Netflix comienza el año con un éxito grande: la película de acción mexicana Contraataque se ha convertido en el primer fenómeno de 2025. Lleva dos semanas como lo más visto en la plataforma, superando los 22.1 millones de visualizaciones, ocupando el primer lugar en 38 países y posicionándose en el top 10 en 85. Dirigida por Chava Cartas, la cinta sigue al capitán Armando Guerrero (Luis Alberti) y su escuadrón de élite, quienes, tras rescatar a dos rehenes, se convierten en el objetivo del despiadado cártel "El Enjambre", liderado por Josefo "El Aguijón" Urías (Noé Hernández). En medio de la violencia y el caos, Jorge "Pollo" (Luis Curiel), un joven atrapado en la batalla, deberá decidir de qué lado estar.
Platicamos con Noé Hernández y Luis Curiel sobre sus personajes, la intensidad de las escenas de acción y el impresionante impacto global de la película.
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¿Cómo ha sido para ustedes que la película haya roto récords y conectado con tantas personas?
Luis Curiel: Estamos muy contentos, la verdad. Me siento muy afortunado de que la película la esté rompiendo en tantos países. Cuando la estábamos haciendo, sabíamos que era un proyecto especial, que tenía mucho corazón y mucha entraña. Ver la repercusión que está teniendo y que tantas personas en el mundo están reconociendo esta historia me llena de orgullo, porque es una historia mexicana hecha por mexicanos para el mundo.
Noé, ¿cómo fue construir a Josefo "El Aguijón" Urías, el villano de la historia?
Noé Hernández: Lo primero fue leer el guion y entender qué buscaba la historia. Debo decir que estaba muy bien escrito y argumentado; eran claros los motivos, las razones que mueven a los personajes, los conflictos, sus circunstancias, y la manera en que todo se teje magistralmente. Más allá del estereotipo, mi personaje estaba bien construido. A partir de ahí, surgió un diálogo con el director, Chava Cartas, una comunicación franca y directa para entender hacia dónde quería llevar la película, descubrir su lenguaje y discurso. Chava es un gran director con mucha experiencia en cine comercial, y aquí se nota. En ese sentido, siempre digo que el actor debe ser como plastilina, moldearse según la visión del director. En esta ocasión, me tocó hacer la parte negativa de la historia, encarnar al personaje desde esa mirada.
Luis, formar parte de los "Murciélagos", este escuadrón de élite, requería un entrenamiento tanto físico como mental. ¿Cómo fue la preparación?
Luis Curiel: Estuvimos nueve semanas entrenando con Fidel Cerda, un experto en artes marciales. Nos ayudó no solo con las secuencias de acción y el combate cuerpo a cuerpo, sino también con la mentalidad. Fue un entrenamiento muy particular porque trabajó en cambiar nuestra forma de pensar, derribar nuestras barreras del ego, enfrentarnos a lo que nos dolía para hacernos más fuertes. Fue un proceso intenso de adaptación, de replantearte muchas cosas, de conectar con la disciplina y el rigor. Nos hicieron sentirnos como una unidad, un solo equipo, y fue muy bonito.
Después, nos encuartelaron con las fuerzas especiales durante una semana. Ahí tuvimos todo tipo de clases: intervención táctica, fusil de asalto, campaña, explosivos, primeros auxilios. Nos despertaban a las cuatro de la mañana para bañarnos con agua fría y a las cinco ya estábamos en los honores a la bandera. Ese momento, ver la bandera izarse con todas las tropas, me sigue conmoviendo. Nos llenó de energía y nos hizo entender la disciplina y el esfuerzo de los soldados. Además, aprendimos que las fuerzas especiales mexicanas están rankeadas a nivel mundial en lugares muy importantes. Muchos ejércitos extranjeros vienen aquí a entrenarse con ellos. Eso nos hizo sentir orgullo y admiración.
Noé, tu personaje maneja unos silencios perturbadores. ¿Cómo logras decir tanto sin palabras y provocar miedo solo con la mirada?
Noé Hernández: A mí me encanta trabajar con el silencio, porque a veces se dimensiona de una manera abrumadora. El diálogo significa lo que significa, pero los silencios se expanden y se vuelven más grandes que las palabras. Como actor, encontrar ese silencio y expresarlo es fascinante, pero también es algo que se trabaja en el set. Son propuestas que se construyen en el rodaje con el director. Chava decía: "Esto funciona, trabajémoslo así", o a veces, "No, busquemos otra cosa". Es un diálogo constante, una comunicación entre el director y tú.
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