El director de Irreversible (2002), Gaspar Noé, nunca ha tenido miedo a la controversia, y Climax no es una excepción. Pone en marcha los decibeles musicales, y su trabajo de cámara provoca náuseas, aun así es una sobrecarga sensual que hará latir tu corazón. Todo comienza con una serie de entrevistas en video de una compañía de danza francesa —con la actriz y bailarina franco-argelina Sofía Boutella— que están dando una gira por Estados Unidos.
Las películas del realizador argentino Gaspar Noé las amas o las odias, no hay de otra. Desde
Irrversible, hasta Enter The Void, su trabajo siempre han despertado polémica por lo excesivo que puede ser.
Este año presentó Climax y sucedió algo que no había pasado antes, tuvo una aceptación total.
Tanto críticos, como público, cayeron rendidos a sus pies y se convirtió en el ganador del premio Art Cinema en la quincena de realizadores de Cannes 2018, demás de llevarse el galardón a Mejor película en el festival de Sitges.
Con motivo del estreno de la película en el país, platicamos en exclusiva con el director sobre Hollywood, el rodaje y la música de su nuevo filme.
¿Cómo nació Clímax?
Lo que me llamaba la atención era hacer una cinta con bailarines, gente que se expresa de manera corporal más que verbal. Clímax nació cuando fui a un evento de vogue, que es un estilo de danza estilizada y moderna al que me invitó una amiga bailarina. Todos brincaban y bailaban sin poses, me divertí tanto esa noche viendo a todos contentos. Al principio quería hacer un documental sobre eso, pero después empecé a crear una historia. Hablé con mis productores sobre hacer una película pequeña que nos tomaría solo 15 días de filmar. Al principio les pareció un chiste, pero les recordé que hace 16 años asó surgió Irreversible (2002), solo con una idea de dos páginas y al final se convirtió en la película que me puso en el mapa. Me dieron luz verde y busqué el estilo visual, después a los 23 bailarines y en solo 15 días, de manera cronológica, la filmamos en una escuela abandonada.
¿Cómo fueron los ensayos y los días de rodaje?
Yo no ensayó ni antes, ni durante el rodaje. Filmo a los actores haciendo sus cosas y si algo queda mal lo discutimos todos para ver como lo mejoramos. Hacíamos entre 10 a 15 tomas,
generalmente. Quería que mis bailarines estuvieran relajados. Nunca me fije en su tipo de piel o que preferencia sexual tenían, solo con que supieran bailar y entregar parte de ellos en la pantalla. Obvio para este tipo de baile quería autenticidad y no iba a poner a puros burguesitos bonitos a bailar.
Sofia Boutella es la única actriz profesional de la película, ¿cómo fue conversarla de entrar a un proyecto sin guion?
Ella tiene una carrera importante en Hollywood, pero antes de eso fue una bailarina muy exitosa y salió en videos de Madonna y Michael Jackson. Creí que no me dejaría presentarle mi proyecto y aceptó porque le gusta mi trabajo. Lo difícil fue contarle que quería hacer un filme con solo dos páginas de guion. Se asustó y no quería meterse en escenas sexuales explicitas, ya que luego te cerraran las puertas en el cine americano. Le dije que viniera a París y me pusiera sus condiciones para que juntos armáramos a su personaje, Selva. Eso le dio confianza y aceptó. Cuando vio el resultado final no paró de agradecerme. Quedó contenta y orgullosa del proyecto final.
Hablando de Hollywood, ¿Clímax pudo ser filmada en Estados Unidos?
No, para nada, ni ahí ni en Argentina. El cine de autor en Francia tiene un culto y un respeto, razón por la que me gusta vivir aquí. El sistema americano es para generar dinero y si un director quiere realizar algo más personal se mete en conflictos con la productora porque al final no quieren arriesgar la inversión.
Es imposible salir salir del cine sin correr a buscar el soundtrack...
La mayor parte de la música son canciones con las cuales bailé en distintas etapas de mi vida como Cerrone, Patrick Hernández y Daft Punk. También tuve la ayuda de un gran supervisor musical que me ayudó a meter elementos nuevos para que nunca dejara de sentirse la música. Lo difícil fue negociar los derechos musicales porque quería que los bailes fueran para canciones en específico y si filmábamos con una y luego no obteníamos los derechos, la sensación seria otra que no quería.