuestra realidad, pero aquí los vemos en forma de ficción. A través de un relato coral, la directora Iria Gómez Concheiro (Asalto al cine) se mete a las entrañas de una vecindad en la zona comercial del Centro de la CDMX, con el objetivo de hacer una crítica a los desplazamientos que provocan las inmobiliarias en algunas zonas de la ciudad. La historia es la de muchas casonas de la urbe: los habitantes son presionados para abandonar sus hogares y así éstos se convierten en colivings, edificios rehabilitados con rentas inaccesibles, centros comerciales, mercados gourmet y todo eso que en tu colonia favorita seguro encuentras.

La mirada de Gómez Concheiro se siente cómplice de las vivencias de los vecinos: los presenta uno a uno, en sus labores diarias y también los sigue hasta la cocina; provoca que nos riamos de sus chistes locales, entendamos sus necesidades y también resoluciones. La cámara rara vez sale de la vecindad, y aún así comprendemos la violencia y persecución que los rodea.

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2. Las tres muertes de Marisela Escobedo

Quizá no sea la historia que verías en una temporada de mucho desánimo, pero es necesario agarrarse de valor porque es importante conocer las vivencias de Marisela Escobedo, una enfermera de Chihuahua que se convirtió en activista luego de que su hija, Rubí Frayre, fuera asesinada por su propia pareja y éste quedara absuelto a pesar de confesarse culpable.

Dirigido por Carlos Pérez Osorio, el documental sigue la lucha de Marisela: toda la investigación que a cuenta propia hizo para hallar al asesino y encontrar justicia, hasta el momento en que fue asesinada frente al palacio de gobierno de Chihuahua, donde hacía un plantón para que el gobernador entrante siguiera el caso de Rubí. Los testimonios, la edición y el material de archivo, te llevan de la frustración al miedo; mientras entreteje un relato imposible de ignorar.

1. Ya no estoy aquí

La producción que ahora busca una nominación a los Premios Oscar, en la categoría de Mejor película extranjera, nos trasladó al Monterrey de inicios de los dosmiles, cuando el movimiento de los kolombia estaba en su esplendor.

El cineasta Fernando Frías toma a la “cumbia rebajada” para marcar el pulso de este filme, mientras nos presenta a Ulises (Juan Daniel García Treviño) cuando huye de su ciudad natal a Estados Unidos. Su estancia allá, llena de melancolía, de nostalgia y de una imposibilidad —y no gusto— de conectar con el estilo de vida estadounidense, van provocando una serie de flashbacks que configuran el pasado del personaje. De esta forma conocemos la falta de pertenencia que Ulises sentía en su propia familia, y también sus motores: su pasión por la música y su lealtad hacia su (banda), y claro, los motivos violentos que lo obligaron a migrar.

Así como la música de su soundtrack, Ya no estoy aquí avanza cadenciosamente, para llenarte de ritmo y ponerte en los tenis del buen Ulises.

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