En 2010, Alicia en el país de las maravillas inició el plan de Disney por rehacer sus famosos clásicos animados en versiones live action y aunque no han enamorado al espectador han sido bastante lucrativos en la taquilla razón por la que la casa del ratón no se ha detenido en producirlas y no lo hará, ya que vienen Blancanieves, Hercules, Lilo & Stich, Moana y un largo etc. Esta semana el mar nos trae La Sirenita, el Live Action de la famosa película de 1989 que a su vez estaba basada en el cuento de hadas de Hans Christian Andersen. Esta versión se anunció en 2019 y desde entonces no ha parado de generar controversia por su elección de casting, por su diseño de personajes y por muchas otras razones que podrían nublar al producto final, por eso me pongo a la tarea de desmenuzar este gran estreno.
La historia ya la conocemos: Ariel (Halle Bailey) es la hija más pequeña del rey de los océanos, Tritón (Javier Bardem). Ella siente curiosidad por el mundo exterior fuera del mar a pesar de que su papá se lo prohíbe. En una excursión prohibida conoce al príncipe Eric (Jonah Hauer-King), de quien siente gran atracción. La bruja del mar, Úrsula (Melissa McCarthy) le ofrece a la pequeña sirena piernas para poder vivir tres días en la tierra y enamorar al príncipe, pero si ella pierde será su esclava. La única condición que le pide Úrsula a Ariel es que no tendrá su voz.
Empezaremos con los aciertos de esta versión y el más grande se llama: HALLE BAILEY, esta mujer es una estrella, desde el primer momento que aparece en pantalla hasta el final carga toda la película. Ella es luz todo el momento, su presencia y carisma dotan a esta Ariel de mucha magia sin contar que su voz hipnotizaba a las mismas sirenas. Otro punto positivo del filme es que ampliaron la parte terrestre dándole oportunidad a que los personajes principales se conozcan y que Ariel explore el mundo que tanto soñó conocer.
En La Bella y La Bestia, Aladdín, El Rey León y Cenicienta fallaron en intentar que los personajes principales mínimo funcionan bien juntos, mientras que Jonah y Halle son fuegos artificiales, tienen una química única por lo que deseas que nunca se separen. A pesar de que muchos momentos son copia calca de la animada sin se atrevieron a meter mano en el guion para darle un sentido más orgánico y actual que la dota de originalidad sin perder su esencia. Rob Marshall es un director experimentado en los musicales, el adaptó “Chicago” y dirigió el regreso de “Mary Poppins”, este realizador supo cómo emocionar con una historia que ya conocemos y no caer en la réplica como ha sucedido con las otras adaptaciones.
Con excepción de “Part of the World” y “Kiss the Girl”, todos los momentos musicales no logran superar en grandeza, belleza e impacto a las mostradas en la versión animada. Tuvieron en su acierto agregar tres canciones, el solo de Eric ayuda a dar más fuerza a su personaje y no es solo el hombre guapo de la pasada. La que Ariel canta en su mente cuando tiene piernas es perfecta para describirnos todo lo que va sintiendo y su transición del mar a la tierra, Halle irradia de carisma durante todo ese momento, mientras que la que le dan a gaviota Scouter, los fans de Lin Manuel Miranda quedarán satisfechos porque tiene su sello de principio a fin, pero en realidad desentona con el estilo musical tan marcado que este filme siempre ha tenido.
Ahora vamos con su diseño visual que lejos está de esa oscuridad marina que las personas mencionan cuando salió el tráiler. La película tiene momentos estimulantes, otros bonitos y algunos (la batalla final) a los que le faltó más render. Tal vez en otro momento no nos pondremos tan exigentes, pero después de vivir la experiencia acuática que nos ofreció “Avatar la forma del agua”, la termina hacer parecer protector de pantalla de Windows 98.
Sus puntos débiles, los amigos de Ariel, Sebastián y Flounder, su diseño rompe con todo lo presentado y a veces hasta logran arruinar la escena cuando en la original eran el alivio cómico aquí no lucen y llegan a ser hasta insípidos, lastima del trabajo de voz de Daveed Diggs y Jacob Tremblay, quien hacen lo posible para hacerlos carismáticos, pero sencillamente no funcionan. Melissa McCarthy como Úrsula sabe tener momentos cómicos ya que la actriz es maestra de comedia, pero su Úrsula necesitaba más locura, perversidad y sensualidad, recordemos que esta villana es una de las favoritas y que fue inspirada en la drag queen Divine, ella representaba a la comunidad LGBT+ cuando en Disney no se atrevían a poner este tipo de personajes. Le faltó queerness a esta versión de McCarthy.
“La Sirenita” es una prueba superada en un mundo de Live Actions más o menos funcionales, todo gracias a sus dos protagonistas, al talento del director y a que la historia no chapotea. Las nuevas generaciones sentirán lo que nosotros sentimos cuando nos metimos bajo del mar a finales de los ochenta.