Tal vez el nombre de Aldo Escalante no te suena, pero si ves una fotografía de este actor inmediatamente lo recuerdas como Carmelo, el fiel asistente de Isabel Iglesias (Mariana Treviño) en la serie Club de Cuervos. Ahora protagoniza la película Fondeados, producción original mexicana de Netflix que estrena el 23 de julio. Aquí nos presentan la historia de Polo Ríos y su mejor amigo, Blas Solano (Ricardo Polanco), que quieren triunfar en la industria tecnológica con una aplicación que cambiará la manera en que nos comportamos en las redes sociales.
Esta comedia fue escrita y dirigida por Marcos Bucay, mente detrás de la famosa Colibritany (¿te acuerdas de “Mi sexy chambelán”?) y actualmente trabaja en la segunda y tercera temporada de Cómo sobrevivir soltero. Aldo Escalante platicó con nosotros sobre este filme que se burla de las compañías emergentes y el nuevo estilo de trabajo hipster.
¿Qué tanto conocías del universo de las startups tecnológicas?
Me sorprendió encontrarme con este mundo tan basto y distinto a lo que me había imaginado. El mundo del emprendedurismo y las apps me sorprendió porque me encontré con miles de gurús con la fórmula para hacerte millonario o crear el próximo Amazon. Es toda una mentalidad el crear algo fantástico o crear necesidades dentro de un mercado que evoluciona constantemente; eso lo convierte en algo muy volátil y tan poco tangible. Te voy a confesar que perdí dinero en las criptomonedas, el mentado bitcoin. No sabía que eran entonces dije le voy a entender, investigué, le entré a estas cosas y seguía a estos maestros entrepreneurs que aprendí varias cosas como hacer inversiones de largo plazo.
Después de muchos años trabajando obtienes el papel protagónico en una película que se podrá ver en todo el mundo, ¿Cómo te sientes al respecto?
Me anima a seguir adelante y a seguir intentando hacerlo mejor. Me emociona y abruma. Todo ha sido paulatino y exponencial entonces se ha sentido delicioso todo el camino porque he aprendido más del cine, de las plataformas y hasta de mí como actor. Cada que termino un proyecto, volteo para atrás encuentro cosas que debo mejorar para mi futuro, entonces este logro de Fondeados no lo veo como una meta sino como una cosa increíble que pasó y lo que sigue.
¿Cómo llegaste al personaje de Polo Ríos?
Fue por casting. Ya conocía previamente a Marcos Bucay, nos habíamos acercado para ver si trabajabamos en algo en un futuro y muchos años después volvimos a encontrarnos con este personaje al cual tuve que audicionar, pero cuando leí la escena que tenía que hacer me llamó mucho la atención por el lenguaje que manejaba y de lo que hablaba. Es un papel que al leerlo dices: ¡Quiero hacerlo! Díganme, ¿quién es la competencia para asesinarla?
Esta película exigía que Ricardo Polanco y tú tuvieran una complicidad única, ¿cómo la consiguieron?
Ricardo y yo nos conocimos a los 14 años, pero fue breve nuestro encuentro. Nos conocimos en un curso de actuación de pubertos y pasaron muchos años que no nos vimos, después nos encontrábamos en castings en los que solo nos saludabamos. Cuando obtuvimos estos personajes que son mejores amigos queríamos que la amistad no fuera solo de ensayos y lecturas. Los dos decidimos que necesitábamos conectar por lo que fuimos a comer y a conocer la casa de cada uno para platicar de nuestras vidas, intimidades, temores y esas cosas. Al final todo se dio natural y se siente en la película. Además de que tener un compañero tan bien preparado como Ricardo es una fortuna porque recaes en ellos, te sientes cómodo y más libre jugar porque sabes que estás seguro.
Eres un actor que no le tiene al ridículo con tal de provocar risas, ¿cómo llegaste a esto?
Una de las cosas que más me preocupaban de Polo es que este personaje cayera mal ya que era muy fácil por su forma de ser. Lo hablé mucho con Marcos, entonces quedamos que si ponemos a flor de piel la sensibilidad y lo ridículo del personaje tal vez saldría adelante sin problemas. A la vez tiene que ver con cómo mi carrera ha ido avanzando, por ejemplo no quería hacer comedia al inicio, mi plan era ser un actor dramático serio, pero Club de Cuervos y los trabajos subsecuentes fueron mi escuela de comedia porque me enseñaron a perderle miedo al ridículo. Como espectador, muchas veces es más fácil conectar con algo que nos duela, nos incomode o asuste si lo vemos de un lado chistoso.
Fondeados se enfrentó a la pandemia, ¿cuéntame sobre esta experiencia?
El rodaje empezó a principios de la pandemia y tuvimos que parar, nos faltaba un poco más de la mitad, pero no había de otra y hasta octubre del año pasado regresamos a trabajar. Esos fueron unos meses duros porque no sabíamos si íbamos a volver y no podía soltar el personaje porque tenía que acabar el proyecto. Polo se quedó ahí conmigo más de lo que hubiera imaginado. Qué debo admitir que hubo días en los que pensé que ya no se levantaría nunca más la película porque el costo para un filme con cuidados covid eleva el presupuesto a niveles altísimos. A pesar de todo el productor me buscaba seguido para decirme tranquilo si volvemos, pero yo no podía estar tranquilo, ya ves cosas de pandemia y estar encerrado hace que batalles con tus miedos.