El director Celso García es conocido por su cortometraje La Leche y el Agua, proyectado en 46 festivales de cine y galardonado con 26 premios internacionales, entre ellos, el Mayahuel del Festival Internacional de Cine de Guadalajara y el Premio a Mejor Cortometraje del Festival de Cine de Huelva.
La delgada línea amarilla es su primer largometraje y empezó a trabajar en él hace ocho años. La idea le surgió mientras viajaba a San Luis Potosí, vio a unos trabajadores pintando las líneas de la carretera y supo que quería “contar una historia honesta y sencilla”, más que enfocarse en “una realización que fuera complicada en técnica.”
Su estreno mundial fue en marzo del 2015 durante el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, y contó con el apoyo de Guillermo del Toro como productor. Antes de llegar a salas comerciales, el filme se exhibió en España, Italia, Australia, San Diego, India, entre otros países.
El filme cuenta con 14 nominaciones al Ariel ¿cuál fue tu primer pensamiento al saberlo?
Fue una gran alegría. No nos lo esperábamos. Estábamos Damián y yo en un festival de cine en Panamá. Al saberlo brindamos por el trabajo y esfuerzo de todos aquellos que pusieron su corazón en hacer esto realidad, el ser reconocidos.
¿Cómo sentiste la recepción del público en los diversos festivales de cine en que se presentaron?
¡38 festivales hasta la fecha! ¡y 21 premios! No podría estar más satisfecho. Consideraba que era una historia muy mexicana y temía que no conectara con el público extranjero. Ahora veo que La delgada línea amarilla es una historia universal, que habla sobre la hermandad, amistad y cómo los humanos entretejemos historias con la gente más cercana a nosotros, creo que eso hizo que esta historia trascendiera y conectara con todo tipo de público.
¿Imaginaste en un principio a Damián o a Joaquín Cosío como personajes de tu película?
Como guionista me sirve mucho tener en mente actores, ¡y sí siempre pensé en ellos! Tracé los perfiles de los personajes con ellos en mente. Y una vez que tuve el guión listo, se los mandé. Tuve suerte de que nuestras agendas se sincronizaran y que coincidiéramos en las siete semanas que duró el rodaje.
¿Es cierto que hubo improvisación por parte de los actores?
Más que improvisación, es darles libertad. Tienes a estos grandes monstruos de la actuación y tienes que aprovechar su experiencia. No tuvieron que seguir los diálogos al pie de la letra, agregaron lo que consideraron oportuno, todo aquello que pudieran aportar al guión.
Es curioso como en esta película la presencia de las mujeres parece lejana, como en un sueño... o en un paraíso al que llegan los protagonistas.
Sin buscarlo La delgada línea amarilla terminó siendo una historia muy masculina... no machista. Creo que muestra el otro lado de la masculinidad, no al típico macho mexicano sino a hombres que tratan de retomar el camino. Por ejemplo, en el caso de la hacienda, las mujeres estuvieron ahí para darles confort, consuelo y regocijo. Son figuras maternas que los protegieron de la tormenta.
Siguiendo la idea de trazar tu camino ¿cuál es la siguiente línea a pintar en tu carrera?
Estoy preparando mi segundo largometraje, se llama Velvet (Terciopelo). Está inspirado en Juliana Pastrana, mejor conocida como la mujer mono o más fea del mundo. Ella era de Sinaloa y vivió en 1834 rodeada por verdaderos monstruos. Estoy dándole tratamiento al guión, el rodaje será más complejo porque será en inglés, filmaré una parte en México y otra en Estados Unidos. Aún no encuentro a quién interpretará al personaje, en estos momentos estoy enfocado en reconstruir su vida y cómo se sentía. Espero encontrar actriz muy pronto, será un reto muy grande como director.
La delgada línea amarilla estrena el vie 1 de julio.