El 26 de abril de 1986, la central nuclear soviética Vladímir Ilich Lenin —ahora Ucrania—, fue testigo del único accidente nuclear que se ha equiparado a Fukushima, Japón, en la Segunda Guerra Mundial.
El incidente, de alto impacto político para entonces menguante Unión Soviética, ha sido poco explorado en la pantalla y la cultura popular. Sin embargo ahora, bajo la dirección de Johan Renck (Downloading Nancy, The Walking Dead) y con un guion de Craig Mazin —inspirado, en gran medida por el libro Voces de Chernobyl—, las historias detrás de este fatídico evento llegan a HBO el 10 de mayo.
Contada desde diferentes ángulos, y basada en una investigación que retoma el lado científico y político, y el costo social y cultural, la serie simplemente titulada Chernobyl se vale de un espectacular elenco encabezado por Emily Watson, Stellan Skarsgard, Jessie Buckley y Jared Harris para explorar tanto los motivos como las consecuencias de uno de los eventos más lamentables de finales del Siglo XX.
Al respecto, platicamos con su protagonista, la dos veces nominada al Oscar, Emily Watson.
¿Cuál fue el desafío emocional más fuerte al que te enfrentaste, tomando en cuenta las historias que conociste leyendo Voces de Chernobyl y preparando este personaje?Tuve dos cosas que fueron de gran ayuda. En primer lugar, la gente de HBO nos dio acceso a muchísima información científica y técnica de lo sucedido. Mucha, debo confesarlo, no duraba más de dos segundos en mi memoria. Sin embargo, hubo muchas cosas realmente accidentales que fueron primordiales para este proyecto; recuerdo salir de una exposición del escultor Modigliani en Londres cuando, del lado opuesto, me atrajo mucho otra exposición que resultó estar a cargo de un artista conceptual ruso que se llama Ilya Kabakov, que vivió mucho tiempo en el exilio. Su obra habla mucho de lo que era vivir en el sistema soviético y en la exposición vi dos piezas que me afectaron muchísimo. Una de estas era una copia de una pintura de los años treinta, en la que se ve a una mujer que acaba de ser excluida del partido comunista y en su rostro se ver cómo no está convencida de lo que ha hecho, y cómo está procesando el hecho de que ahora vivirá una mentira. Para mí eso resonó cuando hice esta miniserie. Siempre recuerdo cuando Gorbachov dijo que Chernobyl representaba el principio del fin para la Unión Soviética, ya que a partir de ese momento era evidente que no podían mantener el control desde el aislamiento.
¿Crees que la importancia de contar esta historia adquiere más fuerza, no solo por lo político, sino también por la crisis de medio ambiente que estamos atravesando? ¿De qué manera sirve el legado de Chernobyl como un cuento cautelar?
Es absoluta y devastadoramente crucial. Primero, porque la manera en la que explotamos el planeta para consumir energía es brutal. Se dice que hemos consumido más de estos recursos a partir de que tenemos conocimiento del calentamiento global, que antes de todos esos estudios. Pero lo que también exploramos aquí es el valor de la verdad como moneda de cambio, así como la forma en la que ésta se ha ido demeritando. La historia de Chernobyl es también una lección sobre los peligros de no permitir a la gente decir la verdad.
Ya dijiste que mucho de esta miniserie está inspirada en diversos hechos reales. ¿Cómo trabajas este entretejido de historias para moldear una sola y desde un personaje específico?
Como actriz, mi trabajo es visualizar la historia completa y elegir cuáles serán las razones por las cuales mi personaje debe existir en ella. Una vez que eso está claro, es solamente cuestión de encontrar los caminos dentro de la narrativa por los cuales puedo avanzar. Esto se hace con la ayuda del director y desde lo que ya existe en el guion, pero es importante hacer esos trazos para facilitar el camino.
Chernobyl HBO. Viernes 10 de mayo.