Seguramente has visto la serie Pan y Circo y / o las películas Chicuarotes (Gael García Bernal) y Ema (Pablo Larraín). Éstas tienen como común denominador, junto con otros títulos, que son producidas por La Corriente del Golfo, una casa productora que en pocos años ha dado pasos firmes y que dirige Paula Amor. Con ella es con quien platicamos esta vez, para conocer sobre el trabajo de la mujer en la industria audiovisual.
“He tenido situaciones complicadas a nivel laboral, donde mi voz no es tomada en cuenta como yo quisiera o veo las preferencias entre puestos de hombres y mujeres, pero todas esas experiencias han contribuido a lo que soy ahora y también me han hecho concientizarme para no permitirlo ”, presenta Paula.
En 2018, en una entrevista mencionaste que comenzar a dirigir La Corriente del Golfo era el mayor desafío de tu carrera. ¿Cómo se siente esa frase a casi tres años de estar al mando de esta casa productora?
En ese entonces era el inicio de un gran reto, en primer lugar, porque era armar una compañía desde cero. Representó un montón de responsabilidad entrar en una parte de la industria en la que no había estado. A tres años puedo decir que sin duda ha sido un gran desafío, pero también una oportunidad. Estoy muy agradecida por estar en este privilegio de construir y tomar decisiones en cuanto a qué somos y para dónde vamos con La Corriente del Golfo. Estoy muy contenta.
En tu experiencia ¿cuáles son los cambios en cuanto a perspectiva de género y brecha salarial que ha vivido la industria audiovisual desde que comenzaste en ella hasta el día de hoy?
Sí están habiendo cambios importantes, lentos en algunos casos. Todavía con mucho enojo y frustración, pero también con resultados que comienzan a notarse en diferentes ámbitos. Y el hecho de que ya podamos hablarlo es el primer paso.
Antes no solía tener conversaciones sobre la violencia contra la mujer, la paridad, la mirada femenina; no sabía la diferencia entre acoso y hostigamiento. Incluso, había muchas conductas normalizadas que se pasaban por alto en la industria en general.
Por supuesto hay un gran camino por recorrer, pero en los últimos años, la conciencia y unión de las mujeres —todas con creencias e historias distintas— la comunidad que somos ahora, ha sido indispensable para avanzar y que haya discusiones sobre cómo exigir que nos traten con igualdad en cuanto a salarios, oportunidades, derechos y qué ambiente queremos en nuestros espacios de trabajo.
Foto: Alejandra Carbajal
¿Cómo participa La Corriente del Golfo en la reducción de la brecha laboral y salarial?
En el caso de La Corriente del Golfo trato de ser congruente al contratar a alguien. Que se contrate a la persona por su talento sin importar absolutamente nada más. Que cada persona cobre lo que le corresponde y con todas las prestaciones de ley. Eso a veces implica hacer un mayor trabajo, pero es lo correcto.
¿Cómo llega una mujer a los puestos de decisión, que suelen ser ocupados por hombres? ¿Cuáles son las fallas estructurales que impiden ese avance?
A todos nos toca un granito de arena, en el sentido de que necesitamos considerar no solamente a la gente que sabemos que desde hace mucho tiempo es buenísima haciendo algo, y que resulta ser hombre. Tenemos que estar conscientes, tanto hombres como mujeres, que hay mucha gente capaz sin importar género, pero necesitamos apoyar a las mujeres porque históricamente nos ha costado más trabajo. En la industria audiovisual es importante la diversidad y nos falta para que también sea representada por voces indígenas, comunidad trans y más.
Es muy común ver una junta llena de hombres con una sola mujer que está súper intimidada. Y también hay muchas mujeres que tienen actitudes machistas debido a la presión de convertirse en alguien igual a los hombres para tener ese puesto. Hay que revisarlo y resolverlo. Buscamos nuestro lugar y para que éste se abra, hay que mover las estructuras. Que desde la escuela haya un tema de equidad, porque si no, de una generación salen veinte hombres y dos mujeres, por ejemplo.
¿Para ti cómo debe transmitirse la perspectiva de género a través del discurso audiovisual en México?
La mirada femenina siempre tiene que estar presente, somos la mitad de la población. Es importante deconstruir el guion patriarcal y dejar que las mujeres contemos nuestras historias como las queremos contar, desde nuestro punto de vista, la fotografía, dirección, guion, producción, que no sea el hombre contando la historia de la mujer. Que no venga un hombre a decir “tienes que agarrar la cámara así”. Hay mujeres muy talentosas en la industria en México que tienen muy clara su visión.
Foto: Alejandra Carbajal
¿Cuál es el siguiente paso en la lucha por la equidad de género en la industria audiovisual?
La implementación de los protocolos de prevención, no solo a nivel de casas productoras, también en escuelas, festivales, distribuidoras, todos deberíamos que tener un protocolo y asumir nuestra responsabilidad. Si queremos que las cosas cambien, hay que ponernos a chambear. Nos hace falta mucha información, deconstruimos y entender. Poner altos, no ser cómplices de las situaciones que suceden en los rodajes, castings, llamadas. En cualquier momento en que tú seas testigo de algún tipo de violencia, discriminación, acoso u hostigamiento, alzar la mano. El silencio también es complicidad. Y estamos acostumbrados a no hacer nada porque no sabemos cómo.
Me encantaría que desde las leyes se pudiera apoyar más, que tuviéramos instituciones que realmente se tomen esto en serio, más allá de solo hacer una plática; que sea un compromiso real, honesto y profundo. Capacitarnos continuamente, hacer esfuerzos conjuntos, trabajar con escuelas, festivales, distribuidoras y plataformas.
Como espectadores ¿qué podemos hacer para apoyar la perspectiva de género en el cine?
Darle la oportunidad a nuevos contenidos que no repiten las conductas sistémicas. Como espectadores hay que ser personas exigentes. No celebrar ni aceptar lo que ofende a la mujer y también que ponen al hombre como macho. Dejar de contarnos esas historias.
Muchas veces las mujeres estamos manifestándonos y los hombres calladitos, sin hacer nada, y también es cuestión de que ellos reflexionen sobre su papel, del privilegio en el que han estado, y que hay una oportunidad de construir una sociedad más pareja. Fuera de la pantalla, preguntarse por qué hay tanto odio hacia la mujer, cuando eso debió quedarse en otro siglo de la historia.
¿Cómo se debe motivar a las niñas, desde la industria audiovisual, a formar parte de las futuras generaciones de ésta?
De entrada, rompiendo estereotipos en la pantalla. Nos urge salirnos de esta costumbre en la que las mujeres somos representadas como objetos o que no hay buenas fotógrafas, directoras o guionistas en México. Eso nos detiene a abrir posibilidades. Necesitamos crecer con otras historias, salirnos del guion tradicional. Alentar a las nuevas voces a estar seguras de lo que están haciendo, no cuestionarse y no esperar aprobación del padre, maestro o novio. Salirnos de los esquemas, desde la educación en casa, nuestros que tal vez para nuestros padres o abuelos eran los correctos. Es difícil, porque está enraizado y es una cuestión estructural y sistemática donde el patriarcado se mete por todos lados, todos los días.
Esta frase de "calladita te ves más bonita" ahora es tremenda, porque precisamente es lo que no hay que hacer, y tampoco se trata de que me tengo que ver más bonita.
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