La familia Solé lleva 80 años dedicada al cultivo de melocotones en una pequeña comunidad rural de Cataluña, pero tras la muerte del dueño de las tierras, su heredero quiere vender la propiedad amenazando a la familia con quedarse sin trabajo y enfrentarse a su última cosecha. Esta es la trama de la película española Alcarrás, filme que ganó el Oso de oro en el Festival de Berlín. Este trabajo marca el regreso de Carla Simón tras las cámaras después de la aplaudida Verano 1993.
Alcarrás se encuentra en algunas salas de cine en México antes de llegar a la plataforma MUBI, que tiene sus derechos a nivel internacional. Por este motivo, platicamos con Carla Simón sobre esta producción y el trabajar con actores no profesionales.
Verano 1993 fue una película muy personal en la que compartiste momentos de tú niñez, ¿sucede lo mismo con Alcarrás?
Sí, pero no tanto como en Verano 1993. No cuenta con una cosa específica de mi vida, pero sí está relacionada porque mis tíos cultivan melocotones en Alcarrás, un pueblo de Cataluña. Ese es el oficio de la familia de mi madre. Lo que vemos en la película no les sucedió a mis tíos. Cuando yo estaba escribiendo mi primera película se murió mi abuelo y eso me hizo pensar en lo que sucedería si estos árboles que damos por hecho que están ahí y que nos dan sombra cuando nos reunimos en familia, ¿Qué sucedería si estos desaparecieran? Eso está pasando con muchos agricultores que están abandonando la tierra porque ya no pueden vivir de ella. De ahí nació el argumento, pero el deseo de retratar esto es porque ahí nació mi madre y yo pasé todas las vacaciones ahí.
Ahora que mencionas la problemática a la que se enfrentan los agricultores de la película, es algo universal porque también en México sucede esto, ¿Qué opinas al respecto?
Para mí era importante encontrar una razón por la cual la familia tenia que dejar la agricultura y no quería que fuera una empresa mala que viene a quitarles su tierra porque las cosas no son blanco y negro, quería retratar la complejidad de los dilemas de la vida. Me pareció interesante que los “malos” de la película sean los encargados de traer energía renovable a la comunidad que es tan necesaria en estos momentos. Eso crea un vínculo con la audiencia que se puede identificar con ambas partes. El nuevo propietario de la tierra desea poner esto para el bien de todos o que la familia siga sembrando y cuidando melocotones. Si hago una pequeña crítica a la energía renovable porque España es un país muy grande y no se está aplicando de manera correcta porque siempre desean ponerla en terreno fértil. No estoy en contra de ella solo plantear los dilemas a los que enfrenta el campo.