Guten Tag, Ramón
Foto: Cortesía
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Guten Tag, Ramón: una década después, la historia que sigue conmoviendo

Jorge Ramírez Suárez, Adriana Barraza y Kristyan Ferrer reflexionan sobre el impacto de la película y su regreso a la gran pantalla

Stivi de Tivi
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Hace diez años se estrenó la película mexicana Guten Tag, Ramón, convirtiéndose en una de las más taquilleras del país y la primera en estrenarse con 52 copias en Alemania. La historia sigue a un joven que viaja de Durango a Alemania en busca de una oportunidad, encontrando una segunda familia entre un grupo de adultos mayores, a pesar de la barrera del idioma. Hoy, este filme sigue conmoviendo al público y ahora busca conectar con una nueva generación de espectadores. Para celebrar su aniversario, Guten Tag, Ramón regresa a las salas de cine, invitando a revivir la experiencia y reflexionar sobre su impacto una década después.

Time Out México platicó con su director, Jorge Ramírez Suárez, la nominada al Oscar Adriana Barraza y su protagonista Kristyan Ferrer sobre este reestreno.

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Jorge, ¿recuerdas los retos a los que te enfrentaste hace 10 años al realizar la película?

Jorge Ramírez Suárez: Hacer cine siempre cuesta mucho trabajo porque implica mucho dinero. La película se estrenó hace 10 años, pero la hicimos hace 12. Cuando la estaba levantando, ya tenía una buena parte del financiamiento, pero faltaba que entrara un último fondo. Kristyan ya era el personaje principal, ya tenía el papel y trabajamos mucho porque él ya contaba con el guión. Desde que vi la película Días de gracia, supe que tenía que ser Kristyan. De hecho, cuando le di el guión, él pensó que le iba a hacer casting, pero le dije: “No, no, ya para qué”. Otro reto fue filmar en dos países, algo complicado por la distancia y las siete horas de diferencia. Fuimos afortunados porque el rodaje, tanto en Durango como en Alemania, salió de maravilla. Nos divertimos mucho, también nos conmovimos haciéndola. La película sigue viva, la gente nos la sigue pidiendo, por eso decidimos reestrenarla. Además, nunca ha estado en una plataforma, así que la nueva generación, los que hoy tienen 18 años, eran unos niños cuando se estrenó y no pudieron verla.

¿En qué momento se dieron cuenta de que este proyecto era especial y que tenía el poder de conectar con el público?

Jorge Ramírez Suárez: Fue en una de las primeras proyecciones, cuando el corte aún no estaba terminado. Durante el rodaje, te enfocas tanto que pierdes la perspectiva, pero al comenzar a editar vi esa magia. ¿Te acuerdas, Kristyan, de la escena de la cena donde no se entienden, pero sí se entienden? En el set, todos estábamos conmovidos: el fotógrafo estaba llorando. Ahí supe que había algo especial. Después, cuando mostramos la película a gente ajena al proyecto —sin música, sin corrección de color, sin edición final— y vi sus reacciones, entendí que la película conectaba de una forma muy poderosa.

Kristyan Ferrer: Para mí fue en Morelia, cuando la vi por primera vez. Estaba llorando junto con Héctor Kotsifakis, hasta nos tomamos de la mano. Hacer una película es un accidente hermoso. Uno llega preparado, pero al final lo que te acompaña es tu experiencia y tu intuición. La mitad del equipo mexicano vivió la historia en México, y la otra mitad del equipo europeo la vivió allá, pero aún así hubo una simbiosis muy especial.

Adriana Barraza: Desde que leí el guión supe que era una historia única. Normalmente, las historias comunes giran en torno a jóvenes, mujeres o niños que migran a Estados Unidos, pero aquí, la trama se traslada a Alemania, lo que me pareció novedoso. Lo que más me conmovió fue la interrelación entre las personas, sin importar el idioma. Todos hemos vivido ese momento en el que necesitamos comunicarnos con alguien que no habla nuestro idioma. La conexión humana es universal.

Adriana, la escena donde Ramón se despide, aunque es muy emotiva, refleja una realidad muy común en México. ¿Cómo fue representar a tantas personas que dejan a sus familias en busca de una vida mejor?

Adriana Barraza: Te cuento algo que me pasó por primera vez en mis 50 y tantos años como actriz. Estaba con Kristyan, viéndolo decir sus líneas, y me convertí en su espectadora. Cuando terminó la escena, le dije: “Eres maravilloso”. Fue tan auténtico que olvidé que estaba actuando. Como maestra, veo a muchos estudiantes interpretar, pero esa vez me perdí completamente en su actuación. Fue un momento muy especial.

En esta década, la situación migratoria ha cambiado drásticamente. ¿Cómo ven la relación entre la película y el contexto político actual?

Jorge Ramírez Suárez: La he vuelto a ver varias veces por el proceso de revisión de la copia, los títulos, etcétera, y creo que no ha envejecido mucho. Hay detalles tecnológicos que delatan el tiempo, como los celulares, pero el mensaje de solidaridad con un migrante sigue siendo vigente. Lo que no ha cambiado son los gobiernos radicales de derecha que intentan separar familias, pero también siguen existiendo las muestras de apoyo y las manifestaciones contra el racismo. Cuando se estrenó en Alemania, recibí correos de señoras de 70 años contándome que habían ayudado a un "Ramón": uno colombiano, otro peruano… Los "Ramones" existen en todo el mundo, y esta película les da un rostro y un lugar.

Kristyan Ferrer: En estos 10 años, el cine ha explorado mucho la violencia y ha elevado a los narcos y delincuentes como héroes. Guten Tag, Ramón es diferente: aquí, el héroe es Ramón, un joven que se niega a ser delincuente. Eso es lo que la hace especial.

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