Este fue un buen año para México en la pasada edición del Festival de Cannes. El premio más importante, sin duda, fue el reconocimiento como mejor director que se le otrogó al Amat Escalante.
Heli surge a partir de lo que está ocurriendo en México con la guerra contra el narcotráfico y como ha cambiado la conciencia y la percepción de sus habitantes
Es complicado explicar esa sensación de que estamos invadidos por el crimen organizado, pero sin saber quiénes lo integran, de dónde salieron, qué es lo siguiente que harán. Así que decidí transmitirlo a través de imágenes. Considero que existe una secuencia en particular donde reflejo esa impresión, que es aquella donde una camioneta del ejército llega a la casa de Heli y surge esa angustia de saber si llegaron para proteger o para intimidar.
¿Cómo te documentaste para abordar el tema?
Existen muchos elementos en Heli surgidos de noticias reales: el entrenamiento militar en el que se obliga a Beto a rodar encima de su propio vómito está sacado de un video que circuló de Internet; me encontré en YouTube varias grabaciones similares a las que hacen los niños en las escenas de tortura. Con el secuestro me inspiré parcialmente en un suceso que se dio en Guanajuato: una cámara de seguridad en una gasolinera captó cómo un grupo de cazadores llegaron para llenar el tanque a su automóvil y de repente llegaron unos militares, los recogieron, los llevaron a una casa de seguridad y los asesinaron, sin saber el motivo.
En tus tres trabajos anteriores, los personajes se conducen a partir del arrepentimiento por una decisión arbitraria, ¿por qué optas colocarlos en esa situación?
Es la primera ocasión que alguien me menciona esto; así que no me queda más que reflexionar acerca de qué culpas estoy cargando realmente; porque las películas que he hecho provienen dentro de mí, son personales, no autobiográficas, pero sí son puntos de vista de cómo percibo la vida, para compartirlos al público que se acerque durante hora y media a la sala.
En Heli encontramos un uso de encuadres que dicen más de lo que se ve en primera instancia. ¿Cómo pensaste el lenguaje de Heli?
Lo que me he dado cuenta conforme he ido filmando es que las partes que más me gustan de mis películas, son aquellas donde se van explicando las acciones de manera visual y la historia se dirige hacia adelante a base de imágenes; eso me gusta, me excita.
Por ejemplo, a mí me gusta el plano cuando se da el secuestro: únicamente vemos la camioneta a lo lejos, mientras un trueno no sólo vaticina una tormenta, sino lo que le ocurrirá a los personajes
Sí. Ese tipo de tomas son una suerte de trucos. En un principio, podría parecer una obviedad ese trueno; pero aposté por su efectismo; porque logra evocar sentimientos sin que yo tenga que explicar lo que ocurre con un diálogo. También tiene que ver con el hecho de que yo casi no utilizó música, entonces esos cues de sonido, aportan mucho para mí.
Estos trucos me los transmitió en gran medida un editor turco llamado Ayhan Ergürsel, quien es colaborador de cabecera del director Nuri Bilge Ceylan; y con quien trabajé en Los bastardos.
Has hecho hincapié al mencionar que lo filmado es una búsqueda para que el contexto del país se revierta. Viendo la última secuencia de Heli, con los personajes ya corrompidos moralmente, me da la impresión que en realidad el mal ha ganado
Sin meter ningún spoiler, el final para mí es que en la infancia, en este caso Estela, está el futuro de una sociedad, por más cursi que suene esto, es real para mí. De hecho, ese es uno de los temas de varías de mis películas favoritas como M. el maldito (Fritz Lang, 1931) o La noche del cazador (Charles Laughton, 1955).