El 25 de enero de 2006, finalizó una ola de asesinatos que sembró el terror en la Ciudad de México con la captura de Juana Barraza Samperio, conocida como “La Mata Viejitas”. Esta mujer de 48 años fue juzgada en 2008 por el homicidio de 16 mujeres adultas mayores y por cometer 12 robos a casas habitación, lo que la llevó a cumplir una sentencia de 759 años en el Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla.
Ahora, el documental titulado La Dama del Silencio. El caso Mataviejitas! llega a la plataforma Netflix para recordar uno de los casos más complejos para la justicia capitalina en el inicio del siglo XXI. Desde el multihomicida Gregorio Cárdenas, la ciudad no se había enfrentado a un asesino serial de tal magnitud.
La directora María José Cuevas y la productora Laura Woldeberg, en una entrevista con Time Out México, compartieron detalles sobre este documental que estará disponible en Netflix a partir del 27 de julio de 2023.
Laura, ¿por qué decidieron retomar el caso de Juana Barraza y abordarlo con un enfoque diferente, poniendo énfasis en recordar a las víctimas que probablemente quedaron en el olvido tras la captura de Juana Barraza?
Laura: Al revisar si valía la pena contar esta historia, nos dimos cuenta, a través de bibliografías como el libro de Susana Vargas (The little old lady killer), y al acceder a los expedientes desclasificados del caso por primera vez, que lo que prevalecía en el imaginario público era casi una especie de leyenda. Así que decidimos abordarlo desde el punto de vista judicial, buscando entender el sistema de justicia en México. Aunque estos eventos ocurrieron hace más de 15 años, aún existen problemas en el sistema de justicia que se repiten en la actualidad. Consideramos que la historia sigue siendo relevante para dar voz a las personas que formaron parte de ella y que no recibieron atención en su momento, es decir, las víctimas.
María José, la narrativa tiene tintes de humor involuntario, ¿por qué deciden incluirlo?
María José: El humor salió en las entrevistas. Yo siento que es un reflejo también de lo que somos y de este gran mosaico que es México y de que a veces caemos también en el absurdo. No fue algo planeado desde el principio, se dio solo. No es que estén siendo chistosos, porque incluso puede llegar a ser hasta una risa incómoda.
Uno de los aspectos más valiosos del documental son los testimonios de los funcionarios, quienes caen en contradicciones respecto a la forma en que se llevó a cabo la investigación. Además, ustedes dan voz y recuerdan a otros culpables que el gobierno capturó, como Araceli Vázquez, quienes fueron olvidados en la cárcel.
Laura: Eso es el corazón de nuestra historia: las víctimas. Araceli también es una de ellas. Sentimos que hubo diferentes tipos de víctimas en esta historia; por un lado, las mujeres que fueron asesinadas y sus familias, y por otro, los falsos culpables. Araceli Vázquez es uno de ellos, lleva 19 años en prisión y admite haber robado, pero niega haber asesinado a esas mujeres. Al revisar las pruebas en los expedientes, nos dimos cuenta de que eran muy débiles. También está el caso de Mario Tablas, a quien acusaron de ser el Mataviejitas y murió en prisión. Desafortunadamente, no pudimos contar su historia porque no tuvimos su testimonio y no encontramos a personas cercanas que pudieran narrar lo que sucedió con él. Precisamente, la historia que inicialmente parece girar solo en torno a Juana Barraza cobra un nuevo sentido cuando enfocamos la cámara y damos voz a todas estas personas que fueron ignoradas tanto por los medios como por las autoridades.
Y obviamente, María José, dado que no es un documental centrado en Juana Barraza, ella no aparece ni se muestra en la actualidad.
María José: Juana Barraza es solo el pretexto para adentrarnos en esta historia, se vuelve un medio, pero no es la protagonista. A medida que nos sumergíamos más en la investigación, que tomó varios meses, y conocíamos a las víctimas, como el hijo que perdió a su madre de manera violenta hace 20 años y aún vive con dolor, Juana Barraza quedaba relegada a un segundo plano. Fue una decisión consciente no entrevistarla.