Según muchas telenovelas, películas y series mexicanas, la madre es la figura perfecta, completamente amorosa y sufrida, que da todo por sus hijos. Si no es así, es una villana, una mala madre. Todo es blanco o negro, pero la realidad resulta ser mucho más compleja y gris.
Restos de viento es una de esas propuestas mexicanas que vale la pena revisar, tanto por su mensaje como por todo el talento detrás que la impulsó.
Uno de ellos es la actriz argentina Dolores Fonzi que, aunque ya tiene una trayectoria importante en el cine y televisión de su país —junto a Ricardo Darín y con directores como Santiago Mitre—, se deja llevar con esta historia como Carmen, una madre que tiene que luchar contra sus demonios para salir a delante con sus hijos.
Buscamos a Dolores para que nos contara más sobre Restos de viento, su papel como una madre deprimida y como fue trabajar con la directora mexicana, Jimena Montemayor.
Esta es tu primera película en México. ¿Cómo fue el proyecto y cómo te resultó trabajar en el país?
Jimena Montemayor me contactó conmigo por medio de una amiga, me mandó el guion, me gustó y la empecé a conocer a través de skype y mails. La vi por primera vez tres días antes de rodar. Viajé un jueves y nos conocimos el lunes. Por eso creo que fue más una cosa mística de creer en las percepciones que otra cosa. Sobre trabajar en México: soy fan de México, me encanta todo y me parecía una propuesta irrefutable.
Carmen es un amadre deprimida, y esto genera cierta irresponsabilidad con sus hijos, sin embargo, se nos muestra que los ama profundamente, ¿cómo fue representar estas contradicciones en tu personaje?
Restos de viento habla del limbo que viven las víctimas de este tipo de pérdidas y cómo lo viven. Sí es cierto que varias cosas que hace Carmen pueden ser juzgables, pero a la vez creo que lo interesante de la película es entender y respetar como cada persona vive los traumas de dolor o duelo. Eso es importante para representar a Carmen. Ella es una mujer sin marido, que vive en otro país y está sola con sus hijos. Es verdad que en el transcurrir de este dolor descuida a sus hijos, pero es la manera en como cada uno sobrevive a sus tragedias. Me parece que el desafío de hacer a Carmen era hacer a una mujer que, más allá de ser madre de dos hijos, debía permitirle vivir su dolor a su forma.
¿Cómo fue trabajar con Jimena Montemayor?
Es una directora muy inteligente, sensible y perceptiva. La manera en la que muestra lo sensorial, en las atmosferas y en lo climático, lo hace muy bien. Trabajar con ella es súper agradable y divertido, la pasamos muy bien.
Hablando del rodaje, ¿cómo fue la dinámica con los niños?
Fue muy buena. Los niños habían estado entrenándose en un taller, estaban muy preparados para el rodaje y para convivir conmigo. Era muy lúdico y había muchos juegos. Fue una experiencia muy agradable para ellos.
Montemayor comentó que ella quería a una actriz argentina para generar cierto sentimiento de aislamiento, ¿te llegaste a sentir así?
Claro, estaba bien porque me iba del hotel al rodaje y del rodaje al hotel, como un deportista concentrado. Siento que esto hizo que le agravara el estado de dolor al personaje porque además de la perdida tenía que vivir con el desarraigo y la soledad, eso la aislaba aún más.
¿Tienes más proyectos en México?
No. Estoy filmando en Chile una película llamada Distancia de rescate de la directora Claudia Llosa.