El viaje de 17 años ha terminado, esta aventura que nos invitó a formar parte Vince Gilligan en 2005 con Breaking Bad llegó a su final esta semana con el último episodio de Better Call Saul, precuela de la exitosa serie y un poco del futuro en donde también tuvimos una road movie llamada El Camino protagonizada por Aaron Paul.
No se preocupen por spoilers ya que se tocaré mínimos detalles del desenlace de la serie que no arruinaran la sorpresa, aunque recomiendo leerlo después de haberlo visto.
Al final Better Call Saul nos deja dos cosas claras, la primera; que nunca intentó ser Breaking Bad, su tono, su estilo visual, sus diálogos y hasta el ritmo era totalmente distinto a la serie de Walter White. Los momentos más intensos se llevaron a cabo en los juzgados donde las palabras hieren más que balazos. El último episodio de ambas producciones son tan diferentes que hasta parece que no son hermanas, pero siempre encontramos guiños elegantes que solo una mente como Vince se da el lujo de poner sin afectar lo que estamos presenciando. Además, que con esta conclusión redimen ciertas injusticias que Breaking Bad había dejado como las de Hank y Steve Gomez, quienes fueron unas victimas y reciben justicia ante los ojos de Marie (quien esperemos este llevando una blusa morada en la escena en blanco y negro). La segunda cosa es que todo siempre fue una historia de amor entre Kim y Jimmy, el amor más grande y a la vez peligroso que hizo a ella querer alejarse porque estar con Jimmy significaba estar cerca de Saul y Kim no podía controlarse junto a él llegando a convertirse en lo que siempre juró no ser: su mamá. El villano a vencer en toda la serie no era Gus Fring, Chuck McGill o la familia Salamanca, siempre fue Saul y solo Kim tuvo el poder para derrotarlo, Jimmy lo hace un lado para poder estar “lo más cerca posible” de ella que es su alma gemela. Esa escena de los dos fumando con la sombra de los barrotes de la ventana cubriendo su cuerpo, es poesía pura porque representa el dolor, la pasión y la redención que los personajes están sintiendo mientras inhalan micótica.
Las seis temporadas de Better Call Saul estuvieron acompañadas de intensidad, oscuridad, diversión, momentos emocionales y unos personajes únicos que tal vez no volvamos a encontrar en otro show. Rhea Seehorn es un regalo del Dios de la televisión para todos nosotros porque logró darle personalidad a Kim Wexler, el mejor personaje de los últimos años en las series. También podemos estar agradecidos que Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks) pudo estar más tiempo con nosotros. En Breaking Bad se robaba escenas, pero en esta serie demostró lo que siempre sentimos y tanto oculto, detrás de esa personalidad de hombre duro esconde una buena persona preocupada por el bien de las personas que le importan. Esto ya lo habíamos sentido con la relación que tenía con su hija y nieta, a veces hasta con Jesse Pinkman, pero en este show pudimos cono su compasión e interés por los demás, aunque sea ayudándolos a tener una muerte rápida y no dolorosa, estos detalles hacen que su futuro destino en manos de Walter White sea una herida punzante. Mike es otra razón para agradecer la existencia de Better Call Saul.
La importancia de la estructura y de un desarrollo pensado lo podemos encontrar en esta última temporada, la cual por más que tratamos de adivinar a dónde se dirigiría nos sorprendió porque siempre tuvo un camino fijo (con algunos muertitos) el cual no vimos o pensamos que tomaría ese camino, pero que uniendo todas las piezas tiene el sentido y es fiel al universo. Cada acción, palabra, situación tenia repercusión en un futuro y eso solo significa del trabajo cuidadoso de Vince y Peter Gould con su equipo de guionistas, hasta situaciones pequeñas que ocurren en los primeros episodios de Breaking Bad tienen importancia en los últimos de esta producción que acaba de terminar, sin olvidar esas escenas homenajes en la que los protagonistas se enfrentan a situaciones parecidas que son filmadas con un estilo similar que lo notas cuando las comparas.
Me gustaría pretender que Better Call Saul más que una precuela es la serie completa y Breaking Bad es la serie que se desarrolla en medio de la otra. Ambos protagonistas de las dos series tienen hambre por qué se les reconozca su ingenio y habilidades y este hecho hace que se alejen del eje moral llevándolos al lado oscuro disfrazado de un alter ego como Heisenberg y Saul. Hasta el último momento Jimmy siempre fue una buena persona que se dejó abrazar a Saul, pero fue Kim quien le ayuda a recuperar su alma por lo que mientras la historia de Walter White termina de manera agridulce a Jimmy McGill le ofrecen lo más cercano a un final feliz.