Si estás buscando una película rompe esquemas del cine convencional y que te sumerja en una experiencia sensorial, íntima y hasta poética, te interesa mucho ver La luz que imaginamos. Ha generado sensación en el circuito internacional por su enfoque experimental y una estética que combina el realismo mágico con lo onírico.
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Enfermeras, amistad y deseo en la caótica Mumbai, La luz que imaginamos
Pero, ¿de qué trata? La película sigue a Prabha y Anu, dos enfermeras que comparten un pequeño departamento en Mumbai. Mientras navegan por la intensidad de su vida laboral y la soledad emocional que arrastran, emprenden un viaje a un pueblo costero donde, por fin, encuentran un respiro. Ahí, lo cotidiano se transforma en poesía visual y los silencios dicen más que mil palabras.
La primera película india en competir en 30 años en Cannes
El cine Indio es enorme, tiene una de las industrias más fuertes del mundo, detrás de EEUU y China. Pero no es común que sus películas llamen la atención de la crítica internacional. Por eso el paso por el Festival de Cannes 2024 de La luz que imaginamos es asombroso, ya que se convirtió en la primera película india en competir en la Selección Oficial después de tres décadas. La cinta fue ovacionada con una calurosa recepción y se llevó el Gran Premio del Jurado, una de las distinciones más importantes del certamen.
Sumado a esto, también estuvo presente en FICUNAM 2024, que es el festival de cine en México que arropa las propuestas más innovadoras. Este reconocimiento no solo destaca el talento de Kapadia, sino que también revaloriza la presencia del cine indio contemporáneo en el panorama internacional, más allá de Bollywood.
Realismo mágico y experimentación narrativa
Payal Kapadia fusiona técnicas documentales con una puesta en escena lírica que roza el realismo mágico. La ciudad de Mumbai no solo es un escenario, sino un personaje más: tan vibrante como contradictoria y profundamente humana. La cámara se mueve con una sensibilidad casi táctil, capturando detalles, miradas y momentos de intimidad con una delicadeza poco habitual. Son estos experimentos y propuestas las que hacen que el cine evolucione.
Una experiencia imperdible en La luz que imaginamos
Eso sí, La luz que imaginamos no es una película para ver con prisa, exige atención, contemplación y apertura. Su ritmo pausado, sus atmósferas envolventes y su capacidad de emocionar sin imágenes necesariamente grandilocuentes, la convierten en una de las propuestas cinematográficas más singulares, pero también más conmovedoras del año.
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