Es imposible mencionar el apellido Jodorowsky sin recordar toda la magia que rodea a esta familia de artistas; Brontis Jodorowsky comenzó su carrera en 1973 con El topo, película que dirigió y protagonizó su padre, Alejandro Jodorowsky, con quien también trabajó en Santa sangre (1989) y La danza de la realidad (2013). Brontis posee una éxitosa carrera multidisciplinaria que ha transitado entre el teatro, la ópera, la TV y el cine.
Este 2018, Brontis le dio vida al alquimista parisino Nicolas Flamel en Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, que según la leyenda ha sido la única persona que convirtió el plomo en oro. A propósito de esto, nos contó sobre su papel en el estreno de la nueva saga de J.K. Rowling, que estrena el 16 de noviembre.
¿Cómo llegaste a Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald?
Después de entrevistar a algunos actores franceses me propusieron pasar el casting. No tenía la menor idea de qué película o papel se trataba. Algunos días después me invitaron a Londres donde David Yates —director de la película—me dijo que les había gustado mucho mi prueba y que les encantaría que fuera parte del proyecto. Fue un proceso simple y normal, pero con una súper sorpresa al final.
Al contrario de lo que se cree, Nicolas Flamel sí existió, ¿qué partes de su vida descubriste para entrar en el personaje?
Algo se sabe de él. Una calle en París lleva su nombre y su casa sigue ahí, ahora es un restaurante. También participó en la constricción de la torre Saint-Jacques que está en el centro de París. La leyenda dice que fue el único alquimista de la historia que logró hacer oro a partir de plomo. Consiente del veneno que es la codicia, lo hizo con discreción y medida para distribuirlo entre los pobres. De todas maneras, real o no, todo personaje es una ficción a partir del momento que se encuentra en un relato, una película u obra de teatro, lo que cambia en un personaje histórico es que se le puede —de cierta manera— invocar como un espíritu aliado benévolo, esa es la única diferencia, tu vas hacia lo escrito en el guion, lo que actué es la visión de J.K. Rowling y David Yates. Si es personaje histórico puedes tener una imagen a la que le puedes rezar: “Ayúdame por favor a encontrar tu alma”.
Tu trabajo en el cine está relacionado con la magia como en El topo y La danza de la realidad. ¿Cómo te ayudó esto al participar en este filme?
Mi vida está conectada con la magia. Yo nací en México, un país donde existe; se consulta curanderos y tienen el Mercado de Sonora, donde se compran filtros de amor y polvos atraedinero. Mi carrera no solo incluye las películas que hice con mi padre; no sé si mi papel en Las tinieblas (Daniel Castro Zimbrón, 2016), Par Instinct (Nathalie Marchak, 2017) o 7 días en Entebbe (José Padilha, 2018), están relacionados con la magia.
Todo proyecto artístico tiene un poco de magia ya que se trata de este fenómeno extraño: la encarnación, volverse otra persona. Para mí, el universo de J.K. Rowling es como estar en México. Si uno desarrolla su actitud y sensibilidad, se da cuenta de que en la vida hay muchas cosas que se pueden llamar magia, muchos azares maravillosos, cosas que se conectas, parejas que se encuentra y que sus historias familiares están totalmente ligadas y se corresponden de manera extraordinaria.
Foto: Cortesía Warner Bros. Pictures.
David Yates dirigió las últimas entregas de Harry Potter y ahora está a cargo de esta saga, ¿cómo es trabajar con él?
Es alguien que conoce totalmente este universo. Creó que le caí bien porque la primera vez que fui al estudio me llevó a su oficina, donde trabaja con los productores y J.K. Rowling. Él es muy profesional, lo vi correr de un set a otro, algunas veces filmaba dos al mismo tiempo. El podrá ser un simple profesional, pero él guardó su mirada de niño, conservó su infancia. Cuando está en la escena contigo, ves en sus ojos esto y siempre lleva un sentido más profundo de lo que quiere meter en las cinco películas. Se ve que hay un contenido humano, hay un punto de vista casi político.
Dentro del mundo mágico siempre quiere que todo tenga una calidad humana lo que hace que te sientas bien para dar lo mejor. Si él no creyera en eso, el público y los actores no podría entrar al este mundo.
¿Cómo fue tu proceso de caracterización como Nicolas Flamel?
En mi preparación como actor de teatro trabajé el lado asiático del actor y en India dicen que el camino al alma son los ojos. Solo se reconocen mis ojos porque estoy transformado en un hombre de 600 años. Estudié sobre alquimia y del estado de la inmortalidad al que Nicolas Flamel llegó en su búsqueda.
Fueron tres horas y media de preparación. Dos personas trabajando en mi y yo sentado. No me podía dormir porque debo moverme un poco. Llegaba 4 horas más temprano que los otros actores, pero en realidad cuando me van cubriendo con estas prótesis, yo sentí como si fueran quitando capas de mi, como si fueran borrando a Brontis para que Nicolas Flamel pudiera aparecer.
Tienes varias escenas con Eddie Redmayne, ¿es tan carismático como en pantalla?
No solo es Newt Scamander, es un actor que tiene un Óscar. Es muy reconocido, por lo que bien pudo tener una actitud del star system, pero realmente no, fue encantador, muy humano. En la primera escena que tuvimos juntos, no sé como decirlo sin sonar vanidoso, pero se me acercó y me dijo: “qué bien lo hiciste”. A veces uno teme que actores con reconocimiento estén cerrados en su ego. Mi primer día de filmación fue con Dan Fogler —que interpreta a Jacob Kowalski— inmediatamente nos entendimos como actores, improvisamos cosas que se quedaron en la película. Para mí fue como llegar a una casa abierta con gente encantadora y amable.
Después de esta película, ¿qué proyectos tienes en puerta?
En noviembre se estrena en México y Finlandia, Bayoneta de Kyzza Terrazas que estelariza Luis Gerardo Méndez y luego tengo un par de proyectos que están en financiación; una película que se llama La Perla y la ópera prima de Pablo Lombardini que comenzamos a filmar en febrero o marzo en México. Además publico en España el libro Manual de codicia y tal vez una ópera en Santiago de Chile.