Aprovechamos la cinefilia en torno al GIFF 2015, con sede en San Miguel de Allende y Guanajuato, para charlar con el director y guionista Nikias Chryssos, quien participa en la Selección Oficial Largometraje Internacional con El búnker. Te contamos de qué va la cinta.
Un joven (Pit Bukowski) alquila un cuarto en medio del bosque para concentrarse en sus estudios. El cuarto, como el nombre de la cinta lo indica, es un búnker bajo tierra que carece de la vista al lago que el anuncio prometía. Pese a ello, el chico decide quedarse. Mientras su intención inicial era mantener una relación distante con la familia de la casa, ésta comienza a involucrarlo con la educación de su hijo de ocho años, Klaus (Daniel Fripan). Éste es el primer paso de varios que terminarán por envolverlo completamente en una dinámica familiar que pasa de aparentar perfección a revelarse enferma y perturbadora.
En líneas generales, éste es el argumento base de la película. Pero reducir El búnker a los acontecimientos sería desarmarla de los elementos que lo convierten en un filme inquietante y fresco. ¿De dónde surgió la idea de encerrarse así por voluntad propia? El director Nikias Chryssos responde:
"Mis abuelos tenían una casa para vacacionar en Suiza, que construyeron en los cincuenta y tenía un búnker. Era la época de la Guerra Fría y pensaban que podía caer una bomba o algo parecido, así que siempre había cosas almacenadas. De ahí salió la idea de alguien que fuera a aislarse a un lugar, acabara en un sitio así de claustrofóbico y tuviera que enfrentarse a varios obstáculos. Pensé en cuáles podían ser y tuve la idea de una pareja rara que formara una familia, que se vuelve una distracción constante".
Estamos ante una producción con evidentes influencias eclécticas, pues transita entre el thriller, el horror y la comedia. "Hay influencia de varias películas, por supuesto; no quería que fuera de un solo género, sino que quería mezclar los elementos, lo cual fue un reto para mí. Puedes ver algo de varios directores, como David Lynch y Stanley Kubrick, pero también algo de los hermanos Marx, o hasta cosas bobas, como Ben Stiller en Zoolander. También hay influencia de otras cosas, como los cómics, desde que un amigo me dio un montón de ellos y fue algo muy liberador para mí, porque en ellos puede pasar cualquier cosa. En la parte estética, nos basamos mucho en pinturas al óleo".
En efecto, la cinta no intenta ser realista en ningún momento. Se sitúa en una época indeterminada y juega a la incertidumbre y a lo oculto: nunca se nos revela el nombre del protagonista (a quien se refieren siempre como "el Estudiante"), ni su objeto de estudio, ni la verdadera edad de Klaus (de supuestos ocho años, pero que parece ser un adulto con algún tipo de retraso), ni el origen de un ente sobrenatural que habita en una llaga en la pierna de la madre (Oona von Maydell).
Pero lo que la película tiene de estrambótica, también lo ostenta de atinada en su retrato del clan neurótico. La relación familiar es una joya de la psicología: vemos la búsqueda del deber ser, una madre castrante, un hijo dependiente. Chryssos comenta que no consultó a un experto para hacer esto, sino que habló mucho con los actores y leyó varias fuentes para dar con estos personajes. "Intento recordar, pero creo que no hablé con nadie en específico. Sin embargo, sí recuerdo a Sigmund Freud y todos estos elementos arcaicos, aunque no los consulté directamente. Para el papel de Klaus fuimos a la primaria en la que el actor estudió de niño para observar su comportamiento y fue muy divertido."
El caos de géneros y atmósferas de la cinta se debe en realidad a una técnica calculada para dar la ilusión de ser azaroso. La cámara, vestuario, iluminación y fotografía contribuyen en buena medida a lograr esta sensación. No obstante, la película llega a mostrar algo de sus costuras e intenta ser excéntrica tal vez con demasiado esmero. Parte de su estilo es la teatralidad de los personajes, indumentaria, luces y gags; la presencia sobrenatural, al final del día, parece prescindible, ya que no contribuye ni altera demasiado el transcurrir de los acontecimientos.
Aun así, El búnker alcanza a delinear muy bien la relación entre los personajes y a construir un final muy bien llevado a cabo, en el que cada uno termina en el lugar que su desarrollo en la cinta lo llevó a tomar. La mujer, que en principio parece sumisa y recatada, se revela manipuladora y sensual; por su parte, el padre resulta ser más blando de lo que aparenta al inicio. Las sorpresas las dan el estudiante y el hijo, cuyos papeles en esta familia disfuncional acaban por redefinirse.
El búnker. Dir. Nikias Chryssos. GIFF 2015. Auditorio de la Universidad de Guanajuato. Mier 22 de julio, 5pm. Gratis.