El Jockey:hablamos con las mentes detrás de esta inusual cinta

El Jockey es de esas grandes sorpresas que nos encontramos en el cine este año. La seleccionada de argentina para competir por Los Oscar este año nos cuenta una historia por demás interesante que raya en lo surreal sobre un jinete de caballos de carreras que tiene que morir para lograr ser amadx. 

El productor mexicano Julio Chavezmontes (Triangle of Sadness, 2022) está detrás de la nueva película de Ortega, que en su reparto cuenta con el actor argentino Nahuel Pérez Biscayart y el respetado actor mexicano Daniel Giménez Cacho. Los tres platicaron con Time Out México sobre esta inusual cinta.

¿Qué es lo que les atrae de hacer cine que no cae en lo convencional?

Daniel Giménez Cacho: Eso, mero: estar en una película original en la que no tienes la sensación de: ¡Esta ya la vi! Lo que me atrajo es este personaje, que es un mafioso del bajo mundo de las apuestas, pero con una sensibilidad y un aliento poético que rara vez se encuentra.

Julio Chavezmontes: Para mí, es esa emoción de estar en una película que puedes habitar como espectador, que les da cabida a tus sentimientos, a tu mirada, donde necesitas estar presente. Vivimos en una época en la que casi nada requiere que estemos presentes, de hecho, es lo contrario: las cosas nos invaden y más bien nos habitan. Es una película que te propone una experiencia que se infiltra en tu percepción, sin recurrir a modismos ya muy vencidos o repetidos.

Nahuel Pérez Biscayart: En el contexto del cine latinoamericano, es como una película que es muy de Buenos Aires, pero tiene una especie de abanico, de voces, de colores, de texturas, que también la vuelven especial, sin traicionar una narrativa que es muy propia. Es como una gran invitación a vivir un viaje de libertad.

¿Hubo inspiración para crear a Manfredini? ¿Tú aportaste algo a la creación de este personaje o fue Luis Ortega quien ya lo tenía muy delineado?

Nahuel Pérez Biscayart: Luis Ortega fue quien lo construyó. No hubo una inspiración directa, hubo más una evocación de muchas cosas, en los diálogos con Luis y en algunas lecturas. Bueno, hay un personaje argentino que es el Pity Álvarez, el cantante de Viejas Locas e Intoxicados, que es alguien muy autodestructivo, clavado en las sustancias. Entonces, él pudo haber sido una inspiración. Escuché un podcast sobre su vida que me pareció muy interesante, pero, en general, nunca trabajo con una referencia directa.

Señor Daniel Giménez Cacho, usted ha trabajado con directores de todas partes del mundo, pero ¿qué encontró en Luis Ortega que lo hace único?

Daniel Giménez Cacho: Bueno, tiene un talento particular para poder hablar de cosas trascendentes de la existencia humana, pero con gracia, humor, ligereza y mucha autenticidad, porque finalmente él habla de lo que le inquieta y presenta lo que él anda buscando. Él huele lo que no sabe y busca cómo ponerlo en la película. Es un arte poder hablar de cosas difíciles, complejas como la existencia humana, pero con mucha ligereza y gracia.

Más allá de ser el personaje principal, ¿cuál es el simbolismo que le encuentran al jockey en la película?

Nahuel Pérez Biscayart: El jockey vive bajo adrenalina y no toca el suelo con sus propios pies, lo hace a través de las patas del caballo. Ahí hay una quimera extraña de cómo atravesar el mundo. Algo conecta más metafísicamente con ese estadio superior, que es ir más allá de la velocidad, de la adrenalina y del riesgo.

Daniel Giménez Cacho: A mí se me hace que es un gran acierto de Luis haber encontrado esta metáfora de la vida, ¿no? La vida es una carrera. Y, ¿cómo la corres? ¿Corres tú, corre el caballo, eres corrido? ¿Vas de prisa? ¿Estás en una pista? Se me hace una metáfora muy divertida.

Julio Chavezmontes: Es una película que puede sostener muchas interpretaciones, no hay una lectura definitiva y nosotros somos simplemente espectadores. Lo hermoso es que quien la vea puede encontrar algo distinto a lo que yo vi. A mí, por ejemplo, lo que me atrajo del guion fue la idea de alguien que estaba justo en este mecanismo de correr y correr, aunque no tenga la voluntad para hacerlo. ¿Qué significa eso?

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