El cine de Luis Estrada muestra Un mundo maravilloso, lleno de humor negro en el que La ley de Herodes es la única norma a seguir. Con crítica social y chistes rápidos, Estrada nos condujo a El infierno.
Su maquiavélico plan funcionó y ahora vivimos bajo La dictadura perfecta. Esta nueva entrega del realizador mexicano es, en teoría, una obra de ficción. Sin embargo, la espeluznante similitud con la vida política nacional nos hace pensar que, una vez más, la realidad fue superada.
"La dictadura perfecta surge de una suma de razones. La primera es una inquietud que me tortura desde hace tiempo, '¿Por qué México está como está?', '¿por qué parece imposible que mejore la situación?'. La otra es creer que sería una buena cinta sobre ese tema. Quise hacer una película divertida, interesante, con ideas nuevas, pero también muy atractiva para el público", señala el director mexicano.
En su nueva producción, Estrada habla sobre un gobierno que basa su credibilidad en la mentira, la manipulación y el ridículo. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia. "Es una película construida en la ficción, pero creo que la gente tendrá algunos hechos aún frescos en su memoria y notarán las referencias", agrega.
Basta echar un vistazo a los avances de la cinta para entender su tono. Es una de las críticas más voraces de los últimos años.
"Siento que la sátira, al igual que la comedia, tiene una enorme ventaja en cuanto a la forma con la que se abordan temas complejos, graves y hasta dolorosos. Permite presentarlos de una manera más digerible, pero igual de efectiva", señala.
"Cuando hice La ley de Herodes hablé de la corrupción porque no me hace sentido que un sistema político esté anclado por eso y se sostenga en la corrupción misma. Durante la realización de Un mundo maravilloso, en el país se hablaba de la pobreza. Así que hice una película sobre la desigualdad social. Luego abordé el tema de la violencia, pero lo que más me preocupa es que lo que expongo sigue ahí, intacto", declara el director.
Las temáticas que aborda en todas sus cintas le atañen al país desde hace siglos. La lucha desesperada por el poder y mantenerlo, por el simple afán de hacerlo, son una constante. Pareciera que retrata el ciclo natural de la vida política nacional, uno que no tiene fin.
"La película no se vuelve parte de una continuidad, sino de una elipsis perfecta que comienza con el final de La ley de Herodes y continúa al principio de la conclusión de esta Dictadura perfecta", agrega.
"Lo más interesante de la película se dará afuera. Estoy seguro de que no será una cinta que le gustará a todos. Justamente provocará una división de opiniones. No creo que este trabajo cambie algo, pero provocará cuestionamientos".
Como referencia, hace 16 años, La ley de Herodes termina en la Cámara de Diputados con Juan Vargas declarando que "el reto para nuestro partido, por el bien del país, es permanecer en el poder por siempre y para siempre". Pareciera que este plan ya está en marcha (otra vez).