David Ayer es un director y guionista reconocido por su estilo crudo en el cine de acción y crimen. Antes de entrar a Hollywood, sirvió en la Marina de los Estados Unidos, una experiencia que marcó su enfoque cinematográfico. Comenzó su carrera en la industria como guionista con la premiada Training Day (2001), pero fue como director que llamó la atención gracias a películas como End of Watch, Fury y Suicide Squad.
Esta semana estrena su nueva película, Rescate implacable, en la que vuelve a colaborar con Jason Statham, quien interpreta a Levon Cade, un exmilitar de operaciones encubiertas retirado que intenta llevar una vida sencilla. Sin embargo, cuando la hija de su amigo es secuestrada por traficantes de personas, su búsqueda lo llevará a un mundo de corrupción mucho mayor de lo que jamás pudo imaginar.
Time Out México platicó con el director sobre este thriller cargado de acción, que coescribió con el mismísimo Sylvester Stallone.
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Este año cumples 20 años como director, ¿cómo ha sido tu crecimiento detrás de la cámara? ¿Qué ha cambiado de Harsh Times a Rescate implacable?
¡Wow! Ha sido un largo camino. En mi primer filme estaba aterrorizado, fue una experiencia escalofriante. Tuve la fortuna de trabajar con Christian Bale en mi primer trabajo, pero había tanto que aprender. Como director, siempre estás aprendiendo, creo que nunca dejas de hacerlo. Ahora me siento seguro con la cámara y dirigiendo actores. Ahora sé hacer tantas cosas gracias a la experiencia que he obtenido, y me encanta ver que el público se divierte con mis filmes. Ya puedo transmitir la acción, los golpes, el alma y el drama.
El género de acción puede perderse con tanta explosión, pero tú entiendes que el corazón de todo es la historia. ¿Cómo balanceas las explosiones y la acción con la narrativa para que sigamos interesados?
Tú lo acabas de decir: se trata de balancear. Es muy importante que te importen los personajes. Lo que Jason hace es entregar bastante corazón en la pantalla, es bastante emocional y es algo que no esperas de él. Realmente sabe dónde está el corazón en sus puños. Se siente honesto, como si fuera una persona normal, un vecino. También es importante rodearlo de excelentes actores de reparto como Michael Peña, David Harbour, Arinna Rivas, actores increíbles que saben aterrizar a los personajes. Al final, se trata de la familia. Todos tienen una, los buenos y los malos, y cada familia tiene sus propias reglas. Es importante equilibrar eso para que, cuando llegue el momento de pelear, estés ahí.
En este proyecto trabajaste con Sylvester Stallone, coescribieron el guión. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Hubo un momento en que pensaste: "¡Dios, estoy trabajando con el tipo que escribió Rocky!"?
¡Exacto, eso me pasó! Cuando era chico, vi Rocky en el cine, y es una de esas películas que cambió el mundo y la cultura. Era bastante aspiracional. Su historia como escritor fue complicada, pero creyó en sí mismo, creyó en su guión, y eso me inspiró a convertirme en escritor y a lograrlo en Hollywood. Él es un ícono. Fue como una especie de fantasía, porque es una persona que fue guía en la industria, un ejemplo para mí. Ahora puedo colaborar con él, y creo que eso es lo interesante de Hollywood. Nunca sabes a quién conocerás, qué sucederá, nunca sabes cómo te irá. Hollywood es un negocio complicado. Tenemos cosas divertidas como ir a premieres o hablar con gente maravillosa sobre las películas que hicieron, pero detrás de cámara es muchísimo trabajo. Hacer cualquier película es una lucha. La gente que ha triunfado y sigue haciendo películas es porque no se ha dado por vencida, y de esa manera he hecho mi carrera.
Antes de entrar a Hollywood formaste parte de la Marina de los Estados Unidos. ¿Esa etapa te ha ayudado en tu carrera como guionista o director?
Haber estado en el ejército me ha servido muchísimo, y lo más grande que obtuve de eso es la disciplina. Me obligó a enfocarme, estudiar y trabajar. Eso fue lo que me ayudó a convertirme en guionista: pasar horas y horas sentado en una silla, concentrado en el trabajo. La disciplina es clave y ayudaría a muchas personas.
En varios de tus filmes, como Training Day y End of Watch, hay una fuerte presencia de la cultura latina. ¿Por qué crees que es importante representarla en el cine?
Yo crecí en un barrio mexicoamericano, toda mi vida he estado rodeado de latinos. Mi esposa es latina, viví un tiempo en México. Es el mundo que conozco. Además, la gente latina te adopta, te arropa, siempre me he sentido parte de su familia. Me cuidaron durante los momentos más difíciles que he pasado. Entonces, me parece importante mostrar el amor de esa cultura, su fortaleza, los lazos familiares. Es mi manera de pagarles un poco todo lo que han hecho por mí.
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