Aunque las cadenas comerciales han refinado algunos aspectos de la experiencia de ir al cine —desde los boletos numerados y la venta por internet hasta las salas VIP y 4D— también hay veces en las que uno echa de menos los tiempos en los que escoger los asientos era todo un ritual, la cartera no se vaciaba después de comprar un combo de palomitas y las paredes no vibraban por las explosiones de la película de acción de la sala de al lado.
Cinema Coyoacán trata de rescatar esos pequeños detalles. Después de casi una década de abandono, el predio ubicado en Coyoacán se dio una manita de gato: ahora los candelabros de cristal y alfombras rojas en su amplio lobby recuerdan el esplendor de los cines clásicos de la CDMX.
En una sola sala con 250 butacas se proyecta uno de los estrenos más importantes de la cartelera comercial durante toda la semana, tanto doblado como subtítulado al español en cuatro diferentes horarios, y los títulos se cambian cada viernes. El cine procura mantener una selección variada de géneros y ofrece proyecciones con alta calidad en imagen y sonido.
El precio por boleto es siempre el mismo: $50, y aunque la compra es directamente en taquilla, también se puede reservar por internet —aunque apartarlos no garantiza el lugar, ya que los lugares no están numerados. La dulcería cuenta con todos los antojos básicos: palomitas, refrescos, nachos, hot dogs y dulces. Anexo al complejo hay un estacionamiento público, con espacio para 350 autos, y un foro que ofrece shows nocturnos de comedia (ambos ajenos a la administración del cine).
Si lo que buscas es ver ese gran estreno sin el ajetreo de ir a una plaza comercial o simplemente te gustaría vivir la experiencia de ir al cine como en décadas pasadas, Cinema Coyoacán es una buena opción.