Dos terceras partes de películas de Bond y una (difícil) de ciencia ficción abrumadora. Tenet es una superproducción con grandes ambiciones: no se trata solo de salvar al cine, sino que quiere reinventar la manera de procesar tu gramática visual.
Las películas de Christopher Nolan generalmente vienen con un borde experimental, aunque lubricado por presupuestos de siete cifras, y Tenet se siente como su esfuerzo más elaborado hasta ahora. La información visual llega en múltiples direcciones, en secuencias de acción que ofrecen un pequeño respiro de las ideas que doblegan el cerebro, y la acompañada la estridente musicalización de Hans Zimmer y Ludwig Göransson —perfecta para Imax.