Al lado de su padre, Alfonso Cuarón, el joven cineasta Jonás Cuarón demostró en Gravity sus habilidades para escribir historias en las que el ser humano se confronta con entornos abiertos, donde la naturaleza parece su enemigo, pero también ofrece momentos de tregua. Esta esencia también se percibe en Desierto, su segundo filme como director.
“Siempre me ha interesado el tema de la supervivencia y del hombre sumergido en el medio ambiente, porque en esos contextos, cuando caminamos con la naturaleza en contra, es cuando volvemos a nuestro estado más primitivo. Todos tenemos la preocupación primordial de sobrevivir. Es la manera en que empujas la historia a un punto en el que todo ser humano puede conectar con los personajes”, explica.
En la película se ve a un grupo de migrantes –con Gael García Bernal como estelar– que intentan cruzar el desierto para llegar a Estados Unidos. No es la “migra”, sino el entorno natural y un minuteman (civil que cuida la frontera entre Estados Unidos y México) los que se convierten en enemigos de los viajeros. De estos elementos se apoya Jonás para iniciar un juego del gato y el ratón.
“Por el bagaje y los trabajos del mismo tema que ha producido Gael, supe desde el inicio que ese personaje sería para él. Había otro rol muy importante, el desierto mismo. En el primer tratamiento del guión escribimos muchas escenas que se basaban en desiertos como los imaginamos por las películas, pero después de explorar varios entornos así en México y Estados Unidos hicimos bien el guión y fuimos más específicos sobre los tipos de paisajes que necesitábamos. Me recordaban a las locaciones que Sergio Leone utilizaba en sus westerns”, añade Cuarón.
Elegir un desierto como escenario, en el que cada roca o la vegetación contribuye a la narración de la historia, no sólo repercutió en el desarrollo de la trama; además implicó un esfuerzo extra por parte del elenco.
“Eran días muy largos e intensos. Los actores hicieron sus propios stones, porque no teníamos muchos elementos; Gael se trepó a las cornisas, por ejemplo. Esto se logró gracias a que confiaron en mí, pese a que filmamos en un ecosistema como el desierto", comenta.
Además, los actores tuvieron iniciativa para prepararse físicamente y así resistir las largas jornadas de grabación. Según cuenta el cineasta, los actores se organizaban para salir a correr en las mañanas en grupo. "La película que demandó físicamente mucho de ellos”, finalizó.